Aaliyah's P.O.V
El aparato emite un pitido cuando alcanza la máxima potencia. Me aparto, vuelven a rodearla, el pecho le salta cuando repiten la maniobra dos veces.
«Tiene que despertar» Tengo mil cosas que decirle, cientos de castigos por imponerle, tengo que regañarla por haber sido una estúpida con ínfulas de héroe, por mentirme, debe saber que...
De repente, Love The Way You Lie deja de sonar en mis audífonos. La pantalla del celular se ilumina, mostrando el logo de la compañía, para luego apagarse
¡ME TIENEN QUE ESTAR MAMANDO GALLO, NOJODA!
YO NECESITO SABER SI LA TENIENTE ESTA BIEN.
NECESITO VER SI EL CORONEL ESTA BIEN.
NECESITO SEGUIR LEYENDO, MALDITA SEA.
Me levanto de la cama lo más rápido que puedo para revisar en mi escritorio, en las mesitas de noche, hasta en el baño, pero no encuentro en malparido cargador.
Piensa, Aaliyah, piensa. ¿Dónde fue la última vez que lo viste...?
La sala.
Salgo de mi cama y me pongo una camisa gris gigantesca que era de mi hermano, pero yo se la expropié porque soy lacra. Me acomodo el cachetero, que se me había quedado entre nalga y nalga, y salgo del cuarto, dejando el celular sobre la cama.
Llego a la sala y veo el cargador conectado junto al espejo, creo que hasta siento el airesito de La Rosa De Guadalupe. Corro hacia ahí, pero me tropiezo, golpeándome así el dedo chiquito del pie izquierdo.
— ¡Nawebona, Vladi1000! — Me quejo dando brinquitos para que el dedo no haga contacto con el piso.
Escucho una risita proveniente de detrás de mí y me volteo para encontrarme con Apolo recostado de la puerta principal.
Y no. No es Apolo el Dios Griego, aunque podría serlo fácilmente.
Pero tampoco es mi amorcito Apolo Hidalgo de A Través de Mi Ventana.
Es simplemente Apolo, el chancero malo de la universidad al cual ahora me encuentro hasta en la poceta.
— Mano, ya me está preocupando eso de que entres a mi casa cuando se te da la gana. Siento que eres un vampiro con el poder de atravesar paredes o que se yo — Le digo porque de pana entra a cada rato. Él, Martha y los demás chamos.
Eso es raro, porque no sé cómo lo hacen.
— En primer lugar; Deja de ver tantas vainas de vampiros, chica. Se te nota. — ¿Komo lo zupoh? — Segundo; El día que se emborracharon hasta las metras, Martha se quedó con las llaves cuando las dejamos aquí. Creo que les sacó una copia o algo así — Saca las llaves de su bolsillo y yo creo que la barbilla me llega al piso — Solo vine a dejarle su suéter a Ainhoa. Se le había quedado en mi carro.
Que abuso.
La confianza y tal.
Eso es raro remix.
— Ok... Ehm... Solo haré como que no sé que un grupo de locos tiene una llave de mi casa. — Él se ríe y siento que todo el mundo se apaga. Lo único que importa es su sonrisa
¡DIOS MIO SANTISIMO, PERO QUE SONRISA TAN HERMOSA!
Deja de reírse y se me queda mirando, como yo a él. Hay un ambiente entre nosotros, una tensión... Pero no incomoda, tampoco sexual, es... Ni siquiera le encuentro un nombre, en realidad.
Siento su mirada en todo mi cuerpo y eso en parte me incomoda, pero más me importa seguir mirando esos ojitos tan azules como el cielo, y la manera en la que se rasca la mandíbula con una mano mientras la otra se encuentra dentro del bolsillo delantero de su pantalón.
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Venezuelan Roomies
HumorEpale, mano ¿Qlqso? Lleguese pa' acá que vamos a echarle el cuento de las 4 venezolanas más saladas. Y no, aquí ninguna se cuadra a los 1D o una vaina así, aquí disfrutamos de nuestra vida a nuestra manera... Claro, sin dejar de pasar pena. Culpen a...