Mi rostro se arrastra por el sucio suelo húmedo y el lodo se embarra por toda mi ropa, mi única ropa...ejerciendo presión en mis dedos al formarlos puños y las risas se acumulen por el espectáculo, siendo la atención principal, temblando mis labios sin control y muerdo de mi labio inferior, palpitando mi mejilla por la irritación.
-Estúpido niño, la fuerza de mis músculos siempre será mayor.
Logro oír varios murmullos, pero nadie interfiere, sino se aglomeran, esperando el siguiente golpe, enterrando mis uñas al sentir lo agudo en mi piel al sangrar.
Giro mi mirada hacia sus ropas limpias, poco sucias pero de mejor calidad de la mía, mientras mujeres le miran embobadas por su acción, rodeando mis ojos molesta, claro, su ego me fastidia de gran manera desde que tuve la desdicha de conocerlo.
Me pongo sobre mis pies, acariciando mi mejilla que seguramente tendrá horrible aspecto por mi tez.
-No estoy de acuerdo contigo.-Concluyo, lamiendo mi labio roto, sonriendo cómo puedo aunque por dentro este destrozada, arrugada y sucia. Logro provocarlo más para dar su siguiente paso y empuña su mano dejando ver su movimiento con facilidad.
Error.
Le esquivo sorpresivamente rápido sin esperar ese movimiento de mi parte, bajando mi cabeza y al mismo tiempo elevar mi pierna flexivamente hacia su mejilla, dando una patada a la izquierda con suficiente fuerza como para hacerlo caer de golpe, sacando un diente de su boca.
-¡Oh por dios! ¿Cómo él? Es increíble...-Exclama la gente sorpresiva y yo también, jadeando del asombro por lo qué hice, pude ver cada movimiento suyo con anticipación, al igual que mis acciones fueron instantáneas. Sin dolerme si quiera el pie, mordiendo el suelo nuevamente, sonrío mirando mis palmas, empuñándolas viendo al frente decidida.
-Eres patético si tu pensar se basa en tu fuerza.
Camino decidida a irme de una vez por todas, sin embargo escucho sus pasos detrás mío corriendo a los segundos de golpearlo, girando al mismo tiempo sin tiempo de esquivar, muevo sus puños con suficiente fuerza a otra dirección, poniendo recta mi mano para impactar contra su nuca y al reacción, baja su cabeza adolorido, al instante que mi rodilla impacta con su cara y suelta sangre de su boca escurriendo al aire cuando lo pateo del estomago, cayendo abruptamente en el suelo.
-¿Acaso no has tenido suficiente?-Mi tono sale impaciente, tronando mis dedos para dar un semblante más terrorífico, con tremendas ganas de reír.
-¡Agh, ya no por favor no basta!-Exclama, escondiendo su cabeza entre sus piernas.
No mido el tiempo cuando las personas se amontonan a mi alrededor y entre personas, me refiero a muchas mujeres, riendo y tomando de mis hombros, tragando incómoda por su cercanía.
-¡Eres tan fuerte!-Comenta la de mi derecha, pegando sus pechos a mi brazo y me sobresalto, retrocediendo sonrojada a no más poder, sintiendo otra mujer detrás mío, tomando de mi cintura sorpresivamente.-Eres mi tipo completamente, ¿Cómo te llamas?-Forcejeo ahora sí, afligida de tanta cercanía que jamás se la concedo a nadie sin mi permiso.-¡No seas tímido!
Sin embargo la gente calla cuando algo se acerca, abriendo paso a esta persona mientras se mueven y hasta las mujeres de mi alrededor callan, quitando un peso de mí, relajando mi cuerpo por segundos, forcejeando aún con ellas.
Se acto de presencia cuando por fin se adentra, abriendo mis ojos muy impactada al ver sus ropas elegantes, vestido de negro formal y su semblante serio tenso, hace vista, atrayendo la atención de todas las mujeres, sus iris como el color del sol destallantes de su singularidad y su cabello en grandes canelones dorados rebosando de su cabeza.
Se puede identificar de fácil manera a qué clase social pertenece.
Por su insignia en su traje, es un Connor, su familia ha servido de muchas maneras a la realeza, soy conocedora y consciente de ello, así como a diferentes familias para aumentar su estatus, son personas muy influyentes, como colmadas de furia, jamás, pero jamás provoques a un Connor.
Porque así como te eleva, te aplasta.
-¿Cuál es la ocasión para perturbar tal belleza del silencio y melodías de las aves?-Sin embargo su voz es todo lo contrario a su aspecto, es muy aguda y quisquillosa, tragando duro, elevando mis cejas un tanto decepcionada.
-¡Lo lamentamos su eminencia!
Todas las personas bajan sus cabezas sumisas y temerosas del sujeto quién hizo acto de presencia, elevando una ceja confusa por su actitud, Garret me ha dicho que los ricos quieren apropiarse de las tierras a toda costa, explotando y manipulando a esta pobre gente, mis padres me han contado poco de los Connor, lo que he leído sólo han sido actos positivos, lo único que tengo en claro es que son gente poderosa.
No sería lindo jugar con ellos.
Jamás he bajado mi cabeza ante nadie, así que no planeo hacerlo.
-¿Qué haces?-Me regaña la chica que antes sostenía mi hombro preocupada.-¡Baja tu maldita cabeza, al menos que quieras perder tu cabeza!
Abro mis labios sin creer las palabras ante lo dicho, ¿Perder mi cabeza, ese poder tiene él sobre personas que no son esclavos, sino ciudadanos libres con derechos? No obstante, su poder y estatus se considera con la suficiente voluntad como para desaparecer a alguien desprevenidamente.
Este pueblo tiene mucho qué contar.
Desciendo mi cabeza, porque a fin de cuentas lo que menos debo hacer es llamar la atención, dejando mi orgullo de lado, mordiendo mi labio inferior fuertemente.
-Parece que no he sido claro.-Insiste el sujeto que saca su espada de su funda y la eleva, cortando al primer hombre enfrente suyo, jadeando espantada y toda la gente chilla temblando, cayendo el hombre de frente muerto mientras el charco carmesí se extiende por todo el suelo.
-¡Él, él ha sido...!-Cierra sus ojos acariciando su estomago mientras apunta hacia mí sin disimulo, atrayendo la atención del hombre de pelo dorado.
Mierda.
-¿Ha sido qué?-Su tono es cansado, en cambio su semblante sonriente, contento, sin afectarle haber matado a ese pobre hombre que tuvo la desdicha de pararse al lado suyo.
El cobarde del hombre quién tuvo la osadía de golpearme, esquiva mi mirada llena de rabia, tragando duro y aclarando su voz, ruborizándose de pronto por las palabras que ha de soltar, si antes no lo ha dicho, es por eso mismo, debe admitir que lo derrote.
-¡Me golpeó sin misericordia!-Su tono lo vuelve melancólico, muy fingido para ser verdad. Sin embargo para cualquiera sería creíble tras la sangre que escurre de su boca.-Yo simplemente iba para la casa de mis hijos con comida y este hombre cruel y vil, me golpeo sin cesar.
Mis labios tiemblan y tambaleo por segundos desequilibrando mis piernas, asegurada mi muerte tras su confesión.
Nadie se ánima a comentar y ni siquiera yo, hay muchos testigos, pero sucedió lo mismo al principio al ver los golpes, prefieren aglomerarse a ver, pero no participar y con mayor razón ahora, con el temor de verse afectados, yo misma me he metido a este lío.
-Ven aquí.-Demanda el caballero de cabellos dorados.
Muerdo mi lengua sin reparo y camino levemente hacia su cuerpo, bajando mi mirada temerosa hasta no más poder, me pregunto si él sabe de mi búsqueda, quiero decir, Matías conoce a todos las familias de renombre, seguramente han de ser los primeros en enterarse.
Mi respiración se torna pesada y rápida, cuando eleva su espada y cierro mis ojos, derramando una lágrima con sumo miedo temblando ante las latentes miradas y el brillo de esta al caer en mí.
-¡Ahh!
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El Vil Origen del Vínculo ©
FantasíaLa sociedad le imponía ser dama, ama de casa y sus padres la obligaron a ser diferente, estudiosa, que se pueda defender, sin embargo ella detestaba ser diferente, quería ser normal, sin conocer el verdadero fin que arrastra sus generaciones por el...