24. Primera cita

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Aaliyah's P.O.V

— El viaje ha sido demasiado fino. Disfrutamos muchísimo.

— Si. De pana, gracias.

— ¡Te queremos!

— Miren, mamaguevas, las invite fui yo. Dejen de buscar excusas para tocar a mi hermano —Regaño a las descaradas esas que justo ahora están abrazando a Altaír.

A veces me pregunto si que sea tan sexy es una bendición o maldición.

Girls, creo que es mejor que no se hagan ilusiones con Altaír —Dice Catherine llegando junto a ellas con una sonrisa orgullosa, y me da una mirada cómplice.

Sé que desde un principio se dio cuenta de que las muchachas andaban botando saliva por mi hermano, y ella se hizo la loca porque le daba risa, pero de seguro ya se cansó y va a sacarles en cara la gran noticia que nos tiene con una sonrisa los tres desde anoche.

»Empecemos porque vive en un país en el cual les costaría una bola entrar —Alza frente a ellas el dedo índice—, Luego que es muy mayor para ustedes —Ahora alza el dedo corazón—, y tercero... —Muestra su dedo anular dejando ver un precioso anillo de compromiso que elegimos mi hermano, mi mamá y yo mediante videollamada hace un mes.

Altaír y Cat llevan juntos más o menos tres años, desde que él se mudó a LA. Fue de las primeras personas que conoció fuera del trabajo. Ella en ese tiempo cuidaba el apartamento que queda frente al de mi hermano, una noche se quedaron atrapados en el ascensor y ahí empezó su historia. Todo un romance de película.

Aunque me gusta fastidiarlo diciendo que su historia es más tipo Pídeme Lo Que Quieras, a pesar de que no es cierto... O eso creo.

¡Asco! ¡No quiero pensar en la vida sexual de mi hermano!

Focus, Aaliyah. Focus.

Se hicieron novios, y nos la presento por videollamada. Al instante me di cuenta de que mi hermano estaba viviendo su propio cliché de badboyxgoodgirl sacado de Wattpad. Me cayó bien, y empezamos a hablar seguido por mensaje hasta hacernos amigas. La conocí en mis quince años, cuando vino como acompañante de Altaír.

Altaír decidió pedirle matrimonio hace más de un mes, y lo ayude en todo lo que pude. En la posada, practicamos un par de veces como se lo pediría. Decidimos que estarían en su cuarto de la posada, él le tocaría Perfect de Ed Sheeran con su guitarra, ya que ella ama esa canción y ama que mi hermano toque la guitarra —no me pregunten porque, ni yo lo sé—. Luego le diría las palabras que tanto le costó decirme para yo armar el discurso, se arrodillaría y le haría la propuesta.

Decidió que no le avisaría a nadie que no fuéramos mi mamá, mi papá o yo hasta que estuvieran de nuevo en Gringolandia, porque no quería que hicieran tremenda parranda. A pesar de que ambos aman las fiestas, él quería que conservaran ese momento para ellos solos.

Cuando a las 3 de la mañana me llegó una nota de voz de mi hermano gritando cómo loco, emocionado porque su amor acepto casarse con él, no pude evitar que se mis ojos escaparan lágrimas mientras las muchachas ni cuenta se daban ya que estaban durmiendo. Se los juró que me sentí horriblemente vieja, pero igual estaba demasiado feliz.

Altaír ha sufrido demasiado con el amor, solo imaginen que esta no es la primera vez que pide matrimonio. Siempre acaban lastimándolo, pero sé que con Catherine no pasará lo mismo. Ella está perdidamente enamorada de su cuaderno.

Y mi hermano no se merece menos que eso. Él más que nadie merece tener esa felicidad.

Luego de que las muchachas, muy a su pesar, feliciten a mi cuñada y mi hermano por su compromiso, todos nos despedimos y se suben al taxi que los llevará al aeropuerto porque a mí me da ladilla manejar.

Venezuelan RoomiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora