Bebé Grey: Parte I

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CAPITULO 46

—Te amo nena. — me dice Christian al despedirse.

Me da un beso en los labios y sube rápidamente al auto donde Taylor lo espera.

Me quedo en la puerta despidiéndolo, llueve demasiado y aunque insistí que no volara con este clima, no conseguí nada.

—Dile adiós a papi Teddy. — le hablo en voz alta a mi bebé tocando mi vientre, sin duda lo extrañaremos mucho.

—Todo estará bien señora, vera que los días pasaran muy rápido. — escucho a Gail decirme cuando entro a la casa. Solo le sonrío, no estoy muy segura de eso, se que estos días se me harán eternos.

—¿Le gustaría comer un poco de pastel de chocolate? Ayudara a levantarle el ánimo.

—Me encantaría una rebanada, gracias Gail. — aprecio mucho el tener una persona tan atenta como ella a mi lado.

Camino junto a ella hacia la cocina. Entramos y me siento en una de las sillas de la barra de desayuno cuando escucho el timbre de mi nuevo teléfono. Christian me lo dio esta mañana antes de irse.

Lo saco de una de mis bolsas de mi suéter purpura, veo la pantalla. Es una llamada de Christian.

—Ya te extraño nena…— me dice antes de que pudiera contestarle.

—Y yo a ti. Ten mucho cuidado por favor.

—Tranquila nena, todo estará bien. Cualquier cosa con la que necesites ayuda llama a Sawyer, tiene instrucciones.

—Claro…

—Te amo, llamare cuando este por tomar el vuelo.

—Te amo. — respondo y cuelga.

Gail pone frente a mí un enorme pedazo de pastel, el cual disfruto y mi bebé aun más.

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Decido ir a mi habitación a descansar un poco, no sin antes pasar a la biblioteca que tenemos en casa por un buen libro. Me ayudara a no pensar tanto en mis preocupaciones infundadas. El estará bien Ana. Me digo a mi misma una y otra vez.

Estoy a punto de dormirme con el libro entre las manos cuando escucho que llaman a la puerta de la habitación.

—Adelante…— mi voz un poco adormilada.

—Disculpe que la moleste señora, pero la señorita Kate la busca. — me informa Gail.

—Que suba por favor. — asiente y sale.

A los pocos minutos entra mi amiga.

—Hey Steele, no estés depre, pronto regresara tu marido. — me dice al entrar a la habitación. — me acomodo en la cama con las piernas cruzadas debajo de mi enorme barriga.

—Vaya, si que ha crecido ese pequeño, estas enorme. — suelta una carcajada y le hago una mueca.

—Eso no ayuda a que salga de mi depresión.

—Vamos Ana, estoy bromeando, estas preciosa.

—Claro… ya quiero verte bromear así cuando algún día tengas una barriga de 24 semanas como esta. — froto mi vientre al decirlo.

La verdad es que si ha crecido mucho últimamente. La próxima semana tengo programada una cita con la doctora Green, espero y todo este normal.

—Algún día, si pero muy lejano. — me responde. Se acomoda a un lado de mí. — En fin, a lo que vine. Imagino ya sabrás que es y me temo que no te tengo buenas noticas.