El sol sale directo a mis ojos, alertando mis sentidos del amanecer, siguiendo sin sueño con mi práctica, golpeando la espada contra el octavo árbol que he hecho caer directo al suelo, mientras otros tienen flechas clavadas justo al centro, tiradas desde la mayor lejanía que puedo.
Paso mi palma por mi frente húmeda.
Sin embargo mi práctica contra alguien real, la defensa propia, no he tenido oportunidad de practicarlo bien, ya que no cuento con Matías y eso se aprende mejor con compañía. Formulando unas técnicas y moldeando mi ataques por sí sola.
Por suerte, con Matías esos días me concentre bastante con la defensa propia con él y me aclaro que ese tema lo tenía dominado en tan poco tiempo.
Pero no es suficiente.
Mi pecho sube y baja, mi frente brilla bajo la luz y mis ojos se cierra, abren y cierra, agotada a no más poder sin descanso bajo la oscuridad de la noche, notando la sangre entre mis dedos por las bolas de espinillas explotar por mi esfuerzo y los rasguños abrirse sin disimulo, viendo mi carne abierta.
Ni cuenta me di cuando estás cedieron ante el extremo, provocando una mueca de lo asqueroso que se ve.
Fijo mi atención nuevamente en el árbol y tiro de mi espada contra él, sin piedad y sin dudar como si fuese el enemigo presente, posando en mi mente que si no lo mato, jamás seré libre, dejando de lado las inseguridades de las cuales he fallado tanto, siendo mi peor ataque y descargo todo mi furor en esta simple arma. Cortando de una el árbol en dos y cae directo al suelo, finjo que alguien ataca detrás de mí y me inclino con agilidad, girando en segundos para estirar mi pierna y hacer caer al enemigo invisible.
Poniendo mi peso sobre mis pies y clavando la espada donde se supone que estaría su rostro. Corro directo al punto que se encontraría mi otro supuesto enemigo invisible, sacando la flecha y apuntando directo al árbol a bastantes metros lejos de mí, soltando de esta y cae directo en medio. Tronando al llegar
Sin embargo no es suficiente.
No pude haber terminado mi entrenamiento en menos de dos semanas, no, aunque haga todo bien como ha pedido mi padre, no creo que pueda lograrlo, no aún, debo esforzarme más. Debo hacerlo, porque en cualquier momento siento que perderé la libertad, mi sueño, mi felicidad.
Las desesperación sucumbe mis huesos, moviendo cada dedo sin control de mis nervios, temblando mis extremidades.
Mis ojos captan la destrucción del jardín, la mayor parte de árboles en el suelo partidos en dos, las flechas clavadas en los árboles con buena puntería y repleta de tierra, esfumándose el césped de mis pies, sintiendo mi tobillo dormido y mis manos palpitar, sangrando sin parar.
-Yo...puedo, ha...cerlo.-Me ánimo y cuando quiero elevar mi espada, mis ojos carecen de visión, volviéndose todo borroso de un segundo a otro cuando una voz perturba mi paz.
¿Qué?
-¿Hija?
Cerrando mis ojos de pronto, tornándose mi alrededor oscuro y el suelo me atrae, perdiendo todas las fuerzas, rendida.
Mis padres acariciaban mis cabellos mientras cedía, alegre entre sus cuerpos recostados en la cama y sonriendo felices los tres. Apretando mis mi agarre por la mano de mi padre, admirando su rostro sin arrugas alguna, con la mandíbula perfilada y sus cabellos amarillos, cómo los de mamá.
De pronto la ventana se me hacía muy interesante, un brillo peculiar desde el exterior y risas diversas de niños cómo yo, de mi edad. Saliendo de sus cuerpos caminando hacia esa ventana tan especial y mi curiosidad por sabe más, la causa de sus risas.
-Deseo salir a jugar con ellos papá.-Me gire para encararlo y preguntar, aunque ya sabía cuál sería su respuesta.
Su rostro se contrajo en una expresión triste y melancólica, desviando su mirada. En cambio mi madre baja su rostro ocultando su expresión entre sus cabellos dorados.
-Lo siento, no puedes.
Formo mis manos en puños y pateo el suelo de golpe, furiosa porque jamás me dejan salir y este encierro me esta matando, no tengo amigos, no conozco nadie además del padre.
-¡Es injusto!-Arremato con lágrimas en los ojos echando a correr y me detengo abruptamente escondida en la puerta cuando escucho a mi madre, entre sus respiraciones entrecortadas por la reciente escena que la ha dejado al parecer...¿Triste?
-Sasha necesita experimentar su infancia amor...
-Si privararla del exterior me asegura su bien estar, haré esto y mucho más.
Unas voces me perturban de pronto, frunciendo el ceño sin ganas de abrir los ojos.
-Es una locura, cómo ella podría hacer todo ese desastre. ¿En menos de dos semanas? No creó que Matías fuera tan bueno maestro, ni siquiera tu lo has logrado en ese tiempo amor.-Escucho la voz de mi madre resonar en mi cabeza, frunciendo ceño, aún con los ojos cerrados.
Por alguna razón me negué a abrir los parpados. Curiosa, siempre arrastrada por la curiosidad.
-Su puntería es impresionante, la mayor parte de árboles están partidos a la mitad y el suelo no tiene ni vida, sus palmas sangran en evidencia que ha prácticado con sumo esfuerzo.-Mi padre suelta todo aquello con asombro y emoción, orgulloso.-Sasha es tan talentosa y fuerte, más feroz que cualquiera que haya conocido amor.
¿Feroz yo? No puedo evitar ladear una pequeña sonrisa, un tanto feliz, lo he sorprendido.
-Eso significa que esta lista para enfrentarte.-La voz de mi madre se torna preocupada.-No puedo permitir eso.-Estaba lista para abrir mis ojos para quejarme, he practicado tanto para este momento y ella no puede venir con su falta de fe en mí, estoy lista. Sin embargo sus palabras me detienen abruptamente, aturdida.-Te ganará y lo sabes.
¿Qué, yo sería capaz de ganarle a mi padre?
-Lo sé...-Murmura un tanto triste.
-No puedes decirle la verdad, menos dejarla libre.
¿Qué, quién se cree que es mi madre para decirle tal cosa?
-Amor, sabes que le pedí eso para que se motivará a practicar por su cuenta y conseguir lo que consiguió hoy, jamás iba a ceder a su propia tumba.-Mis labios tiemblan y la sangre se cuela caliente por todo mi ser, sintiendo una gran rabia consumirme. Me mintieron y me engañaron, me utilizaron solamente para practicar.-Por eso las dos semanas, imagine que jamás lo lograría en ese tiempo.
-Las mujeres no somos como los hombres, toma más de dos meses amor, jamás imagine que Sasha...
-Lo sé, estoy igual de sorprendido.-Suspira mi padre, sin aliento.-Creó que comprendo la fuente de su poder, porqué ella es diferente. En algo explica como pudo lograrlo en tan poco tiempo y llegar al extremo de una fuerza letal.
-¿Qué haremos cuando...desarrolle?
Mi aliento se detiene abruptamente, olvidando por segundos como respirar, confusa por lo que escucho, ¿Acaso se han enterado que estoy despierta, es una pésima broma de mal gusto? Porque estoy escuchando algo que soy incapaz de entender, ¿Han enloquecido?
-Cuando llegue ese momento ella no puede seguir viviendo aquí.-Le explica mi padre y frunzo el ceño, aún más aturdida, ¿Por qué no?-Se darán cuenta y peor el padre, su vida peligrará más, ya preparé sus papales y la nueva identidad amor, la daremos como muerta una vez ocurra.
Olvido cómo respirar.
¿Qué, que esta ocurriendo? ¿Yo pasarme por muerta, quién me quiere realmente muerta?
Mi madre solloza, la escucho llorar con más furor y mi pecho se oprime, así que es verdad, nada de esto es falso, mi padre suspira triste, mientras los sollozos de mi madre la oprimen más.
-Nos odiará amor, ayer me miro con total desprecio cuando le dije que no podía casarse.
Cierto.
-No podrá, lamentable no podrá ser normal.-La voz de mi padre se rompe.
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasyLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...