18. Erick: The Mariquito

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Anisha's P.O.V

¿No les ha pasado que están en el momento menos indicado y pasa algo en su templo sagrado, aka su cuerpecito sexy, y de repente le da a su retaguardia unas ganas gigantescas de expresar su amor a través del aire mientras tú estás chismeando a gusto con un nuevo pana?

A lo criollito, ¿No les han dado ganas de tirarse un peo en el momento menos indicado?

Porque a mí sí.

Justo ahora estoy apretando mi culito de bebé mientras Erick me cuenta de la vez en la que se cayó de un caballo por dárselas de Woody. Les juro que tengo mil ganas de reírme porque este chamito es un payaso andante, pero sé que si me rio capaz y dejo hasta un frenazo en las pantaletas.

Para rematar, son blancas.

— Any ¿Te pasa algo? ¿Por qué pareciera que estuvieras aguantando un peo? — Pregunta Erick, seguramente al darse cuenta de la mueca que cargo.

— Porque me estoy aguantando un peo — Confieso y siento que tengo hasta el pantalón metido por el culo de tanto que estoy apretando.

Y el pajuo' de Erick se comenzó a reír.

Pero con unas ganas, mrc, que eso pareciera que le hubieran dicho el mejor chiste del mundo.

Bueno, ¿qué se puede esperar de alguien que se ríe con el chiste del pollito?

Ya saben, ese de "Había una vez un pollito que levanto una pata, después la otra y se cayó".

— Aaaahhh, ok ¿Te vas a reír? Bueno. — Veo por toda la plaza, para ver que no haya nadie demasiado cerca. Al comprobarlo, levanto un poco mi pierna y siento la satisfacción en mis piernas y glúteos cuando el gas odorífero sale por fin de mi cuerpo.

Aaaaaaaahh... Qué alivio.

— Qué asco, Anisha Anastasia. — Se tapa la nariz el bambú que está a mi lado, acostado sobre el monte, el césped o como quieran decirle — Ve a la iglesia y salva tú alma, porque tu cuerpo ya está muerto

— Ve, pajuo' e' ñoña, síguete burlando de mí pa' que veas

— Oh, bien. ¿Quieres amenazarme? — Maldita sea.

Este catire de mierda se cagó.

¡Pero se cagó horrible!

— ¡Ay, no, Erick! — Me quejo mientras él se caga de la risa.

Literalmente, se está cagando de la risa. Creo que por cada carcajada sale un peo más.

— Ah, ¿No querías lanzar bombas lacrimójonas, pues? — Y sigue con sus chistes chimbos

Acabo riéndome con él, pero nos interrumpe el sonido de una llamada entrante de mi teléfono. Contesto mientras calmo mis risas.

— ¿Aló?

¡Hasta que por fin, carajita! ¿Se te olvido que tienes familia o qué coño? — Escucho la voz de mi mamá al otro lado de la línea.

Coño, vale. Después dicen que la dramática de la familia soy yo.

— No seas exagerada que te llame antier y hablamos por un buen rato — Le recuerdo virando los ojos. Erick me ve de manera acusatoria, regañándome por poner los ojos así.

Mira, a mí me hablas bonito, nojoda. — Me echo a reír

— Mami, ni a mis culos les hablo bonito. Eso es algo que hay que ganarse — Al decir eso, Erick alza una ceja mientras me ve, y yo solo asiento.

Venezuelan RoomiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora