Quiero ser el padre.

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"El hermano"

—¡Aiden!— Dos putas cuadras corriendo sin parar.

Aiden no se detenía, todo estaba obscuro y había pocas personas deambulando.

Mientras Andrea corría detrás de su hermano, debió a la poca iluminación de las calles, la chica cayó al suelo.

Su tacón se partió en dos.

—¡Mierda! ¡AIDEN JAMES TRAE TU MISERABLE TRASERO AQUÍ!— Gritó ella entre sollozos molestos.

La alarma de peligro se prendió en Aiden. ¡Su hermana!

El chico corrió donde ella, su tobillo se tornó morado, poco a poco se inflamaba y ella presionaba su tobillo con fuerza.

—Lo lamentó andy, lo siento...— Una bofetada lo cayó.

—Cállate.— Ella nunca lo había golpeado.— Levántame y regresemos al hospital.

—No.

—Necesito que revisen mi tobillo Aiden.

—No iré, no insistas Andrea.

—¿Me dejarás aquí?— Lo pensó un momento y Aiden asintió.

Ella abrió la boca indignada.

—Cobarde.

—Andrea...

—¡Ella no tiene la culpa!— Grito desde el suelo.— ¿La dejaras?

—Andrea yo...

—¡Mis huevos! Levántame y regresemos. ¡AHORA!

—No quiero que salgas de aquí.— Susurro Blake hacia la dormida Morgan.

—Le pusimos un pequeño sedante, tal vez no despierte hasta mañana.— Hablo el médico.

El reloj marcaba las 12 de la noche. Había sido un día largo pero el tiempo corría con lentitud.

—Puede pasar alguien más, solo no la despierten y solo será por el momento, si ella esta despierta solo podrás entrar tú para no alterarla.

—Claro doctor.

—Ponte esta pomada cada 5 horas y tu tobillo estará bien.— Explicó la enfermera.

Andrea tomó el pote blanco con la pomada y le agradeció a la mujer.

De nuevo estaban en la sala de espera, tensos y callados pero seguían ahí.

—El médico dijo que alguien más podía pasar, solo uno y nadie debe despertarla.—Hablo Blake apenas llego.

—Yo no iré, no quiero alterarla.— Hablo la señora Evans tomando asiento.

—Iré yo.— Hablaron los hermanos.