Narra Kendall:
Estaba en mi casa acostado jugando a juegos tonto de mi celular hasta que de pronto alguien me llamo, el número estaba en desconocido pero eso no me detuvo a contestar.
-¿Hola?- Dije algo dudoso.
-Hola amor.- Dijo alguien con vos… sensual.
-¿Quién habla?
-Ahora no reconoces la voz de tu novia.- Dijo, ya sabía quién era la dueña de esa voz.
-Ashley cumplí la apuesta, ahora tú y tu hermano déjenme de molestar a mí y a ____.
-No sé que le vez a la gorda esa… ¿Qué tiene ella que no tenga yo?
-Ella tiene todo lo que yo quiero, cosa que tú no tienes.
-Vamos Kendall, sabes que pasamos buenos momentos juntos… Especialmente en la cama. No puedes decirme que no los gozaste.
-No vuelvas a llamarme, no vuelvas a acercarte a mí…
-Kendall, tengo una foto de tu noviecita en la cama, desnuda… Recuerdas, esa que le diste a mi hermano. Si no haces lo que te diga esa foto estará pegada en todo el instituto y llegara a todas las redes sociales.
-No lo harías.- Dije preocupado.
-¿Quieres probarme?
-¿Qué quieres que haga?
-Ven a mi casa, en media hora te quiero aquí en mi habitación.- Hizo una pausa…- En mi cama, desnudo.- Dijo sensualmente.
-Allí estaré.- Dije de mala gana y corte la llamada.
Me vestí y salí de la casa diciéndole a mi madre “Iré a ver a mi novia”… Ashley y yo ya no somos novios pero tenía que decir alguna escusa, sino mi madre no me dejara salir de casa “enfermo”.
Al cabo de treinta minutos ya estaba en casa de Ashley. Ella tenía una campera larga, que le llegaba a las rodillas, era de color negro y estaba descalza.
-Al fin llegas amor.
-No me llames amor.- Dije enojado.
-Tranquilo… Estas estresado.- Dijo asiéndome masajes en los hombros.- Necesitas relajarte.
Empezó a sacarme la remera y besarme… Yo podría haber parado lo que sucedía en ese momento, pero no podía… Soy un hombre, cuando estás en momentos como estos no podemos hacer nada…
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