6. ¿Ahora tú te crees Chávez para...?

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Anisha's P.O.V

Salgo del salón en el que vi mi última clase para comenzar a dirigirme hacia mi carro, pero pongo mis ojos en blanco al escuchar a un chamo, o una chica con voz rara, llamándome.

— Epa, tú. Sí, mira, tú. Mami. No te hagas la dura que lo duro se parte. — Me cago de la risa porque realmente ese piropo es muy ridículo.

— ¿Qué quieres, niñito? — Pregunto impaciente alzando ambas cejas, girándome para encontrarme con...

Santa virgen de la papaya.

— Se te salió esto del bolso. — Me entrega mis auriculares — Agradéceme, porque siendo otro me los bataneo.

Este ser que tengo en frente es una belleza digna de ser esculpida y exhibida en un museo griego porque, en serio, parece algo mitológico. Es precioso.

Este niño parece un bambú. Súper alto el muy condenado. Es delgado, pero sus brazos son marcados por lo que deja ver la camiseta azul con un estampado que tiene una frase en latín, creo... Sus ojos son de un tono entre el verde, el gris y el azul muy poco común, a mi parecer. Su nariz en respingada, y su rostro delgado. Sus labios son pequeños, parecen suaves como un pétalo...

Concéntrate, Anisha.

Ajá, bueno. Sigamos. Su cabello es de un tono castaño, pero también tirando al rubio ¿Me entienden? Triste si no. Está despeinado e igual se le ve muy bien, y eso es algo difícil de lograr pues su cabello es rizado. Sus cejas son delgaditas y del mismo color de su cabello, por lo que sé que es natural... o se pinta las cejas.

— ¡Ah! ¡Es que tú eres Chávez para andar expropiándome los audífonos! — Digo arrancándoselos y guardándolos en mi bolso de nuevo — Gracias, niño.

— Erick

— ¿Quién...?

— Que yo me llam...

— ¿...te preguntó? — Acabo y me río un poco por su cara — Chao, niño.

Me alejo del papucho para adentrarme a mi carro y comenzar a conducir hacia la casa porque ya empezaron a mandar tareas.

Todo sea por cumplir mi gran sueño.

.   .   .

— ¡Arroz con leche, me quiero casar! — Canta gritado Ainhoa, lo cual es la gota que derrama el vaso.

— Cállate la boca o te voy a matar — Canto yo con los dientes apretados. Marico, hoy me toco lavar el baño y, no es que de asco, pero si flojera.

Yo debería estar durmiendo, mano ¡Es sábado! ¡Sábado!

— Any, eso suena algo macabro para un canción de niños — Dice Alysia mirándome raro, pero sé que solo finge.

Después se queja de que le dicen fresa

— Me mocho una teta a que esa canción no es así — Ahora es Aaliyah la que se para en la puerta del baño. Todas llevan ropa de casa, pues decidimos hacer una limpieza porque el lugar nos lo dejaron algo sucio.

— Me sabe a mierda, pero cállense la boca toditas — Ordeno para luego seguir restregando las paredes llenas de Ajax con el cepillo de lavar ropa.

— Ya va, mano. Vamos a poner música porque así yo no me animo — Dice Alysia en tono alto, por lo que escucho bien.

Segundos después, comienza a sonar por toda la casa variedad de canciones. Hay desde merengue hasta rap.

Y, así, a las nueve de la mañana de un sábado, comenzamos a trabajar para dejar el apartamento reluciente. Al acabar, son las doce y me estoy muriendo de hambre, así que Alysia y Aaliyah hacen el almuerzo para luego todas sentarnos a degustar la deliciosa pasta con carne molida, queso parmesano, tajadas y salsa de tomate. Y no olvidemos el dulcito jugo de guanábana.

Venezuelan RoomiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora