58. Planeaciones, explicaciones y distracciones.

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Anisha’s P.O.V

Estamos todos –o casi, pues se siente bastante la ausencia de Robert– en la sala de nuestro apartamento –el punto de encuentro común del escuadrón– intentando decidir una buena fecha para la boda de Aaliyah y Apolo.

Verga, hasta es raro pensarlo. Sigo sintiendo como si Aaliyah fuera esa caraja de 17 años que llegó al apartamento con cara de amargada, pero ya es una mujer de casi 21 años totalmente independiente.

Sí, ella sigue siendo joven al igual que su prometido y probablemente muchos consideren su boda una estupidez, un error de dos niños, algo incorrecto.

Pero, ¿quién puede decirnos que es correcto? ¿Quién más que ellos podría saber que tanto se aman y que tan real es? Lo correcto e incorrecto son cosas totalmente diferentes para todos, y que va cambiando con el pasar de los años. Mientras que siglos atrás era bien visto que las mujeres fueran desposadas sin siquiera tener 18 años por hombres que podrían ser sus padres, en la actualidad por fin lo han reconocido como una atrocidad. Mientras que en el pasado el casarse antes de los 30 era un acto de amor verdadero, actualmente es considerado un error que cometen personas que no saben nada de la vida y de él amor. Lo correcto es solo un estereotipo más que seguramente cambiara en unos cuantos años más.

Así que mi opinión es que debe valerles mierda todo lo que digan y que hagan lo que desean, tendrán mi apoyo incondicional porque doy fe de que, desde que se conocieron, entre Apolo y Aaliyah ha existido una química innegable. Es como si fueran polos opuestos atrayéndose, solo que ellos no son para nada opuestos; son como almas gemelas, tan parecidos que se les hace imposible separarse.

Sí eso no es amor, ni perra idea de qué coño será ese famoso sentimiento.

Alzo el rostro para mirar a Erick, quien me abraza por le espalda mientras yo estoy entre sus piernas, recostando mi espalda a su pecho. Aun cuando no éramos más que amigos, acostumbrábamos a mantenernos así de cerca, él siempre buscaba abrazarme y, cuando no lo hacía, era yo quien disimuladamente lo buscaba para darle o que me diera mimos.

Sí, comúnmente parezco una gata arisca con mala cara, pero a esta gata arisca le gusta que Erick la llene de mimos.

Él está riendo de alguna estupidez que ha dicho Luisma, sus ojos rayados de azul, verde y gris se achican mientras que reluce su linda dentadura blanca. Mi corazón se acelera, tal cual lo ha hecho variedad de veces durante años, cosa que me empeñé en ocultar a todos, incluso a mí.

A veces siento que no lo merezco. Lo dañé demasiado, lo rechacé tantas veces de maneras sutiles, pero notables, que estoy totalmente segura de que yo no hubiera tenido esa persistencia y esas ganas de seguir tanto al lado de alguien me hería.

Fue como si a lo largo de los años le hubiera clavado aguja tras aguja sacándole gotitas de sangre, al principio parecería una maricada, una simple heridita que sanaría con el tiempo, pero se fueron acumulando las agujas clavadas hasta el punto de que comenzaban a sentirse como si le apuñalara con un cuchillo.

Me dolía, por supuesto que me lastimaba el tener que rechazarlo por creer que yo no merecía alguien como él, pero estoy segura de que a él le dolía más el mantenerse a mi lado porque mi egoísmo lo mantenía cerca de mí ocupando solo el papel de mejor amigo, ya que me negaba a alejarme definitivamente.

- ¿Otra vez pensando en esa gafedad, Anisha Anastasia? – me regaña y yo suelto un suspiro. Me mira directo a mis ojos cafés con sus preciosos ojos claros, y me vale mierda si me agarra torticolis de tanto tener alzada la cabeza, soporto lo que sea por mirar sus bellos ojos.

- Es que aún me cuesta creer que me hayas perdonada tan fácil. – Erick vira los ojos y entrelaza una de sus manos con la mía para llevarla hacia sus labios y dejar un beso en el dorso de ella.

Venezuelan RoomiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora