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"Perdone usted
Señora doña
víbora"













Morgan






Cualquiera pensaría que el amanecer para una embarazada es algo lindo, algo tranquilo.

¿Pero eso como podría ser cierto si apenas son las 7 de la mañana en punto y hay gritos en la sala de tu novio?

Me pongo de pie con cuidado, acomodo mi pijama y me coloco las pantuflas, cuando me pongo de pie logro escuchar un "No grites o la despertarás"

Oh Alan, eso ya lo hicieron... ¿Alan?

Salgo del cuarto y arrastro los pies hasta la sala, veo a Alan sobre el sofá con la mirada al suelo, Aiden esta de pie con los brazos cruzados, es difícil no notar que está molesto.

Pero lo que más llama mi atención es la mujer que tiene pinta de ser alguien elegante. Ella está junto a Alan pero tampoco luce muy feliz.

—¿Qué esta pasando?— Es lo primero que digo al llegar junto a Aiden.

Sus ojos me miran preocupados y niega con la cabeza.

—Es... un asunto familiar ¿Podrías esperarnos en el cuarto?

—Claro yo... te esperare haya.— Estoy por darme la vuelta cuando veo a la mujer ponerse de pie.

Justo cuando les doy la espalda ella habla, y a medida que habla pierde la elegancia.

—¿Es ella no? ¿Es la "mujercita" que te arruinó la vida?

Giró sobre mis pies y Aiden se acerca a ella.

—Mire señora... yo no la golpeo solo por que en su acta de nacimiento dice que es mujer.— El la mira de arriba abajo con repugnancia, quiero reír por tal cosa pero me abstengo de hacerlo.

Ella pone una mueca de estar sorprendida e indignada.

Con su bolso golpea a Alan y grita.

—¿NO DIRÁS NADA?

—Mamá...— Ella lo abofeteó...

Golpeó a su hijo. Ni siquiera lo dudo, ella... solo lo hizo.

—Que decepción Alan... primero este mequetrefe nos quita a tu padre, te quito su amor, su presencia...

Aiden ríe y murmura.— Cínica...

—No solo nos quito eso ¡Ahora también te quita a tu chica y a tus hijos!— Grita la mujer exasperada.

No puedo creerlo.

Alan luce molesto pero es difícil decir el porqué. No se si es por qué cree en sus palabras o por la forma en que su madre se comporta.

—¡JAMÁS CREÍ QUE ME DECEPCIONARÍAS TANTO! ¡Y AHORA ME ENTERO DE QUE TE CAMBIASTE MI APELLIDO! ¡¿ACASO NO FUE SUFICIENTE LO QUE TE DI?!

Su mano se elevó de nuevo, la bruja iba a golpearlo de nuevo y Alan no iba a detenerla.

—¡Suéltame suripanta!

Retiró su brazo del mío con brusquedad.

—¿Me tocaste?

—Le aseguró que el aire no fue señora.

—Igualada, señora será tu madre, yo soy una señorita.— Sonrió.

—¿Señorita? Perdone pero la palabra que busca es "Quedada"

—No sé por qué te dirijo la palabra.

Quiero ser el padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora