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¿Ahora qué haré? Lamo mis labios y chillo por el ardor, nerviosa, moviendo mi cabeza pensativa, es fácil cambiarse de ropas. ¿De cara? Claro que no, estoy más que jodida, escapar y regresar con las pruebas que...¿Me golpearon? Suena poco creíble de mí, viniendo de mí.

Niego con mi cabeza. Jamás me creería.

Esta bien, apenas han pasado tres horas, seguro se habrán ido. Entonces decido caminar por el jardín en la parte trasera, levemente para no levantar sospechas que un ladrón ha querido colarse por mi vestimenta y mi cara irreconocible; Sonrió por mi descripción graciosa, pero hago una mueca de dolor al abrir más mi labio roto.

Sin embargo al dejar cerrado demasiado mis ojos, no me percato de una pared lo suficientemente fuerte para caer de trasero, chillando por tanto dolor, estimulando mis moretones y tenso mi mandíbula, no, no estoy y no estaré lista para peleas.

-¿Quién es usted?-Mi cuerpo completo se congela al oír que esa pared tiene voz de hombre, fría y frívola como la nieve al venir el invierno y así como demandante, tensando mi cuerpo y sin pensarlo dos veces, tapo mi rostro al instante.

-Soy...-Carraspeo mi tono, intentando hacerlo más masculino, tragando duro. Mejor dicho, ¿Quién es él y que hace merodeando mi jardín? Inconscientemente formo mi palma en un puño.-un sirviente de la ama Sasha Stein.-Sonrío, ladeando mis comisuras divertida.-Quiero decir, la hermosa e inteligente, para nada varonil futura dama Sasha Stein.

Me trago mi risa, poniendo mi peso sobre mis pies y sacudo mis ropas, acomodando más el gorro para tapar mejor mi rostro y me inclino ante él, siendo la primera vez que lo hago pero las necesidades lo requieren. Lista para irme, su voz vuelve a resonar.

-¿La niña que se quito sus ropas en plena entrada?

Siento el calor surgir desde mi garganta y todo mi rostro hasta mis orejas, bajando la mirada avergonzada. Esta vez formando el otro puño, insertando mis uñas en mi piel sintiendo ese ardor mejor que la desdicha que estoy sufriendo ahora.

-Tendrá sus razones.-Me defiendo.

-¿Razones?-Pregunta perplejo, ladeando una sonrisa maliciosa. Mordiendo con cinismo mi labio inferior dañado, tragando mi voluntad de partirle su maldita cara.-Si supongo que una niña caprichosa, con enseñanzas masculinas tendrá sus razones para comportarse, cómo todo, menos una dama.

A la mierda.

Me quito el gorro de encima y mi cabello no se hace esperar soltarse con el viento flotante, tomando al mismo tiempo la garganta del tipo, presionando de esta con suficiente fuerza para abrir los ojos con impacto y jadeo al ver que es joven, reconociendo su cara, era el sujeto serio que no se rió cuando me vio en el salón.

Eleva sus manos intentando quitarme la mía, pero presiono más su garganta, faltando el aire para entrar a él, bufando sin gracia por su expresión. Sin embargo una punzada horrible surge de mi palma de uso y le suelto al instante, tomando de mi mano adolorida, mientras él intenta recuperar su aliento.

Tosiendo con fuerza y me mira indignado, reconociendo mi cara al instante.

-Tú...-Murmura apenas con el poco aire.

-Me ofendió y provoco, le pido que por favor se vaya de mi casa.-Le mando con seriedad y soberbia, fulminándolo con la mirada y tiro de mi pelo hacia atrás, todavía con mi mano en mi palma herida.

Abre sus ojos sin palabras y ríe sin gracia, rodeando los ojos sin diversión, sino genuinamente furioso. 

-Cuando te vean así...

-Le diré que me golpeó.-Se sobresalta, retrocediendo y le apunto la salida, sin paciencia, soy una mierda de persona cuando la gente me cae mal y con ellos la delicadeza no significa nada para mí.-Largo o hago que lo echen.

-¿A quién crees que le hablas niña?-Se apunta, perplejo, ¿Acaso debo saberlo? No me interesa.

-No me interesa su identidad,-Digo tosca.-¿Acaso sabe quién soy?

Acorta nuestra distancia cuando camina cerca de mí y sus pasos se hacen más certeros, pesados cómo su presencia que indica doblegación, miedo y temor. Al igual que su mirada frívola como seria, sus iris negros barridos de espesas pestañas y su cabello negro que cuelga hasta ellos, soy muy pequeña enfrente suyo.

Retrocedo, extrañada de mi repentino miedo que trasmite él, jamás he retrocedido ante alguien.

Me pone la piel de gallina, achinando mis ojos cuando lo admiro.

-Eres Sasha Stein, hija de Victoria y Marcos Stein. Familia noble con herencias favorables y relucientes, eres su única hija y un patrimonio medianamente grande.-Trago duro al ver su información certera sin titubear.-Sentenciada desde pequeña a estudiar cómo los nobles, después de los años, resulta que también debe saber dominar las armas y otros trabajos de nobles.

-¿Cómo sabe todo eso, qué derecho tiene usted de saber de mí?

-Los mismo me pregunto, ¿Por qué una dama cómo usted debe tener tales inclinaciones anormales?-Tenso mi mandíbula, confusa por su pregunta con doble sentido, ¿Qué me quiere decir con eso? Yo lo único que quiero es ser una buena esposa. De pronto siento todo el aire de mis pulmones escaparse cuando acorta nuestros rostros, sintiendo el rozar de su respiración en mi nuca.-¿Cuál es el fin?

Me aparto de él, recobrando mi aliento. Que irrespetuoso, que confiado, ¿Quién diablos es?

-Viene a mi casa a cuestionarme y faltarme el respeto, me importa poco quién es, lo quiero fuera de mi casa.-La paciencia se hace notar cuando desaparece, este tipo me trae muy mala espina, no es alguien de confiar, ni de hacer amistad, es un patán.

-Tampoco es que verla con pocas ropas y luego así, para ahorcarme sea la mejor impresión de usted.

-¿Caballero Blake se encuentra por aquí?-Mi cuerpo por completo se tensa al oír la voz de mi padre lo bastante cerca, mirando hacia el sujeto en frente mío, cómo mi único testigo, sin opción, le tomo de la mano y lo jalo a un cuarto donde se guarda los cosas de higiene, escuchando sus quejidos por mi movimiento brusco y lo tiro adentro, cerrando la puerta.

Mi corazón late cómo loco, contra mi pecho y mi respiración se torna pesada.

Fijando que nuestros cuerpos están pegados y la incomodad es terrible entre ambos, él esta dispuesto a tirarme a los perros cuando intenta abrir la puerta pero aparto su mano al momento de intentarlo, llevando una mirada amenazante de él, no esta jugando, enserio quiere salir.

¿Debería matarlo o convencerlo para que no sea un testigo más, comprar su silencio?

¿En qué me he metido?

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora