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-¡Sasha ya entra a casa quieres!-La voz que sale abruptamente de mi madre me detiene, helando mis extremidades y le miro afligida, escuchando cómo los pasos de mi madre se escuchan cada vez más cerca de donde estoy. 

Tomo de los hombros a Matías y jalo de él, en cambio él parece no estar de acuerdo a mi decisión de tomarlo tan a gusto, apartando mi mano de su saco refinado, fingiendo que su saco esta sucio, sacudiendo de él donde justo le tome.

¿A qué diablos cree que hace?

-Ahg dios,-Tomo de su mano y ahí no parece reprochar, jalando de su cuerpo en busca de vegetación espesa y me detengo cuando miro un gran arbusto y sonrío, apunto a eso.-Métete ahí.

Hace una mueca y me suelta, fijando su mirada en la sangre que por poco seca en su mano y me sobresalto al pensar que también debe haber un poco en su saco, pero la idea no parece serle de disgusto, sino siempre mantiene esa expresión seria, contemplando la sangre.

-¿Sabe cómo me ha arrastrado por todo el jardín y ahora me demanda que me escabulla entre los arbustos cómo un criminal?-Palmea sus manos, quitando la sangre que seca sobre ellas y regresa su vista hacia mí.-Puede que no le interese quién soy, pero yo si sé quién soy.

-¡Sasha, dónde estás!

Mierda, yo jamás pedí esto.

Parecen que las opciones son tan nulas en este momento de desesperación, tragando duro y por primera vez cediendo ante su interés principal, porque claro, todo trato desea que ambas partes estén beneficiadas, sólo que soy más de beneficiarme. 

-Le responderé sólo por esta exclusiva vez si cede a mi favor caballero Blake.-Saca una sonrisa socarrona y lame su labio inferior, pasando su dedo por mi nuca y me estremezco por el repentino corto espacio entre ambos, durando milésima de segundos.

-Trato hecho...-Murmura con la voz profunda, sintiendo un escalofrío recorrerme por toda mi espina dorsal, de pronto me suelta y sin pestañear, desaparece de mi vista.

Siento un calor corporal, empapando mi cara de sofocación y niego con mi cabeza, apretando mis mejillas y tensando mi mandíbula, jalando mis cabellos. ¡No me respeta! Apretando mis manos en puños y pateando el suelo, deseando que mi madre no nos hubiera interrumpido.

-¿Hija, qué haces aquí?-Me mira el rostro y pasa su mano por mi cara, cansada, cuando de pronto baja su mirada a mis manos y se sobresalta, notando su preocupación cuando ve lo desastrosas que se ven.-Oh no, esto no es nada bueno.

-Es normal en la práctica madre.-Le sonrío para liberar la tensión, pero puedo notar que en su expresión no esta nada feliz por lo que estoy haciendo.

-Siempre estuve en desacuerdo y tu padre también,-Acaricia mis hombros y me siento confusa por su repentino cambio de tema.-pero no teníamos opción, lo hacemos porque te queremos y nos preocupamos por ti hija, no olvides eso.-Me suelta, regresando de vuelta a la mansión.-No olvides venir a comer.

Suspiro, escuchando sus pasos nuevamente atrás de mí cuando me madre desaparece, acariciando los nudillos de mis manos, chillando cuando el ardor es insoportable y cierro mis ojos con fuerza para que dolor sea menos significante, o es al menos como yo lo pienso.

-No puedo abandonarlos.-Digo firmemente, regresando mi mirada hacia él y la sola culpa me carcome el pecho al pensar que los dejaría por mi egoísmo.-No tengo corazón para hacerlo.

-¿Entonces es un no?

-Lo que has escuchado, hay una posibilidad de saber la verdad y que cedan con su propia voluntad, pero cómo verás, estoy practicando para lograrlo.-Siseo tan rápido como termino.-Pero si fallo, me rendiré Blake, no escaparía. 

-Eres muy débil señorita Stein.-Me pregunto si su cara no se entumece por la misma expresión, sólo logro ver cuánto su mirada se vuelve profunda y severa, al igual que su tono de desaprobación cuando me juzga.-La compasión, la misericordia son piedras. Al igual que el amor.

-¿Compasión, misericordia, amor? Acaso caballero Blake, ¿Nunca ha amado?

-...-Su silencio es la confirmación a mi pregunta y camina con confianza, con la espalda recta y su vista azulada, más brillante bajo la luz de la luna, al igual que su tez pálida, no es un hombre inexperto en tema de mujeres, tiene tanta confianza y fluidez, que me sería imposible creerle.-Quizás si he amado,-Chasque su lengua con sarcasmo.-la avaricia, el dinero y los negocios, son mi deleite. 

Eso explica muchas cosas, cómo su persistencia con el tema de negocios relacionado con su apellido, así cómo los planes que tiene conmigo, me deja un poco inquieta con saber de qué familia es si quiero vivir con ellos, pero esa idea de descarto al momento de tener la opción de ser libre, sin abandonar a mis padres.

-Entonces me disculpo si ha venido a perder su tiempo, ya que toda relación entre ambos apellidos se ha roto.

-¿Se ha roto, tiene un prometido?

Desvió su mirada curiosa y niego con mi cabeza, para escuchar su leve risa en forma de burla.

-No deseo comprometerme tan rápido, ya que en cuestión de semanas seré libre.-Apunto de nuevo la espada contra la madera y comienzo a golpetear, con furor.-Sé que todo se debe a cuestión de negocios, pero la única forma de hacerlo sería casándome.-Con alguien de su familia.

No estoy en posición de rechazar o pedir, conforme mi posición actual cómo la chica de los rumores, es posible que muera soltera, pero la familia Blake me da muy mala espina, me cuesta creer que ellos sean buenos o bueno, no lo sé, si tanto insiste Matías, debería averiguar.

Supuso que cedería ante mi ignorancia, pero lo que menos tengo es eso, sus palabras fueron demasiado bonitas antes, casi perfectas que por poco me las creó. Asintiendo sin agregar más y sonríe, ladeando su cabeza, sabe que las mujeres no tenemos derecho y si quiero liderar mi negocio, necesito con mayor razón un esposo.

-Entonces ofrezco otra opción, más de su agrado.

¿Qué? 

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora