Al fin en casa, ya estábamos en el departamento luego de algunos días en Londres en la clínica. Lo primero que hice fue dirigirme a la habitación para dormir, dormir el resto del año.
Ignorando a Kendall como hice últimamente me dirigí a la cama, me saque mi sweater y mis jeans y me acosté en ropa interior.
Aunque quería dormir no podía, necesitaba algo y sabía que era, pero también me sentía rara.
Minutos después escuche la puerta de la habitación abrirse, unos sonidos insignificantes y por último algo… O mejor dicho alguien que me daba la espalda.
No podía dormir, yo lo amaba aunque intentara no admitirlo, di varias vueltas en la cama sin poder dormir y al parecer Kendall tampoco podía.
-¿No puedes dormir?- Pregunto.
-No.- Dije cortante.
-Ven.- Dijo pasando su mano por mi cintura acercándome a él, intente alejarme pero no pude y me rendí.
Me quede quieta y sin darme cuenta comencé a quedarme dormida, estaba cansada, y al parecer Kendall también, habían sido días muy duros en el hospital.
*
La luz entraba a la habitación, quise moverme para ir a comer algo ya que moría de hambre y la comida des hospital no era muy rica, pero algo me lo impidió.
Me gire y vi a Kendall mirándome y sonriendo mientras acariciaba mi cabello.
-Buenos días.- Dijo.
Me limite a ignorarlo y a darle la espalda, mientras él me seguía abrazando.
-¿Vas a seguir ignorándome?- No respondí.- Okey, te diré porque paso todo esto.- Dijo ya un poco cansado y molesto.
Narra Kendall:
Le explique todo lo que sucedió días atrás en el estacionamiento, pero _____ siguió ignorándome.
Me levante sabiendo que quizás nunca volvería a hablarme, me di una ducha y fui a comprar al supermercado ya que no había absolutamente nada en la heladera y luego me daría hambre.
¿Los padres de _____? Ellos no saben lo que paso, y creo que será mejor así, no quiero que se preocupen o hagan un escándalo.
Sé que _____ no quiere volver a la clínica y yo no quiero separarme de ella, todo el mejor así.
Narra _____:
El departamento estaba en silencio. Kendall había tomado una ducha y fue al supermercado a comprar comida, ya que no teníamos.
Antes de que se levantara me conto lo que sucedió antes de que me fuera a Londres, en el garaje del edificio.
Miles de cosas pasaban por mi cabeza. No debí haber hecho lo que hice. Debí haberlo escuchado. Soy una idiota. Lágrimas comenzaron rodar por mis mejillas.
Quería gritar romper cosas pero no podía. Mis manos se aferraron a las sabanas de la cama mientras mordía mi labio intentando dejar de llorar pero no lo logre y minutos después la habitación se lleno de mi llanto.
Lloraba descontrolada, quería arreglar todo pero no me atrevía a hacerlo.
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