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"Asustadamente
emocionado"











Aiden.

La veo mirar fijamente aquella barra de chocolate que Owen le obsequió.

Tiene al rededor de 15 minutos mirándola como si fuese la última del mundo...

Morticia se ve muy similar a los leones de los documentales, asechando a la presa.

Río fuertemente de mis pensamientos pero también logro llamar la atención de ella. Los niños están dormidos pero no dan señales de despertar.

—Shh...— Me calla con un dedo sobre sus labios y vuelve a su labor de vigilar el dulce.

Me pongo de pie y camino hacia ella.

Observa como me dirijo al dulce pero no dice nada. Abro la envoltura y extiendo la barra hacia ella.

Sus ojos pasan del dulce a mi.

—Cómelo.

—Gracias.

Tomo mi silla y me siento junto a ella, el aroma a frutas inunda mi nariz.

Respiro un poco más hondo sin que lo note y sonrió.

—¿Y bien Morgan? ¿Que dice el pequeño?— Pongo mi mano sobre su estómago tomándola por sorpresa.

La veo pasar el dulce y parpadea un par de veces.

—Esta bien... solo es lo típico, muchas idas al baño, mucha comida, antojos y náuseas... ¿Eso es normal no?

—Si.— Golpeó el escritorio con mis dedos y nos quedamos en silencio.

—¿Aiden?

—¿Qué pasa Morticia?

—¿Tu crees que... tú crees que algún hombre se fije en mi estando embarazada? ¿O cuando mi bebé ya esté grande?

"Yo lo haría..." Pienso mirándola.

"Pero no se refería a mi"

—Claro que si. Eres hermosa Morgan.— Bien Aiden... estúpido.— Quiero decir, solo un idiota no lo haría.

Morgan ríe.— Dudo mucho que algo así suceda, pero gracias por intentarlo.

"Bien, no la cagaste por completo"

Observó el reloj, marca la 1:37 p.m.

Me pongo de pie, en 3 minutos debo levantar a los pequeños, a las 2 de la tarde sus padres pasarán por ellos y tendré el resto del día libre.

—Dijiste que vendrías por mi.— Veo a Morgan hablar por teléfono.— Yo ni siquiera te pregunte, tú Te ofreciste.— Suena molesta. Su nariz se arruga toma el celular con fuerza.— Ya no importa papá. Te veo en casa, adiós.

Cuelga y me mira.— No son cambios de humor.— Suelta y yo río.

La alarma suena y poco a poco los pequeños despiertan.

—Arriba pequeños, sus papis están por venir.

—Señorita Morticia, quiero ir al baño.

—Oh, bien yo te llevo pequeña.

Morgan y la niña salen de salón, me giro al resto de los pequeños y Julie me trae la bocina con la que escuchamos música.

—¡Una ultima!— Chillan todos juntos.

Quiero ser el padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora