El director de la Academia Plateada se encontraba descansando en su despacho, ampliamente iluminado por la luz natural de la luna llena. En noches como esa, el pasatiempo preferido del director era leer uno de sus tantos libros. Su estante personal contaba con decenas de textos, y la biblioteca de la academia que dirigía fácilmente llegaba al centenar. Con tanto material de lectura, resultaba difícil decidirse, por lo que, tras pensarlo por varios minutos, el director simplemente decidió dejarlo al azar.
Acercándose con su andar inestable a la estantería, tomó con sus oscuras extremidades el primer libro que tocaron sus dedos. Se trataba de un viejo texto de geografía, dirigido principalmente a viajeros novatos y jóvenes estudiantes. El director se ubicó junto a una de las ventanas más iluminadas y recorrió rápidamente con su mirada algunas hojas del libro mientras la nostalgia lo envolvía. Sin ninguna razón especial, se detuvo en una página cualquiera del libro y comenzó a leer.
"La región de Adarve posee una sorprendente variedad de climas y biomas" —leyó en voz alta el director mientras a su memoria volvían incontables recuerdos—. "Sus tierras más al sur permanecen enterradas bajo una eterna capa de nieve y hielo, guardando celosamente todos sus secretos, mientras que las aguas del denominado Mar blanco permanecen inquietas por las constantes tempestades que asolan dichos parajes tan australes.
La zona central es una escueta planicie con características de tundra. Por el oriente se alza una cadena montañosa cubierta por la vegetación del Bosque de Bergrim, mientras que en la zona occidental se encuentra el místico Mar de Gulz.Regresando hacia la zona norte encontrarán tierras más hospitalarias, con fértiles valles y apacibles poblados. Un gran río recorre estas tierras, y en su desembocadura se encuentra la grandiosa ciudad de Misuvia, la capital de la región Adarve y donde habitan toda clase de Pokémon".
El director continuó leyendo por alrededor de una hora. El texto incluía información detallada de los principales accidentes geográficos de la región, recomendaciones generales para desplazarse por el terreno y un mapa donde se indicaba la situación de varios poblados. Sin embargo, para sorpresa del director, el mapa estaba bastante obsoleto y no incluía información clave como el surgimiento de reinos nuevos o el cambio en las fronteras de los más antiguos.
—Veo que incluso en mi tiempo de recreación, he encontrado más trabajo por hacer—pensó para sí mismo el director—, mañana le pediré a Olwell que me ayude con esto.
Un inesperado toque en la puerta de la habitación interrumpió los pensamientos del director, quien casi sin pensarlo, abrió distraídamente la puerta y continuó enfrascado en su lectura.
—Siento molestarles a estas horas director Greckius —dijo una voz femenina—, pero ha llegado un mensaje urgente para usted. Parece ser que proviene de la capital.
Quien pronunciaba estas palabras era una Ampharos, que entró en la habitación llevando entre sus manos la carta sellada y un voluminoso bolso colgando a su espalda, repleto de papeles. Sobre su cabeza, una simpática gorra azulada de mensajera delataba su ocupación.
—Buenas noches Amperly. ¿Sabías que la zona más austral de Adarve tiene el récord de alcanzar las temperaturas más bajas en invierno? —preguntó de improviso el director Greckius con su peculiar e irónico tono de voz.
—Eh... Si, ya lo sabía. Bueno, aquí tiene el mensaje— el director ignoró a la mensajera y continuó ensimismado en su lectura—. Señor, es un mensaje importante. Me dieron instrucciones precisas de...
—"El río Loune es famoso por la gran pureza de sus aguas". Vaya, ahora que lo pienso, hace bastante que no voy a nadar.
—¡Señor Greckius, por favor, concéntrese y lea esto! —exclamó la Ampharos comenzando a perder la paciencia.
—Deberá ser suficiente con nuestros alumnos más avanzados —el fantasma comenzó a divagar ignorando por completo a la mensajera que le traía tan importantes noticias.
—¿Qué? —cuestionó la confundida Ampharos —¿Alumnos del curso avanzado?
—Este texto no es del todo preciso. Ha quedado obsoleto y es menester realizar una nueva edición; me parece que tendremos bastante atareados a nuestros estudiantes.
Mientras el director de la Academia Plateada continuaba ignorando a la mensajera, a varios kilómetros de distancia, tumbado sobre una cálida roca junto a una acogedora chimenea, un joven pokémon leía con gran entusiasmo otro ejemplar del mismo texto que Greckius revisaba en su despacho. Este joven pokémon, a diferencia del erudito pokémon fantasma, leía completamente maravillado las descripciones que se entregaban sobre su nación en el texto.
No le preocupó en absoluto que el texto llevase varias décadas desde su publicación ni de que su información ya estaba obsoleta. Con gran fervor, el joven pokémon se prometió a si mismo que algún día viajaría y podría constatar que todo lo que decía el viejo libro era verdad.
Se imaginó a si mismo recorriendo la inhóspita tundra, navegando por las misteriosas aguas del mar blanco y finalmente, explorando el gélido sur. El libro no mencionaba la existencia de tierras o territorios en dicha zona, por lo que tenía como objetivo ser él el explorador que descubriese los misteriosos de aquellos desolados parajes y poder ser parte del salón de la fama de los exploradores. Ese era su gran sueño.
Mientras tanto, de regreso en el despacho, el director de la Academia Plateada seguía sin prestarle mayor atención a la Ampharos. Greckius se había acercado despreocupadamente a su escritorio, comenzando a anotar varias observaciones y correcciones para el texto.
Amperly estaba exasperada. Sabía de sobra como era la excéntrica personalidad de su director, pero no se rendiría tan fácilmente. Con gran energía, colocó sobre la mesa la carta para Greckius mientras iluminó su cola para llamar la atención del fantasma que continuaba haciendo anotaciones. Su espectáculo luminoso dio resultado y captó la mirada de su jefe.
—Escúcheme señor, debe leer esta carta. Está clasificada como de gran importancia. Así que, recíbala y léala— tras decir eso, Amperly añadió con algo de malicia llevando su mano a su propio mentón—. ¿O prefiere que traiga a la profesora Fleiris para que la lea por usted?
Con la mención de ese nombre, el rostro del director se contrajo en una leve mueca de temor. Finalmente, tomó entre sus manos el papel que le entregó la mensajera.
—Es un libro interesante, sin duda— murmuró el director mientras dejaba a un lado el texto de geografía—, lástima que debamos posponer nuestro trabajo para otra oportunidad. Y ahora, déjame ver ese mensaje. Veamos que sucede.
Greckius desenrolló el pergamino y leyó su contenido de inmediato. La Ampharos se despidió y comenzaba a marcharse cuando el director le habló.
—Amperly, me temo que tendrás más trabajo esta noche —el tono de voz del director era mucho más serio del que normalmente usaba—. Tenemos que ponernos en movimiento cuanto antes; hay muchos mensajes que entregar y pokémon a los que contactar.
La Ampharos soltó un suspiro de resignación y asintió, comprometiéndose a poner su mayor empeño en cumplir con las órdenes de su superior. Podría ser un pokémon bastante excéntrico en ocasiones, pero si Greckius de la Academia Plateada se ponía serio, era porque algo importante estaba ocurriendo.
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Pokémon Ausvandel: La academia Plateada
AdventureEn una región habitada solo por las fantásticas criaturas conocidas como Pokémon, un joven Mudkip sueña con convertirse en un valiente aventurero y explorador. Para lograr ese objetivo, se dirigirá a la prestigiosa Academia Plateada, donde podrá ap...