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— No de nuevo.

Johnny soltó una carcajada, entrando al local, y ella entró gracias a que Taeyong y Yuta la arrastraron. Temía de nuevo encontrarse a Jackson, quién parecía que vivía ahí el bobo.

— ¡Sister!

— Me largo – dijo. Se dió media vuelta, pero Jackson la cazó y alzó, agitandola hacia los lados–. ¡YAA!

— El destino nos une de nuevo, Rosie – rió, bajándola–. Ahora vengo solo a molestar a Yeongi.

— Llévatelo, por favor – suplicó el tatuador–. Oh, Yuta, ¿venías por lo del piercing?– el japonés asintió–. Pasa donde siempre, y Taeyong, ¿más tatuajes?

— Solo vengo a acompañar – negó.

— Perfecto. Johnny, pasa, está todo listo.

— Taeyong oppa, pasa tú con Johnny, yo iré con Jackson oppa a venderle a alguna familia desesperada por una nueva mascota.

— ¿Ven? Me ama.

Rin rodó los ojos, tirando de Jackson para sacarle del local, volviéndose a colocar la gorra y el cubrebocas, mientras veía de reojo al chino hacer lo mismo.

— No saben ya como echarte de ahí. Vamos, tiene que haber algún niño queriendo algún perro de mascota. Todos los niños quieren perritos.

— ¿Hablabas enserio?

Le miró de reojo, aguantando la risa.

— ¿Cuándo bromeo? Menos mal que has venido duchado, me ahorras la vergüenza de que me digan que no te quieren por guarro.

¡Rosie!– se quejó.

....

— Un jodido girasol – dijo, mirando atentamente el brazo del americano–. Okay, me gusta, es cute.

— Se le ha hecho por mí – dijo Haechan, el cual salía de ducharse rápido para ir con Dream a grabar un programa rápido–. Obvio.

— Ya, vete o vas a llegar tarde – apresuró Rin, guardando en la mochila del coreano una botella de agua–. Venga, venga.

— Sí, sí, luego llorarás por mí, mala mujer – exageró, saliendo rápido.

Rin rodó los ojos, volviendo su atención de nuevo al tatuaje de Johnny, un lindo girasol en su brazo. Aunque no fuera realmente fan de los tatuajes o piercing, debía decir que sus chicos tenían buen gusto para elegir tatuajes. Los de Taeyong no la desagradaban, a diferencia de muchos que había visto.

— ¿Nos hacemos unos tatuajes goals?

Pisó el pie a Johnny, y negó.

— Antes rezo.

— ¡Pecadora!– chilló Doyoung pasando por el pasillo.

— ¡Le hago ritos a Satán!

Hubo otro chillido por la casa, y Rin se rió, aún sin superar que los chillos reaccionaran así cada vez que mencionaba su ateísmo.

Hubo otro chillido por la casa, y Rin se rió, aún sin superar que los chillos reaccionaran así cada vez que mencionaba su ateísmo

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«RIN; SE NCT» #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora