Capitulo 36. Nos proponemos complacer

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CAPITULO 36

Despierto con la luz del día que entra por la ventana, busco a Christian pero no está, veo hacia mi lado de la cama y está intacto, es claro que no vino a dormir aquí esta noche. El reloj marca las 7:10 am, puede que tal vez este desayunando.

Me levanto, me visto y me arreglo un poco para bajar hacia la cocina, espero y este ahí, quiero hablar con él y arreglar las cosas, no me gusta que estemos distanciados, cada minuto que pasa lo extraño mas, sus besos, sus caricias, su olor, su voz, todo.

Llego con una gran sonrisa en mi rostro, pero al solo ver a Gail en la cocina, desaparece.

—¡Buenos días Ana! — me saluda con entusiasmo.

—Buenos días Gail. ¿Has visto hoy a Christian? — le pregunto al sentarme en la barra de desayuno.

—Bueno el Sr. Me pidió muy temprano que subiera a su habitación por un cambio de ropa, no desayuno y solo salió acompañado por Taylor.

—¿Te pidió que subieras por ropa? Vaya…— me siento triste y decepcionada al escuchar eso, ni siquiera quiso subir y ver como estábamos.

—Yo… lo siento señora. — me dice Gail en tono compasivo al ver mi cara de tristeza supongo.

—Está bien Gail, no importa. — Claro que importa, y me duele más de lo que debería, siento que las lágrimas están por caer, pero debo ser fuerte así que decido cambiar de tema. — ¿Y qué hay para desayunar? —

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Como al parecer Christian está muy ocupado y enojado aun conmigo, no pienso pasarme el día encerrada en la casa llenándome la cabeza de emociones tristes, así que decidí venir a trabajar. A Sawyer no le pareció buena idea y protesto, pero al final pude convencerlo y aquí estoy, en mi oficina, intentando ocupar mi mente en el trabajo.

—Aquí tienes la última lista con los pendientes más importantes para hoy. Incluye unos manuscritos, si te da tiempo puedes leer los primeros capítulos, si no ya sabes que puedo ayudarte con eso. — me informa Hannah con una sonrisa.

—Gracias, te llamo si necesito algo – asiente, se da media vuelta y sale de mi oficina.

Son casi las tres de la tarde y aun no he sabido nada de Christian, no puedo soportar más tiempo así, tomo mi teléfono del bolso y marco a su número.

—Teléfono de Christian Grey. — reconozco la voz de Andrea.

—Hola Andrea, ¿y Christian? — prefiero ir directamente al grano.

—Sra. Grey, el señor esta algo ocupado y no puede atender su llamada. — responde brevemente.

—¿Una Junta? —

—No esta vez, el solo está en su oficina revisando unos documentos y pidió que no se le molestaría en ninguna circunstancia. —

—¿En ninguna circunstancia? — repito.

—Así es señora, fueron sus órdenes. Pero si es muy urgente puedo…—

—No Andrea está bien, no es importante. — le digo al interrumpirla y cuelgo el teléfono. ¿Hasta dónde va a llegar su enojo? Dejar su teléfono con Andrea y pedir que nada ni nadie lo moleste. Ósea que si algo pasara conmigo o Teddy a él simplemente no le importaría.

Salgo de mi oficina hacia los baños, necesito refrescarme un poco la cara, siento las lágrimas a punto de salir.

No puedo más, apenas entro a los baños y rompo en llanto, ¿Cómo es posible que se comporte de esta manera? ¿No puede ver el daño que me hace?

Bebé Grey: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora