*20*

4 0 0
                                    

Choca contra mi espada y ni siquiera logra moverme, sonriendo con más malicia sin comprender el cambio repentino de mi cuerpo, de estar sumido en el cansancio y agotado, a sentirme muy fuerte, grande y poderosa, que ni siquiera sus fuerzas pueden contra las mías.

Una confianza extraña surge de mí, una valentía que jamás conocí...

Truenan nuestras espadas al impactar nuevamente y golpeo con fuerza tirando de ella hasta la otra esquina del pasillo, impactando mi puño contra su cara y cae de espaldas, sin poder levantarse por la forma en la que lo aventé, mirando mi puño que apenas tiene un rasguño.

Sus gritos son la confirmación de mi fuerza. Provocando el retroceder de los guardias, confusos, sin entender qué diablos ha pasado y fijo en mis ojos, extrañados, ¿Asustados? ¿Estoy soñando acaso?

¿De mí?

-¿Qué es este escándalo?-Me giro al escuchar su voz y reconocerla al instante, sintiendo dos hombres a cada lado mío y tomando de mis brazos con brutalidad, sin poder forcejear por su fuerza que ejercen, chillando cuando sus dedos se internan hasta mi piel.

-Disculpe amo, pero un ladrón logro adentrarse.

-¿Ladrón?-Cuestiona confuso.-Debe ser suicida para atreverse a venir.

Carraspeo, haciendo notar mi tono y de repente Matías parece reconocerlo, inspeccionando mis ropas con sumo cuidado y arquea una ceja respectivo, caminando directo hacia mí y sin más, retira la capucha de mi cabeza, observando mi rostro con sumo detalle y suspira ladeando una sonrisa.

-Que forma de venir señor...

-No diga mi nombre por favor,-Le doy gracias a dios que mi cabello esta escondido en el gorro.-he venido a verlo con suma urgencia y me disculpo por estos inconvenientes.

Chillo al sentir el fuerte golpe de mi hombro y bajo el rostro, suprimiendo las lágrimas.

-¡No se dirija con tanta confianza al amo!

De pronto su cuello es tomado entre las manos de Matías y su mirada se torna oscura, hostil, perforando la poca valentía del guardia que se ha atrevido a golpearme, tirando a la borda la paciencia de Matías, haciendo palidecer al guardia entre sus manos.

-Matenlo.-Ordena Matías tirando del cuerpo del guardia al suelo y su cuerpo parece perder toda lución cuando lo toman de sus brazos y solloza, consternado, forcejeando mientras lo arrastran por todo el pasillo. Y la mirada fría de Matías parece decirle al otro guardia que me suelte, este haciendo eso y retrocede, temeroso.

-Sígueme.-Me habla, sin chistar y asiento, recorriendo el camino junto a él a un salón que jamás había entrado, cerrando las puertas detrás suyo y me quito la capa, sudando a mares, bajando mi mirada, consternada, ¿Ha dicho que lo mate? Sé que le me hubiera matado sin dudarlo, pero yo...jamás quise eso.

-Por favor, no permitas que tomen su vida.-Le ruego apretando las ropas entre mis dedos, preocupada.

-Le hubiera matado ahí mismo de no ser porque te encontrabas ahí Stein.-Afloja los botones de su camiseta de mangas largas blanca, que es tan delgada que logro ver levemente su piel pálida, marcada del pecho por sus músculos.-De igual forma, te ha pegado y no perdono eso.

-Piensa que soy una ladrona y que me has defendido.-Insisto.

-Te recuerdo que no querías que tu identidad fuera descubierta Stein.-Bajo mi mirada sin saber que más decir para defenderlo, de igual forma he dejado en muy mala imagen a Matías gracias a mí.-Lo que me intriga es tu misterio rodeado de tus ropas. Al menos que quieras que lo liberé diciendo que eres Sasha Stein vestida de hombre.

-Lo lamento.-Me sincero, cerrando mis ojos con furor y le enfrento, admirando su semblante nada relajado, sino enojado y con razón, he venido a irrumpir con gran escándalo.-He venido así porque mis padres...bueno ellos,-Suspiro sin saber cómo empezar en primer lugar.-oh dios, lo siento.

Mis mejillas arden con furor por todo lo que he causado, me apena tanto estos inconvenientes y él no esta en su responsabilidad de responder, porque en primer lugar no me ama para apoyarme y soy tan idiota de imaginar que respondería por mí, que seguíamos quizás por su blando corazón. 

Pobre hombre, no merece morir...

No soy capaz de ser tan egoísta y preferir la muerte de un hombre sobre mis deseos, mi corazón duele y la culpa me perfora, aunque Matías no muestre ni un poco que le afecta, yo no puedo cargar con esta culpa, es demasiado.

-Diles que soy Sasha entonces.-Me rindo, posando mi peso sobre mis pies y camino directo a la salida, llamando la atención de Matías cuando abro de la puerta, volviendo a cubrirme el cuerpo con la capa y sin saber cómo diablos llegaré a mi casa.-Pero por favor, no mates a ese inocente hombre.

-Espera Sasha.-Me detiene tomando de mi muñeca y fija sus ojos en mí, sorprendido levemente por mi decisión nada egoísta, por sobre mis deseos o necesidades, si eso significa perderlo todo, me hiere la idea que alguien muera por mí.-¿Sucede algo, te paso algo?

Mis ojos se empañan de lágrimas y me aparto de su agarre, sin querer derramando la primer lágrima y tiemblo del frío que sucumbe mi cuerpo al sentir la brisa helada entrar. Fijando mi mirada en él, ¿Qué pasará por su mente, si quiera, realmente piensa que soy importante?

-El guarida...-Murmuro preocupada y me giro, buscando una persona para detener tal masacre, logrando ver a Matías pasar en frente mío y llamar la atención de una sirvienta. Deteniendo su paso.

-No maten al guardia, ¡Ahora!-Ordena y con brusquedad toma de mi mano, jalando de mí dentro del salón, cerrando con brutalidad la puerta y me sobresalto, consternada por su acción, posando su hombro sobre la madera y acortando el espacio entre nuestros rostros, sintiendo los nervios aflorar dentro de mí.

-¿Qué han hecho tus padres?-Interroga sin paciencia y otra lágrima roda por mi rostro, encogida. 

-No,-Niego casta.-¿Tú Matías Blake realmente quién eres?

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora