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— Entonces Sowon me regañó por insensible mientras Akira trataba de hacer que Chae dejara de llorar, y yo me largaba con mis pintauñas a la casa de WAYV – contó Rin, bebiendo de su batido con tranquilidad, ignorando los gestos sorprendidos de los chicos de la 97, o al menos los que podían quedar ese día.

— Entonces le saltaste a Chae que el chico del que está enamorada es gay, ¿así como si nada?– preguntó JungKook–. Que...

— Mala perra – negó con la cabeza Bambam–. Eres una perra insensible.

— No me llames perra, Bam – rodó los ojos.

— Entonces mala zorra – bromeó Mingyu.

Todos a la vez miraron a Mingyu, y negaron con la cabeza. Él se encogió de hombros, estirando el brazo para alcanzar su vaso de café, pero tirando el de Yugyeom y Eunwoo.

— ¡Mingyu!

...

— ¡Estoy en casa!

Rin cerró la puerta dejando la bolsa de deporte, a un lado, esperando escuchar a alguien gritar o correr de un lado a otro, pero lo único que escuchó fue una voz suave cantando en la cocina, junto con movimiento de cacerolas y utensilios de cocina. Se acercó, esperando que el que cocinara fuera Doyoung y no Johnny, ya que la última vez que él cocinó hubo un problema ya que intercambió la sal y el azúcar, además del vinagre y el aceite. Fue una catástrofe de cena, definitivamente.

Se apoyó en el marco de la puerta observando atentamente a Yuta concentrarse en lo que fuera que estuviera haciendo, mientras canturreaba una canción que no había logrado identificar. No quiso hacerse notar para que él siguiera cantando, y recordó una discusión que tuvo una vez con uno de los encargados de la distribución de líneas sobre el motivo de que ella tuviera casi que el triple que Yuta. A partir de ese entonces, si ella tenía treinta segundos, se las apañaba para distribuir diez entre Yuta y Johnny.

Yuta se giró, y la pilló completamente sumida en sus pensamientos. Sonrió ampliamente, y se acercó dándola un abrazo sorpresivamente. Quedó de piedra, sobresaltada por la acción, aunque estaba realmente confundida.

— Ya has llegado, el resto están en la agencia – explicó, separándose del abrazo y volviendo hacia la sarten–. Estoy preparando un plato típico de Japón – comentó–. Mi madre me ha pasado la receta, dice que a una mujer se la conquista por el estómago.

— Mientras no sea sopa miso – se encogió de hombros, ignorando lo último, y colocándose a su lado–. ¿En qué puedo ayudar?

— En quedarte sentada ahí, y cantarme algo si quieres – señaló un taburete–. La mayoría iban a comer en la agencia o en casa de WAYV o Dream.

— ¿Cómo que no has ido con ellos?– preguntó, estirando el brazo con cuidado y robando un trozo de bacon ya preparado.

Yuta la pegó un ligero manotazo cuando pretendía robarle más comida, y ella se apartó, yendo a la nevera en busca de algún refresco.

— Sabía que vendrías hoy aquí, y quería comer contigo.

Rin no dijo nada, algo abrumada. ¿Taeyong pidiendo consejos para acercarse a ella? ¿Yuta comportándose tan encantador? ¿Quién sería el siguiente en empezar a hacer cosas raras? ¿Ten? Por favor, Ten no, bastante tenía con que la obligara a revisar la despensa antes de meter la mano para sacar algo de comida, ya que una vez se encontró una araña.

— ¿Qué tal con los chicos de la 97?– preguntó casual. Rin se sentó en el taburete de nuevo, abriendo la botella de Coca-Cola, y se encogió de hombros, dando un pequeño trago–. Chenle estaba hoy algo más alegre de lo habitual, nadie le callaba esa risa histérica.

— Uhm, a veces da miedo cuando se pone así de un día para otro – sonrió, recordando como la última vez Jeno le tiró un cojín para que se callara, ya que eran las dos de la madrugada y reía de chistes que leía por internet sin control alguno–. ¿Queda mucho para que el chef termine su pieza maestra?

— Tú burlate, pero luego ya verás como me pedirás que te prepare más – murmuró con un toque divertido–. Ya te imagino, Yuta-Senpai, ¿puedes cocinarme más? – imitó una voz aguda–. Y, ¿cómo decirle que no a Rosie-chan?

Soltó una carcajada, y negó con la cabeza, observando al japonés cocinar mientras cada cierto tiempo la preguntaba algo, cantaba o soltaba alguna broma.

A pesar de no estar acostumbrada a esa actitud del extranjero, fue agradable, demasiado.

...

— ¿De verdad no has visto Psycho-Pass?– preguntó medio histérica, buscando en la página pirata de animes dicha serie. Yuta volvió a negar–. El Otaku eres tú, no yo, y tú vas y te pierdes tal obra de arte. Bien, prepárate para una maratón del mejor anime que verás en tu vida, otaku básico.

Justo cuando iba a empezar el primer episodio, la puerta se abrió, revelando al resto de 127 riendo y bromeando entre ellos, aunque varios se callaron al ver la situación. Ambos extranjeros, tirados en la alfombra del salón, con una manta en la cabeza, con el portátil de Taeyong y con platos sucios en la mesa, además de dos bolsas de palomitas.

— ¡Me uno!– chilló Haechan, tirándose casi que encima de Rin, pasándola una pierna por encima.

— ¡Y yo!– gritó el resto, acabando al final todos en el suelo como una masa deforme de piernas y brazos viendo un anime y comiendo palomitas.

— ¡Y yo!– gritó el resto, acabando al final todos en el suelo como una masa deforme de piernas y brazos viendo un anime y comiendo palomitas

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Qué cocinaba Yuta?

Okonomiyaki

Qué qué es eso?

Esto


Gracias

Je

«RIN; SE NCT» #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora