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La belleza de la naturaleza rebosa frente mis ojos, grandes prados, árboles y miles de diferentes tipos de flores adornan en gran jardín, más grande que el mío aún, asombrada por tal belleza, ¿Poseedor de todo esto? ¿Un Connor? Sólo he escuchado de sus contactos como el de la realeza, cerca del rey o el príncipe. 

Aunque desconozco mucho de sus relaciones o cómo fue que consiguió ser Lord.

No sé si su jardín o mansión sea más grande, uno que otro, pero estoy segura que ambos son inmensos.

Tulipanes, amarillos, rosados y morados, desde arriba se ven perfectos círculos de ellos, cada círculo de diferente color y los encargados de las flores, arrancan de los tulipanes que quita la sincronía de algún círculo, como los amarillos, quitan cualquiera que no sea de ese color. 

La zona moderna.

¿Qué planes tendrás Connor para arrebatarles sus tierras?

Porque a lo lejos puedo fijarme del pequeño pueblo, casas humildes que con cualquier temblor pueden derrumbarse y esta zona, repleta de mansiones como de este tipo, algo no me causa buena espina, como mi presencia aquí y lo basto que he esperado del hombre de cabellos dorados.

Mi corazón se aprieta con la sola idea que les quiten sus tierras, yo crecí en un pueblo que le dirían zona moderna, alejada de la pobreza o si quiera las ropas desgastadas y sucias, siendo lo único vulgar y vergonzoso las peleas callejeras, que se podía definir a ellos como pobres que ambulan de pueblo en pueblo dando espectáculos. 

-Se solicita su presencia en la oficina de mi Lord.-Me giro hacia el sujeto con armadura quien me dio el mensaje y asiento, caminando junto a él por los pasillos.

Quisiera regresar, preguntarle a Garret si hay un puesto para mí, intentar llevar una vida tranquila, arrancando cada hoja que tan sólo mencione mi búsqueda, pintarme el cabello y mentir respecto a mis ojos, sin embargo, quedarme de brazos cruzados con la muerte de mis padres...me es difícil, ¿Cómo escalar con poder sin ser descubierta?

De algo estoy segura, que cualquier oportunidad de escalar, cual sea el costo por la justicia, lo haré.

Demostrar la verdad sobre los Blake, sobre el padre y su congregación.

-Ya estamos aquí caballero.-Anuncia, parando en seco y abre de las grandes puertas de madera, entrecerrando los parpados por la luz que se filtra por los espacios, suspirando del asombro al ver el gran salón, repleto de reliquias, tanto de oro como de plata y de centro, el escritorio grande de madera fina, alzándose las cortinas por el viento y la luz, entrando por las gigantes ventanas.

La figura de Connor es la presencia principal, dándome la espalda y admirando el exterior, con tan solo unos pantalones oscuros, sus botas negras y su camisa de mangas largas negras, mal metida en el pantalón, con su cabello dorado un tanto despeinado por el viento.

Trago duro, entrando y ni siquiera noto cuando cierran detrás de mí las puertas.

-...-El silencio rotundo me pone un tanto incómoda, picando mis dedos con mis uñas nerviosa, desde que desperté, no, desde que le vi y le llame la atención, siempre me pregunte el porqué y la sola idea, de quizás sepa quién soy, me estremece del temor.

-¿Su nombre?-Abro mis ojos sorprendida por su pregunta, ¿Eso, eso quiere saber?

-Asher, señor, me llamo Asher...-Medito unos cuantos segundos por decir el apellido, sin embargo no me he cambiado el nombre y si quisiera investigarme, se daría cuenta que le he mentido.

-No me llame señor,-Se gira, barriendo con su palma su cabello para atrás, avellanando más sus iris oscuros, dando una mirada seria y metiendo sus manos en sus bolsillos delanteros, su pantalón le queda ajustado en sus piernas trabajadas.-mi nombre es Philippe Connor, pero como verás las personas prefieren llamarme por mi título nobiliario. 

Familia Connor, ¿Él será el dueño de todo esto, tendrá padres? Apenas lo que he visto, puedo asegurar que sólo él se encuentra aquí, pero eso no significa que no vivan aquí o sigan vivos.

-Le seré claro esta vez...-Saca un tabaco y lo enciende, para aspirarlo.-no me ha dicho su apellido.-Exhala todo el humo por sus fosas nasales.

Trago duro.

-Puede llamarme por mi nombre.

-Caballero Asher,-Me nombra, rodeando su mesa para posar su peso sobre la mesa y cruzar sus piernas, aspirando del tabaco que sin dificultad inhala y exhala de él.-he visto su valentía y su demencia al intentar matarme, sin embargo nunca nadie me había arrebatado la espada de la mano como lo hizo usted.-Ladea una sonrisa divertido y ahoga su risa pequeña.-Me pregunto de qué más pueda ser útil o interesante.  

¿A perdido la razón? He esperado horas, preocupada de que piense en miles formas de matarme y me encuentro escuchando incoherencias, mi madre me advirtió de este sujeto, que no se debía confiar y menos apostar en él, que por algo debió conseguir el título tan deseado y difícil de conseguir.

-Me esta ofendiendo mi Lord-Muerdo mi labio inferior.-y me disculpo nuevamente por mi imprudencia.

Su expresión se transforma completamente sombría.

-¿Acaso no me ha escuchado?-Tira su tabaco a la esquina de la habitación y se pone sobre sus pies, dando fuertes pasos que me hacen retroceder insegura, latiendo mi corazón con frenesí y su aliento choca contra mi boca cuando mi espalda impacta contra la pared, sobresaltada.-Si sigue con vida, es porque yo se la he perdonado, con un fin.

-No sé como un niño débil como yo puede serle de ayuda mi Lord.-Elevo mi mirada valientemente, tomándome por sorpresa su cercanía, calentando mis mejillas con demasía al ver con más detalle sus ojos avellanados, un tanto verdes y las pecas que adornan su nariz, aprisionando mi cuerpo su aroma varonil que estremece mi piel.

Lame sus labios entreabiertos, mirando con deseo de estos confusa por mi vacilación de segundos.

-Eres igual a mí, me recuerdas cómo era de joven.-Se separa de mí, posando mis manos en cada esquina de la pared, sintiendo mis piernas flaquear en cualquier momento con mi respiración acelerada. Conecto de nuevo mi mirada a la suya y parece cambiar rotundamente, por una fría y distante de nuevo.-Es eso o morir, tú decides.

Tampoco planeo morir aquí y cualquier oportunidad de crecer, lo haré.

-Cómo ordene, mi Lord.

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora