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Pasamos el resto del día riendo y hablando. Cuando terminamos volvimos con los caballos, cenamos y nos fuimos a dormir.

La mañana siguiente llegó. Poco a poco fui abriendo los ojos. Me dolía la cabeza. Me puse una mano sobre ella me senté en la cama. Un fuerte estornudo salió de mi boca al tocar el frío suelo con los pies. Estaba resfriada.

No le dí muchas mas vueltas. Todo el mundo ha estado enfermo alguna vez. Quedarse dormida bajo la sombra de aquel árbol con el frío no fue una muy buena idea que digamos. Pero no era escusa para no hacer nada. Me levanté y fui al baño para darme una ducha con agua caliente.

Cada paso que daba se me hacía pesado y eterno. Me costaba mantener los ojos abiertos, por no hablar de que estornudaba cada tres segundos. Me miré en el espejo. Mi aspecto no era muy agradable que digamos. Tenía la nariz y los ojos rojos, el pelo despeinado y notaba el constante latido de mi cabeza.

Me bañé y me cambié. Intenté arreglar un poco mi cara, pero no se podía hacer mucho. Daba pena igual. Me dirigí al comedor. Hacía viento hoy también, y diría que era mas fuerte y frío. Continuaba estornudando sin parar y sonándome la nariz haciendo que esta se volviera cada vez mas roja. Me empezaron a pitar los oídos.

Xx: Buenos días _______ -escuché una voz detrás mío-

Me giré sin muchos ánimos y vi una figura alta y delgada.

_______: Bertho-

Bertholdt: Por dios, te encuentras bien? -dijo dirigiendose hacía mí preocupado y agachándose un poco para ver mi cara-

_______: Si... solo es un resfriado. Estoy b-

Estornudé una vez más. Mis palabras no le convencieron demasiado.

Bertholdt: _______, no estas bien. No puedes ir a entrenar hoy.

_______: Nono... estoy bien. Todos pueden resfriarse, no pasa nada -decía mientras me limpiaba la nariz-.

Bertholdt: Por eso mismo. Por una vez que estas enferma no pasará nada. Vamos a ver a Hange. -dijo cogiendome la mano-

Sin fuerza para rechistar me dejé llevar. No pude aguantar mas con los ojos abiertos y dejé que Bertholdt me guiará hacía Hange. Imaginarse la ruta con los ojos cerrados me hacía pensar que mi sentido de orientación era increíble.

Nos paramos en seco. Supongo que ya llegamos. Abrí los ojos cuando escuché como golpeaba a la puerta dos veces. Si, estábamos en la oficina de Hange.

Hange: Que pasa? -dijo de una manera alegre-.

Como estaba detrás de la alta figura de Bertholdt era imposible que me viera.

Bertholdt: Es _______, no se encuentra bien -dijo echándoselo a un lado sin soltar mi mano-

Hange: Nooo!! Mi querida _______! -dijo mientras fingía que lloraba y me sacudía por los hombros de un lado a otro sin parar-

_______: Hange... -dije ya un poco mareada- Estoy bien...

Y como la última vez, un fuerte estornudo salió sin previo aviso. Los tres nos quedamos en silencio después de escuchar la potencia del estornudo.

Hange: Gracias Bertholdt, ya me encargo yo a partir de aquí -dijo enseñando su dedo pulgar y guiñando el ojo-

Bertholdt: Que te mejores _______ -dijo mientras me daba palmadas en la cabeza- Adiós.

_______: Adiós... -dije sin fuerza-

Hange: Vamos _______!

Parecía que le hacía ilusión que yo me encontrara mal o algo. Me cogió de la mano y empezó a caminar con un paso lento y alegre. Entramos a una habitación.

Hange: Siéntate _______ -dijo señalando una cama blanca. Estábamos en la enfermería-

Era la misma de la de Eren. Al venir aquí dos o tres veces se me hacía fácil reconocerla.

Hange: Súbete la camisa.

Al recordar que me puse el uniforme bufé. Me daba pereza quitar las botas y los arneses. Hange lo notó y me ayudo. Una vez acabamos, me senté en el borde y me subí la camisa. Me hizo una revisión general.

Hange: Has pillado un resfriado fuerte _______. Tendrás que descansar unos dos o tres días.

Dos o tres días? No no no.

_______: Pero Hange, con un día basta.

Hange: Ponte esto y descansa.

Me dio la típica bata blanca y se fue ignorando mis palabras. Una vez cerró la puerta bufé y chille fastidiada. Odiaba sentirme inútil. Pasar un día en la cama sin hacer nada era el sueño de mucha gente, pero el mío no. Era mas bien mi pesadilla. Sin mas elección me cambié y me tumbé en la cama.

Hange: Así me gusta _______! -dijo entrando por la puerta con unas grandes sabanas y un paquete de pañuelos-

Me cubrió con ellas y dejó los pañuelos encima de la mesa.

Hange: A ver si recibes alguna visita hoy -dijo mientras tocaba mi frente una vez mas antes de irse- bueno, tampoco hay prisa.

_______: Ahhg -hice un sonido extraño de desaprobación-

Cerró la puerta y se fue, dejándome sola con el aburrimiento. Como no había nada interesante que hacer cerré los ojos. No se cuanto tiempo estuve durmiendo, pero me vino bien.

SNK x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora