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— ¡Ten-gege, Dejun-gege!– llamó. El primero se giró, pero el segundo siguió andando por el pasillo, ignorandola completamente, como llavaba haciendo ya tres días–. ¡XIAO DEJUN!

Cómo se había hecho costumbre, la ignoró, entrando al ascensor. Bufó resignada. Llevaba tres malditos días yendo tras el estúpido de Xiaojun, tirando a la basura su orgullo, dignidad y sentido del ridículo, para que él ni si quiera la hubiera mirado. Quería estrangularle, y estaba a punto de dejar de esforzarse tanto por él cuando ni si quiera mostraba interés en arreglar lo que sea que pasara.

— Debe pensar las cosas, no te preocupes.

Rin rodó los ojos, mirando a Ten.

— Estoy harta – dio un golpecito en el suelo con el pie–. ¿Acaso ya no puedo ser feliz con alguien sin que otro actúe como un bebé caprichoso? Xiaojun no me habla, Yuta ha vuelto con su actitud de mierda, y Taeyong actúa extraño, como si estuviera decepcionado de mí. Claro, además de esto Taeil no deja de decir que cuatro años son muchos, y Chenle está también atontado solo porque se cree con el derecho de elegir con quién estoy o no.

Ten quedó boquiabierto.

— ¿Y si hablamos con Mark para que entres a la rap line?– trató de bromear, pero ella le lanzó una mala mirada–. Rin, debes entender que es difícil para ellos aceptar eso de repente. Siempre has estado a nuestro lado de manera incondicional, y que ahora aparezca alguien a sacarte de ese círculo de atención constante... Chenle ha sido tu mejor amigo desde que erais niños, por eso está así...– Rin alzó una ceja–. Vale, sé que no es justificación, pero eres como una pequeña hermanita a la que queremos proteger de chicos malos que se quieran aprovechar de ella– la acarició el pelo–. Taeil está preocupado por la edad, porque cree que Jun busca aprovecharse de una niñita inocente. Chenle te ve como la hermana que jamás tuvo, y a la cual debe proteger.

— ¿Y Taeyong, Yuta y Dejun? Son como niños pequeños, parecen...

— Sabes perfectamente la situación con ellos, Rosalind.

Frunció el ceño, dando otro golpecito con el pie en el suelo, y miró a los lados, comprobando que estaban solos en el pasillo.

— Sé que Taeyong puede tener sentimientos por mí, pero Yuta y Dejun... No me lo esperaba de Yuta, comprendeme.

— Te trató de besar, y te coquetea – señaló el tailandés.

— ¡Haechan también bromea coqueteando conmigo!

— Corrección – alzó un dedo–. Coqueteaba contigo porque es un hormonal.

— Me voy al cuarto de la limpieza, con suerte encontraré una botella de clorox.

Pasó por su lado, escuchado la risa de Ten.

...

— ¡Cuñada!

Cuando entró a la casa Seventeen, doce chicos se abalanzaron sobre ella a saludarla. Varios gritaban llamándola cuñada, otros se presentaban entre los gritos, y había uno que pegaba a otro por haberle pisado un pie. Soltó una carcajada cuando la pelea involucró a otros os más, y ahora había tres chicos tratando de escapar de otro de su altura.

— Perdón por el desastre – se disculpó el líder, acercándose de manera tranquila.

— Seungcheol sunbaenim, yo de verdad no quería que las cosas acabaran involucrando a tus chicos, de verdad, yo...

— No pasa nada – negó–. Ahora haces feliz a Jun, y es lo importante. Y por favor, no me llames sunbaenim, somos amigos, ¿no?

Sonrió, y asintió. El chico al lado del líder, también alto, sonrió. Parecía alguien tranquilo y serio, pero tenía una mirada cálida.

«RIN; SE NCT» #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora