Corrí y corrí, sin ver atrás, a pesar de los gritos lejanos de las personas, imaginando que todo ha sido por mi culpa, ya que mi madre habrá llamado a todos los guardias para buscarme hasta debajo de las piedras, he tardado demasiado con Jack, para llevarme una sorpresa amarga.
Deteniendo mi paso de pronto cuando la respiración se me dificulta y el sudor baja sin pudor sobre mi frente, empapando mi cuello y el corazón exige salirse de mi pecho, apretando la bolsa de monedas contra mi pecho, bajando la mirada consternada, queriendo seguir huyendo, sin descanso, sin embargo sigo siendo humana, no soy alguien asombrosa cómo imagine ser.
O como Matías me halago y mi padre. Mis labios tiemblan de impotencia y las punzadas atacan como miles de estacas contra mi corazón, inclinando mi pecho a la altura de mis rodillas al bajarlas, mordiendo mi labio inferior con suma fuerza y el sabor amargo no tarda en aparecer en mi lengua, respirando sin control y desenfrenadamente.
Mirando mis manos que tiemblan sin mi voluntad y tomo de mi cabellos desordenados, sola entre toda esta oscuridad, con miedo, temor, a mi corta edad tomando esta clase de decisiones sin saber qué acontecerá, si habrá sido lo mejor o no.
Cierro mis ojos con dolencia y sollozo, lloro sin límites, gritando mientras me jalo mis cabellos y las lágrimas descienden sin reparo sobre mis mejillas, sintiéndome culpable, inútil y manipulable, tan ingenua y estúpida.
Mi pecho arde y cada lágrima que baja por mi rostro, es el claro sufrimiento que carcome mi interior, gimiendo contra mis piernas, mientras el aire pasa como tornado por los árboles de mi alrededor, moviendo los hojas que se despegan de ellos y caen sobre mí, apretando la bolsa de monedas contra mi pecho, siendo mi único pase seguro a la libertad.
Viviré la vida que yo quiera, no la que ellos quieren que viva, pasare por el mundo, conociendo todo lo que no se me permitió, con ellos o sin ellos, siempre haré lo que quiera, a pesar que me juzguen por ser mujer andando sola como los hombres, no me importa, siempre hay que criticar cuando se trata de mi género.
Me pongo sobre mis pies, lista para irme y dejar todo atrás, cuando escucho un grito que detiene mi andar de pronto, petrificada, tanto que hiela mis huesos.
-¡La casa de la familia Stein esta en llamas!
Jadeo sin poder creer lo que he escuchado, girando todo mi cuerpo pálida, corriendo tras la señora quién ha dicho tales palabras más absurdas, ¿Cómo, mis padres, qué quiere decir? Si mis padres están con los Blake, eso es incomprensible.
-¿Qué ha dicho?-Las sostengo de los hombros, sacudiendo su cuerpo sin medir mi fuerza y me mira asustada, notando que soy la hija de los Stein. Ella gira su rostro hacia un punto que reconozco de inmediato, es donde vivo yo y me giro levemente, sintiendo un terrible temor que carcome mi piel y retrocedo jadeando del asombro, tapando mis labios y las lágrimas descienden con fervor al ver mi casa en llamas.
-¡NO...! ¡No, no puede ser! ¡No!-Niego repetidas veces sollozando sin controlar mis temblores y corro hacia mi casa, corro y corro sin importarme el terrible dolor de mis piernas y las punzadas de mi tobillo dormido, negando y llorando, rogando a quién sea que sigan vivos.
Viendo a todos lados para ver si hay gente ayudando, sin embargo no hay nadie llevando cubetas para parar el maldito incendio, sintiendo más impotencia, corriendo ya adentro del pueblo, empujando a toda la gente espectadora del espectáculo que es ver mi casa arder.
Cuestionándome dónde están los guardias, donde están los Blake ayudando a mi familia, ¿Quién esta ayudando a mis padres, por qué no veo a nadie moverse para ayudarnos? Sollozo con más furor, sintiendo un gran enojo hacia esta gente malévola que me ha criticado tanto, que ha avergonzado a mi familia por tenerme.
-¡¿Por qué no ayudan, por qué no ayudan dios!?-Exclamo con todo el ardor de mi garganta a toda la gente que me topo, empujando de ellos con total desprecio, corriendo y viendo la multitud alrededor de mi hogar como espectadores de mi hogar lleno de fuego.-¡¿Por qué se quedan ahí sin ayudar?!
Me detengo abruptamente al sentir mi sangre helar cuando estoy de frente a mi hogar, frunciendo mi ceño espantada al ver el fuego consumir toda la mansión y nadie me detiene cuando me introduzco al jardín, empujando todo al que vea, sin medir mi fuerza y dejando caer varios al suelo de la ira que tengo por dentro.
¡Malnacidos, hipócritas! Todas las veces que mi padre les ha ayudado, mi madre jamás les hizo daño, ellos no deben pagar por lo que yo hice, ¡Dios no!
Abro las puertas de la mansión y me alivio cuando veo que el fuego no ha llegado del todo a la sala, donde se supone que deberían estar, caminando con prisa adentro de esta, corriendo y viendo a todos lados en busca de mis padres, sin embargo una voz familiar hace que frunza el ceño con infortunio, imaginando que mis padres se encontraban solos.
Retrocediendo y suprimiendo mi gemido, petrificada, helada en mi lugar e imaginando miles de razones, entre todas, las menos positivas, incapaz de creerlo.
-Será mejor que nos diga donde está Sasha Stein.-Abro mis ojos con impacto al ver a Matías sostener la espada entre sus manos y apuntando a la garganta de mi padre, estando ambos amarrados a las sillas, inmóviles y lloro sin reparo, sin poder creer lo que veo, ¿Está amenazando a mis padres?
-Jamás la tendrás Matías, ¡Nadie de tu familia tendrán lo que tanto anhelan desde que nació!-Escupe cada palabra mi padre con repudio hacia él y Matías vuelve su mirada más frívola, oscura y temible que hiela mis huesos, sacando una sonrisa tenebrosa de lado y riendo con gracia.
-Los odia y su escape fue una muestra de ello, ella no dudará en busca mía.
¿Qué, por qué quiere tanto saber de mí, por qué apunta a mi padre y esta tan seguro de ello? Quiero decir, después de esto se supone que su familia no me querría más, por eso mismo no recurrí a ir con Matías.
-Sobre mi tumba, tendrás que matarme primero si quieres matarla a ella.
Todo mi aliento de escapa de mí, retrocediendo con el cuerpo petrificado de los que acabo de oír. ¿Matías...quiere matarme?
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasiLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...