"No tengo los
estúpidos cambios de
humor... aún es muy
pronto"Morgan.
¿A quien no le a pasado que se despiertan con el humor por los suelos? Tal vez unos despiertan felices o tristes, en mi caso... molesta con el mundo enteró.
Lo primero que pienso al despertar es que debo volver al trabajo. Desayuno lo mejor que puedo.
Llevo puesto ropa deportiva para mayor comodidad y en mi bolsa llevo conmigo el mandil que tengo por uniforme.
Antes de salir de casa veo a mis padres en la sala leyendo unos papeles.
Ellos me miran sin expresión alguna en sus rostros, cuando mamá está por decir algo simplemente salgo de casa.
Hoy no quiero soportar sus miradas de desprecio o algún estúpido pero mordaz comentario de parte de mis progenitores...
Cuando llego a la parada del autobús puedo ver a un taxi en espera de clientes...
Tengo exactamente 80 pesos para los camiones de esta semana... pero de verdad preferiría ir en taxi a ir en el autobús soportando el olor a sudor y otros fluidos de las demás personas.
Mi negatividad aumenta con forme los minutos pasan...
No puedo darme el lujo de gastar dinero de mas.
Me dirigí al autobús dispuesta a subirme, unas chicas pasan frente a mi sin cuidado alguno y una de ellas me hace retroceder de forma brusca mientras trato de estabilizarme para no caer.
Son Amy y Kenia.
Ellas voltean con la intención de disculparse pero al verme a mi, sus rostros se vuelven burlescos y continúan en su acción de subirse al taxi.
Comienzo a temblar de la impotencia, sujeto mi estómago que recién comienza a notarse, estoy por gritar un par de idioteces cuando alguien a mi costado lo hace.
—¡Deberían tener más cuidado perras!— Grita las voz femenina en mi defensa.
Los rostros de Amy y Kenia lucen sorprendidos y rápidamente le indican al chofer que avance.
"Cobardes"... justo después de pensar eso me arrepiento y comienzo a llorar.
—¿Morgan estas bien?
Doy un pequeño salto en mi lugar y entonces reconozco a quien me ayudo.
Miriam me mira con preocupación y yo solo desearía haberme quedado en casa.
Asiento levemente pero estoy segura de que no me cree.
—¿Estás bien? ¿Te lastimaron?
—Estoy bien Gracias.
Mi vista se dirige a donde antes estaba el autobús...
Ya no está.
—Vayámonos en taxi.
—No tengo dinero para uno.— Admito mirando el cielo y pasando una mano por mi cabello.
—¿Acaso te pedí dinero?— Niego y ella sonríe.— Bien, andando.
Al llegar están todos los cuidadores y la señora Grenda reunidos en recepción recibiendo a los pequeños.
—Cambia tu rostro, este está gritando "Los odio"— Bromeó Miriam.— Tengan cuidado, alguien tiene cambios de humor hoy.
ESTÁS LEYENDO
Quiero ser el padre.
Romance¿Alguna ves has pensado en la posibilidad de quedar embarazada de un desconocido? ¿En las consecuencias que esto conlleva? Morgan Evans cometió ese error. No lo pensó. Quedó embarazada de un desconocido, sin apoyo de parte del "donador de esperma"...