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Rin contestó a la llamada sin mirar quién era el que llamaba. Podría ser algún sassaeng, su madre o publicidad, pero la daba pereza ver quién era. La maldita lluvia los había pillado en el aparcamiento, y ahora debía ir en un coche con dos de los mánagers y un estilista. Los tres la caían mal.

— ¿Diga?

Rin... – la voz temblorosa de Renjun fue quién respondió. Se incorporó ligeramente, sin alertar a los mánagers– Estoy solo en el aparcamiento desde hace un rato, tengo frío y aquí no hay nadie.

¿Cómo que estás solo, oppa?– preguntó confundida, ganándose una mirada de la mánager del asiento de copiloto.– Renjun, ¿dónde estás? ¿Qué está pasando?

La mánager la miró con desconfianza, pero ella siguió hablando en chino, sabiendo que nadie en ese coche lo hablaba con fluidez o sabía lo básico. Lo comprobó hace un tiempo para asegurarse de que, si hablaba en ese idioma, sus conversaciones quedarían como confidenciales.

La mánager me dijo que me quedara aquí, que iban a venir a por mí en otro coche, que no había hueco en más – Rin frunció el ceño, mirando de reojo a la mujer.– No hay ningún coche, Rosalind.

¿Sigues en los aparcamientos?– preguntó, viendo cómo llegaban a la residencia NCT para dejarla. Bajó del coche y salió corriendo dentro, en busca de alguien de confianza que la llevara de nuevo corriendo a la empresa– Renjun, no te muevas de ahí, voy pitando con un coche, ¿vale? Cúbrete y no cojas frío.

Gracias, Rin.

Colgó, y entró corriendo, buscando con la mirada a alguno de los mayores. Chocó miradas con todos los de 127, y corrió hacia ellos.

— ¡Necesito un chófer, rápido!– exclamó.– Por favor, es urgente, muy urgente – añadió al escuchar la lluvia aumentar.

— Vamos – dijo Johnny de inmediato, sacando las llaves de un coche del bolsillo y pasando un brazo por su espalda, incitándola a ir rápido al garage.– ¿Qué está pasando, Rinnie?

— Es Renjun – dijo, buscando el coche de Johnny y, en cuanto le encontró, subió a él tras ser abierto. Se abrochó el cinturón con rapidez, y miró atenta como él arrancaba, y salía del garage con cuidado.– Está en la agencia, en los aparcamientos de enfrente.

Él asintió, y aceleró un poco una vez que entró en la carretera, mirando atentamente hacia delante y activando los limpiaparabrisas por la fuerte lluvia. Rin cerró los ojos, apoyando su cabeza en el asiento, sintiendo ganas de matar a todo el maldito staff. ¿No había hueco? En su coche sobraba un asiento, y en el de Jaemin y Jeno también.

Tras cinco minutos (Johnny había tomado un atajo, y en vez de quince, el viaje pasó a ser de cinco minutos) llegaron al edificio, y en cuanto visualizó los aparcamientos, bajó escuchado los regaños del americano, y corrió buscando a su compañero chino.

— ¡Renjun!

— ¡Rosie!– él corrió, y ella le vio con un gesto de alivio, ya asustada de que él no estuviera ahí.– Rosie...

Él comenzó a llorar, y, a diferencia de hace meses, ella le abrazó, sintiendo como estaba empapado y frío, temblando fuertemente. Se sintió horrible.

— Vamos, Johnny está en el coche – le tomó de la mano, corriendo con él hasta el coche. Le dejó sentarse delante, donde la calefacción llegaba mejor, y le pasó una manta que tenían en el coche siempre por si acaso. Mientras el americano volvía a salir de ahí con un gesto de preocupación, ella le envolvió con cuidado desde el asiento trasero, le abrochó el cinturón y ajustó la calefacción para que toda fuera hacia él.

«RIN; SE NCT» #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora