Quiero ser el padre.

7 4.

PENÚLTIMO CAPÍTULO.
• Corto •

Aiden

—¿Por qué lloras Morticia?

Ella estaba llorando.

Estaba demasiado cansado como para levantarme y rodearla con mis brazos. Morgan no respondió. Me miraba con asombro y aparente terror.

Mi vista estaba demasiado borrosa pero no lo suficiente como para no distinguirla. Incluso con solo olfatear un poco en su dirección pude reconocer ese aroma a frutillas.

Al cabo de unos segundos, ella no paraba de llorar. Quise moverme pero no lo logré, los cables que estaban conectados a mis brazos, pecho y cabeza no me permitía siquiera moverme un poco. Al igual que la sonda en mi nariz.

Todo mi cuerpo duele. Estoy demasiado agotado pero necesito levantarme. Necesito abrazarla.

Al ver que ella no se movía, decidí actuar por mi propia cuenta. Me quite uno de los cables que monitorean mi pulso y una alarma comenzo a sonar.
Solo entonces, Morgan comenzo a moverse pero algo se lo impedía, simplemente se acercó para verme con terror.

Dos pequeñas cabecitas sobresalieron de sus brazos. Cuatro pequeños ojos me miraban curiosos desde los brazos de Morgan. Una sonrisa cruzó mis labios justo cuando un grupo de enfermeras y un doctor atravesaron la puerta presurosos.

Uno de los enfermeros tomo a Morgan de los brazos y la obligó a salir de la habitación.

Tomé un poco de aire y grite. —¡¿Ellos son...

—¡Tus bebés!— Grito Morgan antes de que la puerta se cerrará por completo.

Tantos ojos, todos me miran con asombro, curiosidad y temor. Mi madre solo me sonríe mientras sujeta mi mano.

Blake y Andrea también me sonríen con curiosidad desde un extremo de la habitación y Morgan está frente a mi cama, quita y en silencio mientras los bebés siguen mirándome con curiosidad.

—No vuelvas a desconectarte nada, necesito saber en todo momento como te sientes.— Me reprimió el doctor.

—No lo haré de nuevo.— Prometí y el doctor se marchó no sin antes despedirse de nosotros.

El intentar removerme sobre la cama solo hace que suelte un pequeño quejido de dolor. Todo mi cuerpo está cansado, no solo por haber estado en coma, también por la cirugía.

Vuelvo a intentarlo pero el resultado es peor, mis manos resbalan al intentar ponerme de pie. Solo logro soltar un grito y de inmediato tengo a Morgan, Andre y a mi madre junto a mí.

—¿Estás bien?— Preguntan las 3.

Mi madre hace que me recueste y ya no vuelvo a intentar moverme.

—Nos tenías muy angustiados a todos, Morgan ni siquiera se iba de aquí.— Dijo Blake con tono acusador al mis no tiempo que su hermana simplemente se disponía a escuchar.

—Lo siento.— Se apresuró Morgan a disculparse y me dió la espalda para tomar a ambos bebés.

—¿Puedo verlos?—Pregunte ignorando su comentario.

No tenía intención alguna de decirle algo, de reclamarle por quedarse todo este tiempo en el hospital.

Después de todo, yo habria hecho lo mismo. Morgan sonríe más tranquila.

Sus pasos son lentos mientras le da pequeños besos a los bebés a los cuales escucho reírse.

—¿Puedes tomar a los dos? ¿Tienes fuerza suficiente para...

—Mamá... Estoy bien.

—De acuerdo pero recuerda que tú te le caiste a tu padre y mira que no te paso nada pero tu padre siempre lloraba cuando.....

Todos reímos, yo incluso me río al ver su expresión.

—Mamá no los dejaré caer. Solo asustas a Morticia...— Murmuré mientras ella me pasaba a la bebé.

Sus manitas me toman con fuerza uno de los dedos. La tomo con cuidado y la pongo de pie sobre mis piernas. Ella se menea y se abalanza sobre mi cabello.

—Le gusta tu cabello... ¡Oh Dios! Lo siento le gusta mucho hacer eso.— Murmuró Morgan mientras la bebé tiraba con fuerza de mi cabello y se reía.

Yo también reía, su risa es contagiosa pero de verdad tira con fuerza.
Blake y Andrea tomaron a la bebé, ahora tomó al pequeño que se ve más tranquilo.

Cuando Morgan me lo pone en los brazos el está con sus ojos cerrados. Acarició su carita y el me regala una sonrisa sin dientes demasiado tierna antes de abrir los ojos.

—Yo se que... Su padre de sangre es Alan...— Murmura Morgan con la vista en el suelo.— Pero todos, incluso Alan, concordamos que se parece demasiado a ti... Excepto sus ojos..

—Es sorprendente...— Segunda mi madre.

Le hago una cara graciosa al bebé y el reí de manera tranquila. Sus ojos son exactamente como los de Alan.

Al verlo caigo en cuenta de algo. Alan siempre formará parte de mi vida de una u otra forma.

—Es perfecto.— Le sonrió a Morgan y puedo verla un poco más tranquila.— ¿Verdad hijo?

El bebé me mira sin entender. Las chicas lloran mientras Blake solo abraza a su hermana y a la mía.

—Sabia que no me equivocaba contigo.— Sonrío Blake haciéndome sonreír.