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-¿Disculpe?-Repite sin creer en mis palabras.

Al final nos dejaron a solas, el capitán le repitió la seguridad, insistiendo en los guardias, pero mi condición principal que todo fuera en discreto y que mi fin no es matar al Lord, que nadie se enterará que me encuentro aquí; Aceptando claro el Lord, muy seguro que se sabe defender y que no teme de mí, sino parece interesado al conocer más de mí.

Tampoco planeó ser falsa cómo él o mentirle, sino decir sólo lo necesario.

-Necesito de su seguridad, como una carta bajo la manga, que estaré segura que la usaré cuando más la necesitaré.

-Comprendo que él es su esposo y desconoce su verdadero ser, ¿Por qué buscaría su muerte, tiene sentido?

Por alguna razón le confío esto a Philippe, ya que no es creyente y tiene mucho poder, nada le hace falta y ha anhelado mi poder al conocer mis relaciones, se puede notar el desinterés con relación a mis características, me ve igual a él y eso me agrada, sin embargo eso no descarta su curiosidad al respecto.

-¿Tiene sentido desde un principio casarse conmigo mi Lord?

Suspira, comprendiendo completamente mis palabras, tomando que sabe de mi identidad, sin embargo parece intrigado del porqué me entrego en bandeja de plata a mi muerte segura. No es idiota, conoce la jerarquía de poder y las reglas de un Blake.

Los de clase alta parece que se amontonan de reglas para seguir prosperando.

Suspiro irritada.

-Comprendo que no confíe nada de momento, ya que no me he ganado su confianza, sino me voy restando puntos.-Confiesa sincero, serio, apoyando sus codos en sus piernas, pensativo, cayendo y rociando los cabellos dorados sus pestañas rellenas.-Pero llego a suponer que tiene algo que ver con su maldición o su condición actual y lamento decir-Recalca.-que no puedo ayudar si no poseo todas las herramientas.

Tiene razón, realmente no confío en nadie, sin embargo Philippe me da un cierto aire de alivio al ver que no es creyente, que me ve igual que él y que mi muerte, seria si le falto el respeto o le reto, tiene poder, como he dicho antes, ante su presencia no me siento en riesgo, no saca nada con mi muerte.

Veo un gran interés en su mirada, esperando mi respuesta, es fuerte, varonil, serio y de palabra, con el poco tiempo que le conozco puedo reconocer eso. Necesito un intensivo para que dé todo de sí en mí, que confíe en mi y que mi propósito al menos le dará diversión o información, lo que sea, necesito amarrarlo a mí, puede ser mi mejor arma.

-¿Realmente no cree la maldición o mi poder?

Ladea una sonrisa tenebrosa, que me siento agradable con su insólita presencia, algo en él desde el principio siempre me desconcertó, ahora comprendo lo que es, es igual a mí, nuestra racionalidad es distinta del resto, todo parece serle divertido y fascinante.

-He de admitir que desde que vi su hermoso cabello y sus iris translucidos, empece a creer, al ver que sin cansarse mato a todos mis hombres, afuera de mi mansión, aquí y en el mercado;-Suspira riendo a lo bajo, masajeando su mandíbula, esquivando mi mirada latente.-Indague, hasta visite por primera vez la iglesia.-Suelta una risotada. 

-¿Entonces?

-Cómo sabrá, es información que no se comparte, sólo son rumores distorsionados de lo que verdaderamente sucedió. Tengo mis medios y por medio de ellos, logré al menos saber lo que sucedió hace siglos, fue como un cuento de hadas, pero en vez de hadas, bestias espeluznantes y un mal tenebroso.-Sisea tan rápido como termina, regresando su atención a mí.-En eso entra usted, quién robo el libro que tanto resguardaron.

-Supongo que sabe lo que soy y a lo que he venido.-Paso mi palma por mi cabello, que ha crecido aún más, mirando la puntas de mi cabello blanco, llegando a mi nuca.

-La maldición, el resurgir del mal y del fin, casi provoco una guerra mundial con sólo su poder.-Se levanta, caminando de un lado a otro, borrando toda diversión de su rostro, analizando mi cara, mi cuerpo y cada característica, pero algo no le parece convencer.-No es humana, pero parece humana, sería estúpido no apoyarse en el ser más poderoso del mundo.

-¿Qué?-Pregunto confusa por su comentario y se acerca a mí, lo suficiente para pararme y retroceder por su repentino comportamiento, acortando toda distancia de mí. Golpeando mi espalda con la pared y jadear sorprendida.

-Soy su aliado señorita Stein.-Me asegura, con la mirada seria y la voz profunda, alejando su rostro del mío y recuperando mi aire.-Si desea poder, protección, seguridad, no dude en que se lo daré, pero desde ahora seremos aliados, no enemigos, ya no más.

-¿A qué se debe su repentino cambio de opinión, por qué no piensa igual que las demás personas mi Lord?

Después de saber lo que hice, lo que puedo llegar a hacer y él mismo lo ha visto, pensé que toda oportunidad se disipo cuando se enteró de mi naturaleza, sin embargo pareció interesarle, indagar más por él y ofrecer sus medios para apoyarme, con tal de ser socios, compañeros y ya no anhelar mi muerte, sino mi éxito, de un momento a otro.

Siendo la primera persona en no rechazarme, aceptarme y apoyarme, conmoviendo mi corazón por segundos, muy cortos, porque todavía no puedo procesar la información y menos aceptarla, no, aún no.

-El resto temen por lo que eres, con el debido respeto, se ponen en tu contra y quieren matarte, pero no ven en ti el talento, la fuerza y lo única que eres, quieren ser los mejores, acaparar todo, ¿Cómo crees que he llegado a quién soy? Porque me he aliado a los más fuertes, no me envanezco de envidia en vez de crecer.-Suspira, sonriendo de lado.-Sasha Stein y Philippe Connor, aliados, haremos grandes cosas, podremos poseer el mundo si tan sólo lo deseamos.

¿Poseer el mundo? Veo que Connor desconoce completamente mis planes, piensa que soy como Amiel, pero no, no soy como ella, ni siquiera planeo eso, sino mi venganza, pero de otra forma no me apoyará, tengo esa seguridad que no lo hará, mentiré para aprovechar lo mejor que pueda, disfrazando mi verdadero ser por lo que él desea, el poder, porque la ambición siempre fue suya.

Ser el más poderoso.

En sus ojos esta el deseo, la ambición de lo mucho que puede hacer conmigo.

-No me llames Sasha,-Añado, tornando mi tono más frío, sonriendo de lado y uniendo nuestras manos, cómo alianza.-dime Amiel.

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora