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Mis pasos son leves, pero seguros al dirigirme al camino que he decidido tomar, antes de caer en la boca del lobo, no planeo arriesgar mi vida entera al dejar de lado mi plan principal. Ocultando mi cabellera con el saco, para no llamar la atención y pasar desapercibida entre la oscuridad del bosque, hasta dar en la zona moderna, para ser exactos su mansión.

No dejaré que mi leve sospecha, que puede resultar falsa, mate no sólo mi sueño, sino mi vida.

Tampoco planeo pasar por la puerta principal.

Gracias a la facilidad no sólo de cortar gargantas con mis uñas, también puedo trepar árboles, aunque ese es un talento genuino, con bastante práctica y agradecida con la naturaleza al decidir crecer justo al lado de la ventana abierta. Sin dificultad alguna trepo de él, dando un leve salto y caer de pie.

Llamando la principal atención de un guardia desorientado con mi entrada, desvainando su espada en frente mío, ugh, esos modales son claros de su Lord.

-No deseo mancharme de más sangre, me siento del asco con la que cargo.-Suspiro, quitando la capa de mi rostro, como puedo notar, no me reconocen, ya que tapa muy bien mi rostro. Llevando con sí su sorpresa y me identifica al instante.-Deseo hablar con Connor, así que anda.

-¡Un intruso, el delincuente que desea el Lord muerto!

Su sólo grito alerta a demás guardias y varios se reúnen, dispuesto a ponerme una mano encima, pero mi mirada se torna frívola ante ellos cuando su insólita acción me deja claro que me tratarán como una cualquiera, una ladrona, embustera, que no he hecho más que salvar una vida.

La adentrarse el primer guardia y poner su mano en mi muñeca, jalo de él a mi dirección y al inclinarse por la fuerza, le impulso un codazo, cayendo de rodillas adelante de mí, sin percatarse que he desvainado su espada y la sangre salpica como cascada cuando la separo el metal de su garganta, cayendo de frente al suelo, muerto.

Tiro la espada a un lado, haciendo una mueca por la nueva sangre, manchando de mí de nuevo, perdiendo la paciencia con esta gente, tornando mi mirada aún más tenebrosa, ladeando una sonrisa sin gracia alguna, ¿Acaso debo repetirle las cosas?

Los guardias quedan petrificados, temblando y empujándose entre sí.

-No me moveré de este maldito lugar si no viene a ese que le llaman por Lord.-Tiro del saco a un lado y abro mis manos, mostrando mis largas uñas, capaz de asesinar a todos estos para llamar su maldita atención, si eso desea.-Con que uno ponga su mano en mi, ya sabrán.

-Es la maldición...-Murmura uno, con temor.

-Debemos llamar al Lord.-Logro oír.-Él no le gustará nada esto.

Al que parece ser el líder, el capitán, se posa entre los guardias, fijando su mirada en mí.

-Arrestenlo. ¡Es una orden!-Todos asienten y sacan sus espadas, corriendo al lado contrario el capitán, muy seguro de sus palabras, pero parece saber muy bien a dónde va y tampoco me quiero quedar atrás, corriendo todos a mi dirección, suspirando un leve momento, tragando duro ante el ardor que surge nuevamente de mi cabeza hasta la punta de mis dedos.

Ya no tan insoportable como antes, sino como una rutina diaria, me amolde a él.

Me inclino y tomo de la espada, corriendo a esa dirección, con los obstáculos, los tomo como la madera que practique tanto de joven, cerrando mis parpados, ante la imaginación de una danza y al admirar entre la oscuridad, sus venas, su corazón y la sangre corriendo por ellos, me impacto por segundos, asimilando esta habilidad que jamás había descubierto.

Al igual que sus armaduras y las armas, logro diferencias entre las defensas y debilidades, escudriñando de esta vista que se me ha concedido.

Se escucha el primer grito de lamento al sentir el líquido caliente impactar en mi pecho, al desgarrar su pecho, junto a unos más cuando logro esquivar sus ataques y arrancar sus extremidades, concediendo un sufrimiento largo para su tan deseada muerte al enfrentarme, inclinando mis rodillas, resbalando en el suelo al pasar la cuchilla cerca de mi garganta, parando en seco al girar con la espada, tirando de ella hacia atrás y ser insertada en la cabeza de otro guardia, abriendo mis puños, lista.

Los minutos fueron cortos, no se dio a basto después de este pozo de sangre, que he causado nuevamente, sintiendo estas ropas tan sucias, pesadas y repletas de cargas más haya de lo material, sino, transformando mi racionalidad confusa a la hora de decidir, cegada por la venganza, abriendo levemente mis parpados, no sólo manchados de sangre, sino de lágrimas.

Algo truena dentro de mí.

Temblando levemente al verme las palmas llenas de sangre, recordando estas escenas a la de mis padres, tensando mi mandíbula y caigo de rodillas, golpeando mi pecho apretado, incrustado de horribles experiencias que ciegan mi vista con lágrimas y atoran mi garganta de palabras.

-Matías Blake...-Murmuro, transformando mi voz tenebrosa y rasposa, viendo en lo que me ha convertido él y ese maldito pueblo, estás personas, absolutamente todo.

-Sasha Stein.-El capitán se gira ante la mención de ese nombre hacia la voz del Lord, Philippe Connor, llevando al líder un asombro horroroso al ver el desastre, todos sus compañeros muertos y el gran pozo de sangre, tragando un gemido doloroso.

Así que lo sabe, ¿Por qué no me es de extrañar, sigo con la pregunta cómo ha obtenido todos esos títulos y las riquezas, de un barón a un Lord? Tendrá sus contactos, como sus fuentes y tampoco parece ser idiota.

Me pongo sobre mis pies, pasando mi mano por mis mejillas, manchando más mi rostro, claro, con el fin de quitar esa lágrimas que me hacen ver débil, patética, fijando mi mirada en sus iris verdes, con su traje impecable blanco, de las botas a su saco, sonriendo de lado.

-...

-He recibido su gustoso mensaje y me temo el comportamiento de mis hombre con usted, pero cómo sabrá, no tenían idea de su verdadera identidad, ni lo importante que es, por ser esposa del caballero Blake.-Sisea, sin destilar pena por sus hombres o sorpresa por mi verdadero ser, pero si curiosidad.-Le perdonaré sus muertes a cambio de su perdón al anhelar su muerte, no quisiera malas relaciones con los Blake.

-Mi perdón, mi perdón vale más que la vida de esos hombres Lord.

El capitán tensa su mandíbula e intenta desvainar su espada, furioso e indignado, pero Philippe le impide, concentrando toda su atención en mí, con una sonrisa de lo más falsa.

-Deseo saber el significado de su perdón señorita Blake.

Si quiera esas dos palabras juntas me asquean de gran manera.

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora