-Vamos... levántate.
-No.
-Amor, tenemos que ir a la torre... hoy es la reunion-La chica puso una almohada en su cabeza ignorándolo.
-No quiero ir.-El chico suspiró cansado, la destapó de su sabana.-¡Oye! Déjame.-La jalo de sus piernas y antes de que caiga la levanto para cargarla sobre su hombro, ella golpeó su espalda repetidas veces-¡Gaara! ¡Suelta!-Ignoró su petición bajando las gradas con ella a su hombro, había intentado despertarla por más o menos una hora. Ella insistía en que no quería ir y era entendible la chica estaba preocupada por la decisión del consejo, las semanas que habían pasado juntos fueron muy interesantes dándole tiempo a la pareja ver muchos aspectos y como todo cambiaría. Llegado a la cocina el la bajo sentándola en una silla.-Idiota-Se cruzó de brazos mirando a otro lado.
-Hmm, te amo ¿sabias?-Ella giro los ojos, puso su desayuno en frente y no pudo resistirse así que comenzó a comer, el la acompañó también comiendo. La velocidad en que comía era alarmante.-¿Segura que estas bien?
-Eso creo... me pare que tenía hambre.-Bebió su té apreciando su aroma.-Amo la bergamota. No pensé que hubiera en Suna...
-Y no la hay, traje de konoha cuando fuimos- la chica le sonrió. Sin duda el chico valía su peso en oro y más. Como por coincidencia a ambos se les pasó la idea de que así sería su vida de casados, desayunos en la mañana antes de ir al trabajo volver tarde y cansados pero aún así tener el tiempo suficiente para demostrarse cuanto amor se tenían. Ella rio pensándolo.
-creo que nuestra vida de casados no sería muy diferente a nuestra vida actual.-El chico lo pensó un momento y si, tenia razón. Y luego sonrió pícaro.
-Eso es porque aún no tenemos hijos.-La chica bajó la taza mirando a su futuro esposo con los ojos bien abiertos y roja como tomate, el seguía comiendo su desayuno a gusto. La miró con una sonrisa-¿Que sucede? ¿No lo habías pensado?
-¡No! O sea... si... pero bueno, no creo que, digo... me gustaría pero aún no... -El chico comenzó a reírse, le encantaba ponerla nerviosa. Ella golpeo su brazo.
-¡Hey! ¿Por que me pegas?-Dijo aún riendo mientras sobaba su brazo-Si estoy todo moreteado es por culpa tuya-Ella giro los ojos y estiró hacia bajo el cuello de su remera exhibiendo su marcado cuello por "besos" del pelirrojo.
-Se podría decir lo mismo...-El le sonrió de lado, si algo amaba era ver esas marcas, que bien podrían quedar entre ellos o para que todo el mundo supiera que la chica era suya, que nadie tenía derecho alguno de acercársele. Ella terminó su té y se levantó recogiendo los platos de ambos. Comenzó a lavarlos.
-Se que estás preocupada, y que no quieres ir. ¿Pero tan preocupada como para lavar los platos a voluntad?-Ella rio.
-Yo no estoy preocupada-El giró los ojos viéndola directamente y si, estaba arqueando las cejas.-ademas quedamos en eso. Tu cocinas yo lavo y al revés. Y listo.-Se apoyó en el meson. El la abrazó por la espalda.
-Todo irá bien-Ella asintió para darse la vuelta y dejarle un casto beso.
-Ire a cambiarme-El asintió viendo cómo ella desaparecía de la cocina. Se puso a pensar cómo hubiera sido si ella no hubiera aceptado el venir aquí dos años atrás. La chica miró su ropero sin saber que ponerse algo con cuello era obvio, ya no tenía tiempo de arreglarse mucho. Así que se puso lo que habitualmente se ponía, su camiseta de cuello, un ponchillo encima que alguna vez uso con el emblema de los Hatake, shorts y las sandalias shinobi. Se acomodó el cabello en una coleta. Se encontraba en su habitación porque ahí estaba la ropa aunque hace meses que no dormía ahí, miró su pared con los emblemas, su máscara de gato sobre su escritorio... sacudió la cabeza, no quería ponerse nostálgica. También en su mesa se encontraba el regalo que le había mandado su padre por sus veinte años.
Una rosa que por los días ya se había secado y una carta expresando cuanto amaba a su hija. Ella sonrió acariciando la rosa, se seguía preguntando cómo le diría lo del compromiso con el pelirrojo, eso claro que el consejo estuviera de acuerdo.-¿Que tanta mierda con el consejo?Después de todo ellos tienen menor cargo que Gaara...-Sacudió la cabeza y se apoyó en su ventana. A pesar de que el consejo fuera mucho más respetuoso hacia el pelirrojo después de la guerra seguían siendo... algo idiotas. El chico apareció a su espalda-¿Aún puedo decir que no?-El chico se acercó hasta sus piernas y la alzó de ahí dejándola nuevamente sobre su hombro.-¡Bájame! ¡Odio eso! ¡Está bien, voy a caminar!-El chico no la escucho y finalmente la bajo en la entrada de la casa, ella se cruzó de brazos.
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Lazos del destino; Kakashi's daughter Gaara y Tú
FanficTener el apellido "Hatake" en tu nombre es algo tanto peligroso como respetable. Con un pasado que te gustaría borrar, eres mandada a enfrentar tu destino totalmente sola y sin la ayuda de tu padre o amigos. Ocultas un misterioso poder en tu interio...