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-¡Ash...!-Exclamo adolorida mientras cubre ya mi herida curada con la venda nueva que no he cambiado en unos días, ¿Uno o dos? Ya ni yo sé, cerrando mis ojos nerviosa, mientras él sin dificultad logra hacer eso sin temor, la única expresión de sorpresa fue cuando lo vio la primera vez.

-Ya esta.-Termina y mete mi zapato de nuevo a mi pie, admirando mi pierna como nueva, sonriendo por su gran gesto, mientras él ladea una sonrisa por mi felicidad, quiero decir, creía que perdería la pierna, pero él me salvo.

-¡Gracias!-Digo sincera y río al mover mi pierna, sin embargo jadeo de un leve dolor mientras se desinflama, frunciendo el ceño. Esto tomará tiempo, no es que haya sanado de un segundo a otro.-Lamento, lamento mucho que haya...-Elevo mi mirada hacia el chico que se recostó en la pared, guardando sus manos en sus bolsillos, dando una expresión despreocupada, recordando de pronto una expresión que también solía hacer mucho...Matías conmigo.-he sido una,-Muerdo mi labio inferior abriendo los ojos de golpe.-un torpe.

-He confirmado que al hablar lo eres.-Recalca divertido y me estremezco al imaginar sobre "una" en vez de decir un, claro, se ha dado cuenta, soy una idiota, ahora me arrestarán.-Hablas con el hombre como si fueras hijo de un Conde o Barón, te hubiera matado haya afuera.

-¿Hijo de un Conde?-Es cierto, he hablado como suelo hacerlo cuando alguien me falta el respeto usualmente, he olvidado que aquí no soy nadie para todos, que nadie me debe respeto y menos al ser niño. Frunciendo el ceño sorprendida, notando este detalle de esta vida miserable. Dificultando mi respiración, tornándose más errática y rápida.

Poso mi mano en mi pecho, mientras este sube y baja.

-¿Te encuentras bien?-Me pregunta, posando su palma en mi hombro y le aparto de un golpe nerviosa, tomando de sorpresa mi acción, un tanto indignada por su atrevimiento, jamás permito que un hombre me toque y menos un extraño.

-Si estas bien puedes irte.-Su tono se torna frío y cortante, elevando mis cejas pasmada por su actitud que de ser amable, paso a ser un abusivo. No permito que me siga tratando así, le he agradecido y disculpado, no le he reñido por tocarme sin mi consentimiento y...¡Así me trata!

Me pongo sobre mis pies, logrando estabilizarme sin caer y le miro, frunciendo el ceño y mordiendo mi labio inferior disgustada.

-¡Adiós entonces!-Me despido, cojeando a la salida trasera, molesta.

Sin embargo detengo mi paso al girarme para verle una última vez cuando ya estoy afuera y su cuerpo ya no se haya en ese lugar, sino se fue de regreso de inmediato a su trabajo, sin siquiera despedirse de mí adecuadamente, sintiendo un resentimiento por los modales de esta gente.

Notando que no he conseguido lo que he venido a pedir, maldiciendo a lo bajo por mis desdichas, que sólo me pasan a mí, pero me encuentro muy rencorosa como para regresar y pedirle empleo, me miraría patética luego de ser tratada de tal forma, debe disculparse si quiere mi perdón.

No, disculparse de primero con mis padres y lue... 

Bajo mi mirada nuevamente, riendo sin gracia al olvidarme de mis padres en estos minutos que estuve aquí, si, si fuera la forma normal, ese chico y yo jamás nos conoceríamos, estaría con mis padres y me curarían este tobillo.

Me pierdo en el hermoso atardecer del sol al esconderse y la luna dando su bienvenida, para una oscuridad inmensa en todo el pueblo, reluciendo las luces de cada casa con fuego adentro de las lamparás y así dar una vista maravillosa, sonriendo mientra suspiro.

-Jamás he estado tan lejos de casa...








Camino por los diferentes negocios, que de por sí son pocos y lamentablemente no necesitan personal, sintiendo el cansancio apoderarse de mi cuerpo por el ruego de dormir en la cama, mientras mis opciones se vuelven en sólo una y la que menos quería aceptar, sino es que ya no existe.

Caminando como puedo de regreso al bar, que me relaja al ver poco clientes adentro mientras el chico de cabellos ondulados, comienza a hacer las cuentas de las ganancias seguramente, cerrando todo lo que vendió del día y le miro desde afuera, en un punto seguro.

Admiro el letrero que sigue pegado y me pregunto si sería buena idea, necesito el dinero, ¿Pero debo disculparme de nuevo? Si es él quién se debe disculpar, flaqueando mi criterio a la falta de dinero para subsistir. Moriré de hambre a este paso con mi debate interno.

No obstante, una chica de mi estatura mira el letrero con sumo interés y enarco una ceja, decidiendo ella por entrar, pero no sin mi consentimiento, parando su paso de forma abrupta y arranco la hoja de la pared, llamando su atención confusa.

-Se me olvido quitar esto hoy, pero ya no hay vacantes.

-¿Se te olvido?-Me sobresalto del susto y mi corazón por poco sale de mi pecho cuando su voz roza mi mandíbula por atrás, girando mi cuerpo de golpe y cierro mis ojos, tratando de regular mis latidos eufóricos.-No recuerdo haberte contratado.

-Ah no,-Digo, tratando de regular el sonrojo que se extiende por mi cara de la vergüenza, me han capturado con las manos en la masa. Arrugando el papel entre mis dedos, esquivando su mirada acusadora, muy, digo, demasiado cerca de mí, posando mis manos en su pecho para apartarlo un poco, sin embargo eso le divierte más y se acorta más, percibiendo su calidez en mis dedos y su aroma, calentando más mi rostro. Olvidando como respirar o como tragar, jamás he permitido que un hombre se me acerque tanto, tratando de ponerme seria al respecto o intentarlo, regresando mi mirada de frente.-pues deberías considerarl...

Su cara esta a centímetros de mi rostro que su aliento llega a rozar mis labios y su seriedad palpable, adormilece mis extremidades, bajando sin querer mis ojos a sus labios rojizos entre abiertos y ascender a sus iris amarillas irradiantes de picardía, quedando estática segundos por su belleza.

-¿Por qué debería considerarlo?

Mi corazón palpita con furor contra mi pecho y los palabras no vienen a mí, ni siquiera note cuando la chica se fue y quedamos solos dos, en una lucha constante de nuestros ojos, confusa del porqué me dejo envolver en sus juegos.

En su mirada.

-¡Ash!-Entra de repente Anthony a la puerta, viéndonos a ambos sorprendido, a mí y luego al chico de cabellos ondulados.-¿Garret conoces a Ash?

Se aparta, metiendo sus manos en sus bolsillos, mirándonos a ambos.

-¿Se conocen?


El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora