-Concentra tu objetivo.-Mira fijamente el palo un poco grueso y acomoda la espada entre sus manos, atravesando la espada entre el palo, cortando de una y cae al suelo, desplomado y abro mis labios impactada, ¿Acaso...quiere que haga eso?
Trago duro.
-Sabes que soy una dama y que apenas aguanto el peso de esto.-Arqueo una ceja, para nada convencida, quiero decir, nada de esto me parece coherente, por más que intente.
Suelta una leve sonrisa mi padre, apoyando su palma sobre la espada ya perforada entre el suelo.
-Es cierto,-Pone la mano sobre su nuca, pensativo y corre para la gaveta, sacando una espada bonita y delgada, con unos lindos adornos negros y rojos, achinando mis ojos y me enamoró cuando veo que son pequeño dragones en las orillas, notando la espada que es negra por completo, acorde a mi vestimenta, extendiendo esta a mi mano y la ligereza es bastante, al igual que su largura y afinidad. Quitando de mi mano la otra.-te la iba a dar al terminar el entrenamiento, pero olvide que uno se acomoda a su espada desde el inicio.
-¿Acomoda?
-Practicas tanto con una que te es imposible acostumbrarte a otra.-Veo la espada de mi padre, que esta desgastada, muy usada, pero tan fuerte y jamás le defrauda, es dorada con plateado.
Acaricio la espada entre mis dedos y mi pecho se encajona, feliz, viendo los detalles en los que le tomo a mi padre mandar a hacer mis ropas y la espada, tan hermosos que me encantaron. Quizás mi padre es testarudo y serio, pero me demuestra su afecto en medio de estos objetos.
Jamás he visto una espada igual a esta.
Asiento dudosa por mi capacidad, pero decidida a no defraudarle a mi padre que ha puesto su empeño y confianza en mí, miro el palo enfrente mío, achinando mis ojos y de una paso por encima mi espada y con todas mis fuerzas, jadeo del golpe al no poder continuar cuando mi cuerpo cae de espaldas al suelo abruptamente.
Arqueando mi columna adolorida y entre cerrando mis parpados, notando que la espada ha quedado como clavo entre el árbol, ni doblada, cómo si nada apesar de mi fuerza.
Mi padre con facilidad saca la espada de la madera y me extiende su palma, correspondiendo a su amabilidad y logrando ponerme sobre mis pies nuevamente, sacudiendo el polvo de mis glúteos, abochornada cuando accedo a tener la espada de nuevo entre mis manos.
-Te pondré un ejemplo,-Asiento.-cómo cuando cortas la carne, utilizas la parte con mayor filo y lo haces con leve fuerza. Es lo mismo con la madera, sólo que ejerces mayor fuerza, no de frente, porque el daño será menor y erróneo.
Tal y como sucedió, fue lo primero que hice.
-¿Cuál es la forma más rápida de hacer morir a una persona con una espada?
Frunce el ceño sorprendido y rasca su nuca, pensando. No le parece mal responder a una interrogante no apta para una dama, pero la curiosidad me sucumbe.
-Cortar la garganta,-Señala con su dedo su cuello cómo si él se lo hiciera a sí mismo.-eso sería cómo cortar carne, pero el corte debe ser profundo y abrupto.
Asiento, tomando la espada entre mis dedos y sin aviso, sigo los consejos de mi padre, tirando directo a la madera con todas mis fuerzas, sin dudas algunas cuando de pronto logro hacer una pequeña cortada en la madera, suspirando estresada, ¿Tan poco? No es ni la cuarta parte de lo que logro papá.
Siento su palma en mi hombro y me acaricia levemente, mostrando su apoyo.
-Descuida, me llevo semanas poder cortar la madera por completo, esto se trata de práctica diaria.-Sisea volviendo a poner su espada en su lugar y tomando la mía para dejarla a un lado, mientras me extiende unos palos de madera.-Será tú tarea diaria, mínimo una hora al día.
-¿Cuánto crees que me tome?
-...-Medita, rascando su nuca.-¿Cuatro semanas?
De repente se me ocurre una estupenda idea.
-¿Me cumplirías un favor si lo logró en menos de dos semanas?-Sonrío, motivada, será pan comido, quizás hoy fue difícil, pero seguramente los siguientes días mejoraré, ¡Lo sé!
Me sobresalto al oír las carcajadas de mi padre, intentando parar su risa, sin embargo no lo logra, tomando su estomago entre sus manos divertido, pasando un dedo por su parpado húmedo.
Increíble, ¿No me cree capaz? Si supiera que he peleado con hombres y mi fuerza es mayor que ellos a manos limpias, no estaría riéndose ahora, con mayor ganas quiero saber manejar la espada para quitar esa sonrisa de su boca.
-Ni siquiera yo en mi juventud pude hacer en menos de dos semanas.-Revolotea su mano en mi cabello y me aparto, enfadada. Se sorprende y posa sus manos en su cintura, serenando su expresión al verme totalmente seria con el tema.-Depende de lo que deseas hija mía.
Si le digo, seguramente no va querer, es un tema que ha estado ignorando apesar de mis preguntas, al igual que mí madre, con excusas, que por poco las tomo cómo ciertas...algo que me dice que no es verdad y Matías se encargo de hacérmelo saber.
Si buscaré la información, pero si algo falla y si no hay por alguna razón, este será mi plan "B".
-No requiere de dinero, ni de lujos,-Añado, picando entre mis dedos el palo de madera.-son palabras, muy valiosas para mí.
Arquea una ceja, rogando que no adivine lo que es, ya que jamás accedería.
-Creó que ya sé.-Mi rostro pierde color, retrocediendo y sonríe de manera maliciosa.-Seguro, cuenta con qué si lo logras, accedo.-Aplaudo dichosa, notando que sabe lo que quiero decir, es más, accedió.-Pero es información que vale más que el oro y la plata,-¿Qué?-por eso no sólo deberás dominar la espada en dos semanas.
¡¿Qué?!
Mi pulso se esta acelerando a niveles no aptos para cardíacos, no lo soy, pero siento que en cualquier momento puedo morir por un paro al corazón.
-¿Más, qué más padre?-Veo que quiere ponérmelo difícil, jamás ha querido decirme y cuando veo la oportunidad que lo haga, parece imposible con sus normas, que comienzo a dudar si lo lograré.
-Debes perfeccionar la cortada con la espada, aprender los movimientos básicos de la pelea entre espadas y por último, lo básico de tirar flechas con el arco. Es más, si logras perfeccionar los otros dos últimos, accederé a dos peticiones de cualquier tipo, tuyas.
¿A cualquier tipo, lo que sea?
-Hasta ser una dama libre, sin estos compromisos.-Termina diciendo para encontrar mi verdadero fin.
Decido este camino.
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasyLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...