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Mis pasos resuenan por los pasillos detrás de mi madre, soportando el terrible dolor de mi tobillo para llegar hacia ella, dejando de lado todo lo que me dijo, con tal de detener lo que lamentaría más que perder mis ropas o mi libertad, la única solución a mi felicidad.

Jadeando del cansancio que me sucumbe y mis parpados pesados del terrible sueño que exige sobre mis ojos. Notando la figura de mi madre por poco para entrar a su habitación, jalando todo el aire posible dentro de mí.

-¡Espera madre!

Se detiene abruptamente y une sus cejas confusa por mi actitud, aún con el ceño fruncido por el reciente suceso que todavía me pregunto cómo sabía de eso. Apretando entre sus manos mis ropas, cerrando la puerta detrás suyo para poner su atención en mí.

-Sasha eres sola una niña que no conoce del mundo y no espero que me expliques absolutamente nada, lo único que me has mostrado es que eres una niña terca.-Espeta severa, cuestionando si fue buena idea venir a razonar cuando ella no se encuentra en su mejor ánimo.

Sin embargo las opciones se esfumaron sabiendo que en cualquier momento puede aparecer mi padre.

-Tienes razón, avergoncé a la familia vistiendo de hombre.-Lo asumo, suspirando y tragando mis temblores internos, uniendo toda mi valentía.-Pero jamás te tomaste la molestia para explicarme porqué no me dejaban salir, ni hacer amigos.-Mi pulso se acelera y aprieto mis puños.-Mi mundo exterior eran las confesiones y nada más, entonces me vi en la obligación de tomar decisiones como esa para vivir.

-¿Vivir qué Sasha? Aquí te damos todo, ropas, educación, comida. ¿Qué quieres de afuera?

Mi pecho se hunde ante sus duras palabras, bañando mi rostro de calor por el furor, rasguñando mi mano por insertar las uñas.

-Libertad, no entiendo a mi padre con practicar cosas masculinas si no me deja salir y contigo si ser dama, estando encerrada.-Siseo tan rápido como termino, jadeando por el cansancio.-Es más, conozco más el exterior y esa vida, más que tú madre y no me vengas con sermones. 

-¡Sasha Stein!-Me riñe sacándola de sus casillas.

-Matías Blake lo creas o no madre, esta dispuesto a convencer a su familia que nos casemos, a dar la cara por mí, algo que es imposible para ti, él vio lo mejor en mí en vez de lo peor y lo que llamas diferente, él lo llama único y atrayente.-Mis manos no paran de temblar al espetar tales palabras que dejan a mi madre sorprendida. Sin palabras si quiera.-Él piensa diferente a mi padre, a sus familiares, cree que puedo conllevar mi herencia y salir adelante.

-No seas ilusa Sasha...-Añade entornando su mirada triste, borrando todo enojo de ella, como si lo que escucho de mis palabras fuesen una pésima noticia para ella.

¿Acaso no le agrada que sea feliz, libre, que alguien de todo este maldito pueblo crea en mí?

-Él es diferente madre y realmente se preocupa, más que ustedes.

-Su familia son los Blake y yo conozco al joven Matías, su padre es despiadado y cruel, hasta con su madre, ellos no conocen el respeto hacia nosotras y al que tanto profesa cuidarte, es frío y frívolo.-Abro los ojos impactada de escuchar que mi madre cree que pueden aceptarme, sé que Matías tiene su lado sin emociones, pero jamás me ha faltado el respeto. Es más, parece decepcionado de su familia.-Es casi imposible que aún con las palabras de Matías, concedan los Blake la petición.

-¿Qué si es así madre?-Camino, acortando nuestra distancia y su mirada se torna afligida, brillosa con suma tristeza.-Me trata de la mejor manera que puedas imaginar y lo he cuestionado, lo he parado cuando debo y nos hemos vuelto cercanos.-Sonrío con nostalgia.-Es la primera persona que me ha visto con esas ropas y en vez de tacharme para siempre cómo tu lo has hecho, me ha aceptado.

Cierra sus ojos con sumo dolor, derramando lágrimas dolorosas por sus mejillas, confusa, mi madre siempre quiso que me casará y fuera normal, sin embargo esta noche la desconozco y en vez de felicidad, recibo rechazo.

Retrocedo sin tener en claro nada.

-Lo siento, pero voy a fallarle a tu padre.-Abre sus parpados, con la voz rota y mi corazón se hunde al ver a mi madre tan desanimada, derrotada. ¿Fallarle?-Hija, tu jamás podrás casarte.-Las palabras caen cómo balde de agua fría sobre mí, hundiendo mi ceño fruncido.

¿Qué, por qué?

Río tratando de alejar la seriedad irritante que se filtra con esa confesión.

-¿Cómo qué no? Estoy sana, fuerte y tengo las cualidades.-Espeto sin comprender sus ridículas palabras, creyendo en pequeños segundos sobre ellas.-¿O acaso me quieres ver casada con un aldeano de cultivos madre?

-Jamás podrás casarte con nadie hija.-Solloza aún más al soltar esas palabras duras que salen de ella, tapando sus mejillas y irguiendo su espalda. 

¿Qué, acaso yo?

-¿No puedo tener hijos?

Niega con su cabeza y la confusión se derrumba más en mí.

-¿Ustedes me lo impiden?

Niega nuevamente y la frustración llega a su límite, formando mis manos en puños y me alejo lo más que puedo, respirando fuertemente, ya cansada de excusas, siempre son así, no me dejan nada claro y esperan a que ceda, los he obedecido antes, pero escapando a escondidas, pero ya estoy grande, no soy estúpida.

-¡¿Qué me impide a no hacerlo?!

Me toma por los hombros con suficiente fuerza, jalando de mí y forcejeo con mi cuerpo molesta, intentando escapar de su agarre, pero no lo logro, arrastrada por sus manos cerca de su cuerpo, cayendo mis ropas al suelo abruptamente.

-Hija,-Me detengo de mis movimientos por sus palabras dulces, soltando de mi levemente, pasando sus manos delicadas por mis mejillas, acariciando mi piel con sumo cuidado.-lamento tanto haberte pegado y decirte estas palabras, yo jamás quise que nada de esto pasará y lo que más deseo es que vivas como la dama que eres.

¿Qué sucede, qué esta pasando?

-Quizás antes cedía sin preguntar, asumiendo que lo hacían por mí bien.-Argumento seria, sintiendo aún sus caricias, las típicas de mi madre, arrepentida sinceramente de sus acciones.-Pero no puedo ceder ahora que estoy a poco de tener lo que con tanto celo he querido. Sin una razón lo suficientemente buena, créeme que jamás les perdonaría.

-¿Has escuchado que la ignorancia puede ser una bendición?

-Si, mi padre me lo ha dicho varias veces cuando le pregunto cosas.-Farfullo un tanto molesta que ese dicho se le pegue a mi madre también.

-Puede ser el porqué no te hemos dejado salir en todos estos años.-Explica mi madre, tragando duro y suspirando. Que resulta ser mejor que saberlo, ¿Qué quiere decir eso?-Porque saber la verdad puede ser un peso horrible para ti y exponerte a ser herida.

Mi corazón late con frenesí y trago, desviando mi mirada aún más confundida.

-¿Exponerme a qué madre?

Su mirada se torna fría y sombría, derramando más lágrimas, a un punto ciego de la sala.

-A la muerte.

El Vil Origen del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora