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"Capítulo corto"
(Véase el capítulo 27 para mayor entendimiento)



"La noche que se volvió
2 semanas"








Morgan abrió los ojos con pesadez.

Su pequeños ojos recorrieron la habitación donde se encontraba. Su cabeza dolía por culpa de la resaca y sus piernas al igual que su intimidad dolían para la intromisión del chico que ahora mismo se encontraba dormido junto a ella.

Claramente ambos estaban desnudos.

Hacía ya una semana que ambos chicos comenzaron a reunirse luego de conocerse en aquel lugar donde Morgan fue abandonada por sus "Amigas"

Fue cosa de una noche.

Una larga noche que se convierto en semanas. ¿Como llegaron a eso? Morgan no tenía idea.

Ella solo sabía que el chico era gentil con ella y que sus preciosos ojos heterocromeos la habían cautivado.

Una parte de ella lo hacía como una manera de desquitarse de Amy.

El chico disfrutaba de aquellos encuentros, Morgan también.

No había problema.

Era un secreto. Un secreto que Morgan esperaba guardar por el resto de su vida.

—¿Alguien despertó temprano?— Esa voz era hermosa, ronca y profunda, digna de un hombre como el que Morgan tenía a su lado mientras le mostraba su trabajado cuerpo.

—Debo irme, tengo cosas que hacer.— Sonrió ella de manera amistosa.

¿Amistosa? ¿Eran amigos?

No, no lo eran.

Los amigos no hacen lo que ellos, en todo caso, las amistades suelen romperse luego de algo así.

El chico de bellos ojos sonrió con galantería hacia Morgan.

Ella sabía que esa sonrisa era algo natural en el, solo una semana y estaba comenzando a aprender cosas sobre el chico.

—¿Una vez más?— El batió sus pestañas de manera femenina provocando una risa de la chica.— Luego podré hacerte un cereal y te dejare ir...

Ella sonrió, empujó al chico un poco lejos de ella y negó con lentitud.

—Debo irme ¿Te veo esta noche?— Ella se puso de pie, mostrando todo su cuerpo se encaminó hacia su ropa para comenzar a colocársela.

Nunca se imaginó en ese tipo de situación. Solo sabía el nombre del chico, su dirección y su número de celular.

Eso era todo.

Aun así estaba ahí, pensando en qué quizás no le quedó muy claro cuando sus abuelos le explicaron por qué no debía hablar ni irse con extraños.

Pero ese extraño era lindo, sexy y poseedor de unos bellos ojos.

—Claro hermosa, hasta la noche.

Quiero ser el padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora