-Te acompañaré.-Me responde, afuera de la carroza, aún con sus ropas flojas, importándole poco el frío de la oscuridad que sucumbe cada esquina de su mansión, acomodando su espada en su cintura moldeada y sus piernas esculpidas, rellenas.
Asiento sin ganas de rechinar, mando a los pocos segundos después que haya subido a un sirviente para llevarnos, tomando su lugar en frente mío -Matías-, mientras me agarro de mis ropas con furor por el frío que perfora mis poros, provocando el temblor de mis labios.
-Sin lugar a dudas eres una chica muy extraña Stein.-Comenta de pronto, alzando la mirada un poco cansada por el largo viaje y este recorrido en ruedas me reconforta de gran manera. Un tanto avergonzada por sus directas palabras, sé lo que soy, pero es diferente cuando sale de él esas palabras.-¿A venido caminando totalmente?
-Soy impulsiva,-Sonrío un poco al recordar las peleas en las calles y los problemas que han surgido con Carlo.-no tenía ni idea lo que iba a decir al venir o el qué hacer, sin embargo me llene de valor cuando todo se había derrumbado para mí.
-Eres fuerte.-Sus palabras me halagan de gran manera y trago duro, experimentado la aceleración de mi corazón a su nivel más alto.-Pero tu impulsividad te pudo costar la vida hoy.
¿Qué, acaso él?
-¿Lo vio, me vio?
-Me siento orgulloso que haya salido ilesa de los guardias y las técnicas que usaste, fueron magníficas, sin embargo todavía no comprendo cómo logro intimidar al último guardia.
-¿A el último?-Arqueo una ceja.
La carroza rebota levemente por alguna piedra y me acomodo nuevamente por la posición graciosa en la que me encuentro casi recostada en mi asiento. Mientras Matías sigue estático en su lugar, pidiendo alguna explicación de mi parte.
-Iba a interferir cuando el guardia iba a cortar tu garganta.
Abro mis ojos con sorpresa y retrocedo lo más que puedo, temblando ante la sola mención de mi posible muerte, de verdad sentí que iba morir en ese mismo instante y ¿Él lo vio todo? Sintiendo un escalofrío recorrer mi espina dorsal y respiro profundo, intentando alejar esos pensamientos de mí.
Ni yo entiendo que paso ahí exactamente.
-Dios debió ayudarme cuando usted no lo hizo.-Ataco un tanto rencorosa, esquivando su mirada que se transformo en asombro por mis palabras duras, regresando a la formalidad.
-Lo lamento mucho Stein, sólo quería ver de lo capaz que podías llegar a ser en un momento de dificultad. Jamás dejaría que murieras.-Sisea honestamente, puedo escuchar su sinceridad en su tono afligido.-Quizás te has librado de esas batallas antes por tu estrategia, pero cuando hay espadas la estrategia no lo es todo.
Lo pudo comprender en esos pasillos de la mansión cuando por primera vez sostuve la espada conmigo y tuve que sacarla ante alguien, no eran puños, ni una batalla a limpio que lo más que llegaría a tener serían unos buenos moretones y unos cuantos huesos rotos.
Suspiro profundamente.
Cuando chocaron nuestras espadas y nuestras miradas se fundaron, pude sentir la verdadera adrenalina recorrer mis venas y cuestionarme si de verdad saldría viva de eso, sentí el temor que podía transmitir una simple mirada en sus ojos, el deseo puro acabarme ahí mismo, provoco la peor sensación en mí.
Soy incapaz de explicarle la sensación que sucumbió mi cuerpo en ese mismo momento, lo inexplicable salvo mi vida y quiero conformarme que fue un milagro, que imaginar cosas extrañas que puedan volverme más rara o atraer más problemas a mi vida.
No otra vez.
-Jamás me enseño a dominar el miedo en esos momentos.
Mueve su cabeza a un lado, posicionando su sutil mirada azulada y tan atrayente, que jamás me canso de verla.
-Se aprende con las batallas, se aprende tomando la vida de alguien para salvar a la persona que amas o por el veneno de la venganza, por ganarle al enemigo.
-¿Y si no es por ninguno de los motivos?
-Imposible.-Responde muy seguro.-Siempre existe algún motivo o razón por el cual luchar, porque arriesgas la vida por algo que según tu criterio, valdría la pena arriesgar.
-¿Por quién ha arriesgado su vida Blake?-Según para él no hay sentido alguno en el amor o las emociones que lo vuelven débil a una persona, pero estoy segura que en su vida tuvo que amar a alguien, o al menos le haya tomado importancia o aprecio.
¿Cuál será su fin para seguir viviendo, luchar para quién?
-La justicia.-Me dice y de pronto el carruaje se detiene en frente de lo que le llamo mi hogar, abriendo mis ojos sorprendida por el largo tiempo que me tomo caminando para la mansión de Blake y lo poco que nos tomo venir a mi hogar.
Ambos bajamos del carruaje y caminamos justo al lado de las grandes puertas, donde hay paredes altas y bastante vegetación para treparme encima de ellas y pasar desapercibida. Mientras la carroza espera paciente a Matías y el parece comprender mi plan, ofreciendo sus manos para que me pare sobre ellas.
Me impulso sobre su mano, posando todo el peso en mi pie derecho y una horrible punzada surge de mi tobillo, cayendo de espaldas y chillo adolorida, rigiendo mi cuerpo mientras las horribles punzadas se extienden por mi pierna, exigiendo reposo.
-¿Te encuentras bien?-Se inclina ofreciendo su mano y la tomo, tratando de pararme mientras dejo mi pie herido colgando, cojeando solo de una pierna y subo del pantalón de ese lado, jadeando al ver la hinchazón y el color morado adornando con decoro esa zona.
Muerdo con furor mi labio inferior, suprimiendo mis gritos.
-¿Eso te parece bien?-Respondo tosca.-...¡Oh!-Aprieto mis dedos a su agarre, aguantando otra ola de dolor de mi tobillo.
-No puedes subir así y muchos menos trepar el árbol.-Medita, dejando leves segundos al aire para que se le ocurra un plan y es notorio, ni siquiera sé en que momento me golpee el tobillo, dios.-Iré contigo,-¿Qué?-esconde la carroza entre los arbustos y me esperas.-Le ordena a su sirviente y este asiente, girando su cara hacia mí.
-Me niego, nos descubrirán.-Digo obvia.
-No puedes ni poner un paso con ese pie.-Tiene razón.-Esto no me gusta tanto como a ti, pero ¿Tienes un mejor plan?
Para nada, es más, preferiría sufrir todo el dolor del mundo antes de ceder ante tales disparates, sin embargo lo estoy involucrando en esto y el tiempo esta a mi contra, es cuestión de minutos para que todo se derrumbe y lo esta haciendo todo por mí.
No tengo opción si quiero detener mi desastre.
-Vamos.
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasyLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...