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⚠️ CAPITULO EDITADO ⚠️

"Abrázala y
dale helado"























Aiden








—¿Podrías parar de cambiar la radio?

—No me gusta tu música Andy.

—Eso no fue lo que pregunté.— Unos cuantos baches descontrolaron el auto, solo un poco.— Se que estas nervioso pero el que juegues con la radio y muevas tu pierna cual sonaja de bebé, no ayuda mucho.

—Según el GPS faltan 20 minutos.— Dije ignorando a mi hermana, solo la escuche resoplar.

Para llegar al rancho de los Evans, debíamos tomar carretera, la más larga.

Pero mi hermana, gracias a su poco sentido de la precaución, en lugar de dos horas, hicimos solo una.

A lo lejos puedo ver una enorme pero sencilla... ¿Eso es una casa?

—¿Tu novia es rica?— Reí.

—No es mi novia, ademas, no es rica solo tengo entendido que es de buena familia.

—Entonces es rica.— Afirmó con simpleza.

Al bajar del auto, me giró hacia el coche de nuevo, mi hermana esta sentada en el asiento del conductor con la vista al frente.

—¿No vienes?— Ella sonrió y bajo del coche.

—Esperaba que lo dijeras.— Sonrió y enredó su brazo al mío.

Juntos caminamos hacia la puerta, ella toca el timbre y la puerta se abre dejándonos ver a los abuelos Evans.

—¿Ella es tu novia?— Pregunta recelosa la abuela señalando a mi hermana.

Ambos reímos pero ella responde por mi.

—Soy su hermana. Mucho gusto.— ambas se saludan, la abuela nos adentra en la casa donde varios gritos se escuchan y de pronto ya tenemos demasiado ojos mirándonos.

—Hey viniste.

—Hola, Blake ella es Andrea mi hermana.

—Mucho gusto.— Mi hermana se acerca más a mi, intimidada por la gran cantidad de personas en el lugar.

—¡Niño! Ven, vamos rápido.

El abuelo Francisco me coloca un bote de helado de pistache en las manos, 4 cucharones y me obliga a subir unas escaleras seguido de mi hermana y Blake.

—Ahí esta.— Señala una puerta de color amarillo.— Dale el helado.

Camino con cuidado hacia puerta, doy un par de pequeños golpecitos y cuando escuchó un "No quiero ver a nadie" decido entrar.

—¿Y si vengo con helado de pistache?

Entro a la habitación obscura, escuchó unos pasos fuertes y de pronto ya tengo algo sobre mi.

—¿Por qué tardaste tanto?— Llora Morgan en mi oído. —Me duelen los pies y creo que vomitare.

Dejo el bote de helado en el suelo y la abrazo. Ella me toma con fuerza y aún así puedo sentir como tiembla.

Ella respira con fuerza y sus lágrimas mojan mi cuello.

—Yo... no se que hacer con lo del vómito pero puedo darte masaje en los pies, todo estará bien, tienes que calmarte o el bebé se pondrá a llorar.

Quiero ser el padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora