Las hojas pasan por mi frente tras el frío envolvente que arrasa todo a su paso, sintiendo las leves gotas heladas impactar contra mi piel a la cúspide de la oscuridad cuando me detengo frente a los muros del único lugar que soy incapaz de olvidar.
Sus paredes altas, con el color blanco liso, las grandes ventanas, al igual que las puertas negras, un diseño simple, pero intimidante al querer acercarse. Los diseños a los lados, unos leones en furor, rugiendo y dando la bienvenida en las puertas, grandes estatuas de ellos.
Mis pasos resuenan tras cada paso, hundiendo un poco mi paso por el húmedo suelo, fijando mi mirada en los guardias que se ponen alertas con mi llegada.
-Alto ahí.-Ordena.
-He encontrado a la esposa del amo Blake.-Musita el guardia, quién me tiene de manos esposadas.
-Cualquier asunto con el noble Marques,-Se detiene abruptamente al identificar mi rostro y palidece, abriendo las puertas para que pasemos, a lo cual ladeo mi rostro, de esquina a esquina, del lugar.-oh por dios, pasen adelante.
-¿Acaso soy una fugitiva para que me tengan amarrada?-Añado fría, elevando mis muñecas.
-No por supuesto que no señorita Blake, oh dios, este guardia es un novato.-Rápidamente se aproxima, por lo cual me quita mis esposas y muevo mis muñecas en falsa señal de dolor e incomodidad.-Tú vete.
-No.-Digo, por lo cual deja en confusión al guardia.-Desearía que ambos me acompañen.
-Ahora llamaré al amo, seguramente se pondrá muy feliz con su llegada.-Añade quién me atendió desde la puerta y se va, subiendo las gradas blancas y elegantes, por lo cual giro mi rostro hacia el único que se encuentra conmigo, retrocediendo con temor y el color desaparece de su rostro.
-Lo que perdiste hoy, fue poco comparado a todo lo que perdí yo.-Agrego, lo cual lo deja muy confundido, pero tampoco me importa que entienda, girando mi rostro nuevamente.-Tu dolor, pronto cesará.
Mis ojos se elevan en el justo momento que observo como una figura alta, desciende de las gradas y sus ropas elegantes, como oscuras atraen tanto la atención por el color blanco de las paredes y suelo, temblando levemente por los nervios después de no verle por tanto tiempo y como en ese transcurso de tiempo, las proporciones de su cuerpo y rostro, han cambiado mucho.
Esquivo mi mirada al conecta con sus iris azules como el mar, oscuros y su semblante de sorpresa al admirarme, fría, molesta, cualquier emoción menos feliz, en cambio su expresión no a merita felicidad como había agregado el guardia, sino neutralidad.
-Señor Marques, su prometida fue encontrada por este guardia.-Agrega contento el guardia, por lo cual ninguno compartimos su felicidad.
Lamo mi labio inferior y vuelvo a girar mi mirada sin miedo, justo al momento de sorprenderme que jamás quito sus ojos de mí, achinando mi mirada a su persona, su semblante, su cuerpo y sus complexiones han madurado notoriamente, al igual que sus músculos y sus marcadas facciones.
Quizás fueron años en vez de meses, los que transcurrieron.
-Se le compensará por su esfuerzo.-El tono, su tono se ha puesto ronca y profunda, transformado en un hombre, en su totalidad.
-Lamento decir que será ahora.-Interrumpo, sacando el saco de mi cuerpo y al momento que ambos guardias admiran mi cabello, palidecen, retrocediendo, el que esta de lado de Matías saca su espada y me apunta con ella, sin embargo Matías, él simplemente parece desorientado, pero no sorprendido.
-Su prometida amo, su prometida es la maldición.
Si me pagarán por cada vez que escucho esa oración, me volvería rica.
-Necesito saber si mi vida es segura aquí o si solamente desea mi muerte, Marques.-Paso mi mano por mis cabellos blanco, sin ningún pudor y como mi piel se a puesto tan blanca, que se ve por poco mis venas, tratando de alejar las emociones negativas, para que vea que no soy un riesgo.
Tensa su mandíbula.
-Lo lamento si no puedo esperar una orden suya, pero la vida de esta maldición es un riesgo para todos.-Corre directo a mí, cerrando mis ojos con completa seguridad, igual viendo lo que puede suceder, pero espero primero el primer paso de confianza y confirmar mi sospecha.
Mordiendo mi labio inferior con temor, al escuchar la primera cortada y sentir la sangre caliente sobre mi piel, jadeando de sorpresa al abrir mis parpados y admirar el cuerpo del guardia sin vida sobre el suelo, cuando justamente me doy la vuelta, el otro reposa sobre el suelo sin vida, igualmente.
¿Me ha elegido a mí?
De pronto siento una mano agarra con fuerza mi muñeca y me arrastra con las gradas, justo al primer cuarto, cruzando a la izquierda mi tira adentro, cerrando la puerta detrás suyo y su mirada dura se fija en mí, jadeando por las pocas cosas que sucedieron, pero que justamente me dejaron paralizada.
-¿Por qué diablos hiciste eso?-Espeta, furioso, casi saltando una vena por su cuello y su voz se torna dura, profunda y para nada de chiste, cero contento con mi llegada.
-Necesitaba una prueba, para poder confiar en ti.
-¿No significa nada la vida de esos hombres?-Golpea a un lado de mi rostro, justo en la pared y me sobresalto, girando mi mirada dura hacia él. ¿Las de ellos si significan, pero las de mis padres no, mi única familia no? Es un maldito enfermo, no lo soporto y contengo mis ganas de aplastar su maldito rostro.
-No tengo porque darte explicaciones Blake.-Imito su tono de voz y ladea una sonrisa, sin gracia.
-No has cambiado nada.-Agrega, reflejando burla.
-¿A qué te refieres?
-Seguramente te agobias de amor al tan sólo verme, sin cambiar de físico en estos años, sólo tus características místicas y anormales, ¿Crees que por eso te mantengo con vida?-Gruñe.-¿Por amor, compasión?
Por alguna razón ninguna de sus palabras taladran mi corazón, porque cualquier emoción la escondo en lo profundo de mí, sólo poseyendo la rabia y el odio, lamiendo mi labio inferior, queriendo ver el final y no el inicio al proseguir con mi plan, crea lo que crea, no me importa.
Quizás es demasiado pronto, pero quiero hacerle borrar de su mente que he venido por venganza, por mis padres, todo ese lío, no necesito que lo mantenga en mente.
-Tienes razón.-Confirmo, a lo cual desconcierta en su totalidad a Matías, tragando duro.-Jamás pude superar el hecho que no pude besar tus labios desde la última vez, que jamás pude saciar mi sed de lujuria a tu lado.-Sus mejillas se tornan calientes y sonrío de lado, dando en el bingo, pasando mi palma por su pecho y agarrar con agilidad su corbata.
-¿Qué, qué has dicho?
No le permito terminar cuando jalo de su corbata he impacto mis labios con los suyos.
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasyLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...