Narra ____:
Estaba decidido me iría de aquí y me alejaría de todos, no quería saber nada de nadie, y en estos momentos pasaban miles de cosas que no debería pensar.
Subí rápidamente luego de pedir un repuesto de la llave del departamento en recepción, abrí la puerta y guarde todo lo que pude en una mochila y en una valija, en las cuales había guardado la mayoría de la ropa, fotos, dibujos y posters míos.
Escribí en una hoja garabateando muy mal pero apresurada y escribí una nota.
*No creí que fueras así, pensé que habías cambiado pero me equivoque, ni una semana vivimos juntos y ya te metes con una perra, sí, te vi con la chica del centro comercial en la cochera.
Creo que este es un adiós definitivo. No quiero que me busques, no quiero volver a verte, sigue tu vida como quieras, pero déjame en paz, quiero dejar de sufrir y sentirme la peor mierda por tu culpa.
Adiós*
Deje la nota doblada en la mesada de la cocina y baje rápidamente sin darme cuenta que estaba llorando.
-Señorita ¿Está bien?- Dijo el recepcionista.
-No me pasa nada.- Dije saliendo por la puerta principal chocando con alguien… Era Daniel.
-____ ¿Qué sucede?- Pregunto algo preocupado.
-¿Puedes hacerme un favor?- Dije desesperada a lo que él asintió.- Puedes llevarme al aeropuerto.
Después de unos minutos me tranquilice y le conté lo sucedido a Daniel.
-¿Segura de que quieres hacer esto?- Dijo él inseguro.
-Muy segura.- Dije bajando y llevándome mi equipaje entrando al aeropuerto.
Me dirigí y pensé mi número favorito es el 13… En la pantalla que había colgando a unos cuantos metros decían destinos a los que podía ir, pero iría al vuelo en el lugar trece.
Londres. Pensé que sería bueno volver. Busque el lugar donde vendieran los pasajes y los compre.
Después de dos horas de estar en el baño encerrada llorando y pensando miles de cosas, llame a mi hermano.
Un timbre, dos timbres y un buzón de voz. Volví a intentarlo.
-¿QUÉ DIABLOS QUIERES? NO QUIERO HABLAR CONTIGO, NO TE DESPEDISTE DE TU HERMANO, ERES UNA MIERDA.- Dijo James al contestar y luego colgar.
¿No habrá leído mi carta? Quizás no.
Llame a mis mejores amigos me contaron que estaban pasándola bien, y si los podía llamar luego.
Llame a mis padres y me dijeron que estaban trabajando.
Oficialmente no tenía a nadie, estaba sola en este mundo. Escuche que llamaban a los pasajeros de mi vuelo y me dirigí para abordar.
*
Horas después estaba despierta con los ojos rojos por haber llorado en silencio y me dirigí al único hotel que podía pagar ya que no tenía nada de dinero.
Me encerré en la horrible y sucia habitación 7. ¿Qué hice luego? Me la pase llorando, y escuchando voces en mi mente.
“Estas sola” “Eres una mierda” “Nadie te quiere” “Debes estar igual de gorda que antes” “Kendall nunca te amo” “No tienes familia, y mucho menos amigos”
¿Recaer o no recaer? Esa era la pregunta más importante que rondaba en mi cabeza. NO, no iba a recaer, nunca más volvería a recaer, esta vez no volvería a ver la luz del día y de eso me encargaría yo.
Volví a cortarme, volví a vomitar y volví a intentar suicidarme, pero esta vez sería definitivo, dejaría de sufrir y de la mejor manera.
Tome los antidepresivos que había utilizado tiempo atrás después de mi tratamiento por si los necesitaba, nunca los había usado por eso el envase estaba lleno.
Me los trague todos, esto sería lo mejor…
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