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Capítulo 1

31 de julio de 1990

Ahí estaba de nuevo, su hermano mayor acaparando toda la atención posible

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Ahí estaba de nuevo, su hermano mayor acaparando toda la atención posible. Porque así era él, ya ni siquiera se molestaba en decir algo, aprovechaba que por lo menos sus padres aún se dignan a darle un plato de comida, claro que él es el que tiene que ponerse el plato porque ellos por su cuenta jamás lo recordarían. En fin, Aiden acababa de recibir su carta de Hogwarts, razón por la que obviamente su almuerzo fue interrumpido por unos grititos de euforia y un par de lágrimas de su madre. Miradas de burla y arrogancia por parte de Aiden. Lo normal para Harry por supuesto.
El pequeño Harry, tan sólo esperaba que el año que viene llegara su carta y poder compartir un momento así con sus padres, aunque lo dudaba. Ellos creían que era un squib.

Desde pequeño, Harry no recordaba lo que se sentía tener un abrazo por parte de sus padres, tampoco lo que se sentía recibir algún cumplido por parte de ellos. Lo único que tenía, era aquel álbum de fotos estúpido que alguna vez miraba, sin creer que sus padres en algún momento, cuando era bebé, lo trataban con tanto amor.

Ahora, si hablaban con él era porque su hermano había logrado convencerlos de que él había hecho algo malo, o sólo le gritaban groserías y palabras hirientes, que para desgracia, el pequeño de ojos esmeraldas ya se había acostumbrado.

Aiden y Harry eran diferentes, demasiados diferentes. Aiden tenía el pelo pelirrojo como su madre sin embargo sus ojos oscuros como los de su padre. Tenía una tez algo bronceada, era más alto y poseía un cuerpo más atlético. Seguro por las horas que su padre y él se la pasaban jugando Quidditch y haciendo otras cosas. Aiden era seguro de si mismo, egocéntrico y arrogante, conseguía siempre lo que quería y sus padres también se encargaban de darle todo lo que él pidiera. Para variar y como un detalle de suma importancia, Aiden era el niño que vivió, tenía esa bendita cicatriz en su frente producto de haber protegido a su hermano menor de recibir la maldición asesina, ah y por supuesto, era el elegido.
Harry, era un pequeño delgaducho, con ojos grandes y verdes que se escondían tras una gafas redondas y su piel era porcelana. Era pequeño de estatura, siempre caminaba encogido y algo con inseguridad. Aunque se podría decir que no sabía en lo que era bueno, le encantaba leer, había leído desde que tenía memoria por el simple hecho de eso lo distraía de los regaños o la indiferencia total de sus padres.

Harry sabía que hoy era su cumpleaños, pero parecía que eso no importaba porque sus padres habían salido a celebrar solos con Aiden ya que al fin asistiría a Hogwarts.
Harry tenía muchas emociones encontradas acerca de su hermano, sabía que debía quererlo, después de todo había salvado su vida cuando tan solo era un bebé y era su familia. ¿Tenía que quererlo no? Pero por otro lado no podía evitar sentir rencor hacía él ¡Le había hecho la vida imposible! ¡Y por supuesto que sus padres ni se habían molestado en regañarlo ni una sola vez!

Harry sacudió su cabeza dispuesto a no pensar en su familia, que según todos era la más perfecta y amorosa, no quería amargarse el día con esos pensamientos.

Solitario, Harry | drarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora