17. Quesua' por Robert

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Ainhoa's P.O.V

No hace falta ver sus alas pa' creer que ella es el ángel que Dios me mandó pa' que me cuidara — Canto mientras conduzco hacia el apartamento. Salí algo tarde de la universidad hoy, pero ya voy a directo a hacerle más feliz la vida a mis hermosas roomies —. Es que esa carita, ese pelo, esa cinturita, esos ojitos tan bonitos, esa boquita rosadita. Me haces sentir el dueño del mundo. Allá él que no cre... AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA – Grito frenando lo más rápido que puedo cuando un chamo cruza la calle a lo inmortal. El carro igualmente lo golpea y el cae al piso

NAWEBONA, ES QUE NADA MÁS A MÍ Y AL PATO LUCAS.

— ¿¡Tú eres medio marico o marico y medio, pajuo'!? — Exclamo alterada bajándome del carro a millón. Él chamo esta tirado boca abajo. O sea, se dio duro contra el pavimento.

Marico, pero no se mueve.

Marico, como que no está respirando.

¡Marico, lo maté!

¡Ay, Dios mío! ¡Yo no puedo ir presa antes que Chávez, eso no es justo!

Me tiro al piso con los ojos aguados pensando que mi vida ya se fue a la mierda. Yo sabía que algún día el karma me iba a coñazear por ser tan mentirosa, pero tampoco es pa' tanto.

Volteo el cadáver con las manos temblando y me doy cuenta de algo que hace todo muchísimo híper súper recontra mega peor.

¡Marico, es Robert!

¡Marico, maté al papi bello!

¡Me voy a ir pal' infierno por matar a semejante hermosura!

Presa de los nervios, corro de nuevo al carro, agarro mi celular y comienzo a llamar a la primera persona que se me viene a la mente mientras me vuelvo a arrodillar junto al cadáver.

Aló — Habla Anisa al otro lado de la línea.

— ¡Marica, maté a Robert! – Exclamo alarmada, mirando de nuevo el cuerpo sin vida que yace frente a mí

¿Cómo que mataste a Robert? ¿Tú eres estúpida? Pregunta confundida

— Marica, te lo juro por Diosito santo. Él loco se creía inmortal cruzando la calle y lo atropelle sin querer. — Mano, estoy llorando mares ¡Pero es que lo maté, marico! ¡No me lo voy a perdonar jamás! — Mana, no. Y tan lindo que era. Me voy a ir pal' infierno. — Las lágrimas siguen saliendo como si mis ojos fueran el Salto Ángel

No, no, no. Ainhoa, cálmate. No puedo. Sigo llorando — Maldita sea, Noah. La psicóloga es Laya y ahorita está cagando.

— Marica, lo maté. — Las manos me tiemblan. No puedo ni sostener bien el celular.

Lo que me falta es que se me caiga y se le parta la pantalla.

Eso si es arrecho: Pobre, bruta, sin teléfono, asesina y presa.

Por lo menos soy linda, pues.

A ver, primero que todo, respira profundo, Ainhoa. Cálmate. Decido obedecerla y respiro profundo, cosa que me cuesta por el llanto — Bien, ahora; ¿sabes tomar el pulso?

— No estoy muy segura.

Solo le tienes que poner tus dedos índice y corazón en la muñeca o cerca de la tráquea — Explica con voz relajante y confiada, lo que me hace tranquilizarme un poco más.

— ¿Cerca de la que? — Escucho como respira profundo

Solo... Ponle los dedos en la parte interna de la muñeca, Ainhoa Eileen. ¿Si sabes cuál es la muñeca? — Me doy cuenta en su voz de que está intentando mantener la calma.

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