Capitulo 32. Fiebre

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CAPITULO 32

Dirijo a Christian hacia la habitación, esta vez quería ser yo quien tome el control.

—Sobre la cama— le ordeno. Me mira extrañado y frunciendo el seño, pero al final me da una media sonrisa y me obedece.

—Soy todo tuyo nena. — me dice al recostarse en la cama. Sonreí y me dirigí hacia él.

Me coloque encima y empecé a besarlo,  intento ponerme sus  manos en mis caderas pero las tome y las coloque arriba de su cabeza. Le di una sonrisa y él me respondió levantándose un poco y me beso mordiendo mi labio. Me despegue de él y comencé a quitarle la camiseta, poco a poco se la iba subiendo dejando besos a su paso. Amo cada centímetro de su piel, de su cuerpo tan bien trabajado.

La camiseta llega hasta su cuello y ya no puedo seguir. Me da una mirada pidiéndome permiso  para bajar sus brazos, asiento y se despoja de la camiseta aventándola al suelo. Hago lo mismo con mi blusa, y queda al descubierto mi pequeño vientre. Christian coloca sus manos en el y lo acaricia. Va subiendo poco a poco hasta llegar a mis pechos, que aun se encuentran atrapados en el sostén, pero no por mucho ya que con sus agiles dedos lo desabrocha. Se endereza un poco, pero aun estoy sobre él.

Toma con sus manos mis pechos y comienza a chuparlos lenta y suavemente. Están tan sensibles que con cada leve mordida que da en ellos, siento una descarga de energía recorrer mi cuerpo y llegan hasta mi sexo, haciendo que me sienta cada vez mas húmeda.

¿Cuando fue que le cedí el control? Era yo quien quería hacerlo perderse en el placer, pero ahora no puedo detenerlo, me encanta cuando hace esto con mis pechos.

Me toma por la espalda y con cuidado me coloca sobre la cama, haciendo que ahora sea el quien este sobre mí. Recorre mi cuerpo con sus manos y al igual que yo hice con el va dejando besos a su paso, hasta llegar a mis jeans. Con un ágil movimiento me los quita junto con las bragas tirándolos a un lado.

Me da una mirada rápida y sonríe.  Separa mis piernas con sus manos y agacha su cabeza hasta mi sexo. —Huele tan bien, señora Grey. — escucho que dice entre mis piernas y comienza con esa tortura tan deliciosa que hace que mi piel se erice.

—Christian…— digo entre susurros, el sigue lamiendo mi clítoris haciendo que esté a punto de llegar al orgasmo. Pero se detiene y se aparta de mi. Lo observo extrañada pero puedo ver por qué lo hizo. Veo el gran bulto entre sus piernas y mi deseo de él aumenta.

Se quita los jeans y los bóxers, dejando libre su imponente erección. —Tú arriba. — me ordena. Y me levanto con cuidado, dejando que él se coloque en la cama.

Se acomoda y me ayuda a posicionarme sobre el. Coloco su miembro en mi sexo haciéndolo entrar lentamente. Puedo escucharlo gruñir.

Su miembro llega hasta el fondo de mi, llenándome por completo y comienzo a subir y bajar a mi ritmo, me está dejando tomar el control de nuevo, pero claro no por mucho tiempo ya que sin darme cuenta ya me encuentro debajo de él.

Coloca sus manos alrededor de mi cabeza y baja un poco para besarme sin dejar de penetrarme. —Christian…más fuerte…— susurro entre gemidos. Aumenta el ritmo y no tardo mucho en perderme en el orgasmo con Christian diciendo mi nombre al llegar al suyo. Nuestras respiraciones son aceleradas e irregulares. —Te amo— me susurra en los labios plantándome un beso y saliendo de mi.

Se acomoda detrás de mí colocando sus manos en mi vientre, toma la cobija que se encontraba a los pies de la cama y entro en un sueño profundo.

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Una sensación de escalofrío recorre mi cuerpo y hace que me despierte, volteo hacia el reloj que se encuentra en la mesita de noche, marca las 3:15 am. Christian aun se encuentra abrazado a mí y tengo la cobija, pero aun así siento un inmenso frio, tal vez porque estoy desnuda.

Bebé Grey: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora