Los chicos se giraron hacia quien les hablaba y vieron a un hombre acercarse, vestido con una camisa blanca y unos pantalones azul marino. Aro respiró hondo y vio que se parecía a él. Aquel hombre se parecía a él. Tenía sus mismos ojos... Ahí fue cuando lo supo.
Aro se adelantó al grupo para acercarse un poco a él. Al ver la reacción de Aro, Enis también se acercó a él, porque ella sí que recordaba a su padre.
Cuando Yonah se dio cuenta de lo que pasaba, corrió hacia sus hijos para abrazarles, al igual que ambos. Enis se puso a llorar antes incluso de llegar a abrazarse. Aro intentó aguantar las lágrimas, pero al sentirse por fin en casa le resultaba difícil.
–Todo ha merecido la pena para esto.– Dijo Athlas con un sonrisa.
–No es posible.– Dijo Yonah separándose y mirando a su hija.– ¿Enis? ¿Eres tú de verdad?
–Si, si que lo soy.
–¡Dios, creí que nunca volvería a verte!– Sé río.– Cuánto has crecido... Estás preciosa.
–Te he echado mucho de menos.
–Y yo a ti, cariño.– Le besó la frente y después miró a Aro.– Y tú... A ti si que te daba por perdido.
–¿Aún me recuerdas?
–Nunca llegue a olvidarte.– Aro sonrió.– ¿Tú me recuerdas?
–Ojalá lo hiciera... Pero hay cosas que no hace falta recordarlas para saber que son verdad.– Yonah le abrazó.
–Me alegro tanto... Pero, ¿que hacéis aquí?– Dijo separándose.– ¿Quiénes son ellos?– Miró a los demás.– ¿Y... vuestra madre?
Enis y Aro se quedaron callados y ahí Yonah supo que la respuesta no le gustaría. Les invitó a entrar y les sirvió algo de café mientras ellos le contaban toda la historia. Absolutamente toda la historia, sin saltarse ni un solo detalle.
–Dios Santo...– Dijo Yonah cuando terminaron.– Tengo... tengo tantas preguntas, pero la única que puedo hacer ahora es: ¿estáis todos bien?
–Si.– Dijo Aro.– Por eso estamos aquí.
–Después de conocer la verdad totalmente no podíamos seguir viviendo allí.– Dijo Seven.
–Hay veces, que a la familia sólo hay que quererla. No fiarse de ella.– Dijo Keyer mirando su taza.
–¿Podemos... quedarnos aquí?– Preguntó Enis.
–Claro.– Su padre le sonrió.– Podéis quedaros el tiempo que queráis, pero entended que sois muchos, así que lo mejor sería encontraros un hogar.
–¿Un hogar?– Preguntó Athlas.– ¿Cómo... una casa para nosotros?
–Todos sois mayores de edad, ¿no? Habéis vivido independientemente en ese... refugio en el que os escondíais. Podréis vivir juntos aquí.– Los chicos se miraron y sonrieron.– Y ya no estaréis solos.
Cuando Yonah les contó todo lo que Holiria ofrecía a los refugiados, a todos les entraron muchas más ganas de quedarse, así que Yonah les ofreció ir hasta el departamento de refugiados para registrarlos como nuevos ciudadanos.
Por el camino, los chicos hablaban de lo buenos que sería vivir juntos en aquel paraíso sin nadie que les persigues o quisiera matarles mientras Enis caminaba unos metros más atrás con su padre.
–Has sido muy valiente, mi niña.–Le dijo su padre pasándole un brazo por los hombros a su hija.– Durante todo este tiempo. Estoy orgulloso de ti.
–No me quedaba otra opción que ser valiente.
–No mucha gente hubiera aguantado tanto, ¿sabes?
–He tenido buena compañía.– Dijo con una sonrisa mirando a los chicos.– Al principio fue difícil, pero ahora me alegro de haber confiado en ellos.
–De todas las personas en quien podías haber confiado... Y encontraste a tu hermano.– Yonah miró como Aro hablaba junto a Noon y como él la cogía de la mano.– ¿Ícaro y esa chica...?
–Creo que si. Fueron hermanos durante mucho tiempo, y se quieren. De una forma muy especial.
–No es fácil encontrar un amor así...
–¿Mamá lo era?– Enis le miró y él la abrazó un poco.
–Tu madre era la mejor.– Enis se rió. Al escuchar su risa, Keyer se giró un poco para mirarla y después volvió a mirar al frente con una sonrisa.– Keyer parece un buen chico.
–Lo es. Aparte de amable, sincero, protector, educado...
–Vaya, son muchos cumplidos, ¿no crees?– Enis se puso roja.– ¿Sois pareja?
–¿Q-que? No...
–¿Y por qué no?
–Pues por muchas cosas.– Enis se puso nerviosa.– Además, tiene la misma edad que Aro.
–¿Y qué? Yo era diez años mayor que tu madre.
Enis de quedó callada al recordar el beso que compartió con Keyer. Y en todas las veces que deseó repetirlo.
–Después de todo lo que ha pasado... Tener pareja no es mi prioridad. Soy joven. Quiero disfrutar un poco de la vida sin tener miedo a vivir.
–Me parece una muy buena decisión.– Yonah sonrió orgulloso.– Pero yo creo que Keyer te esperará.
–¿Tú crees?
–La verdad es una de las tres cosas que no pueden ocultarse eternamente.
–Lo sé.– Enis le miró y su padre le devolvió la mirada.- Lo sé...
Yonah recordaba cuando le contaba aquella historia a su pequeña hija. Ahora había crecido tanto... Pero seguía recordándola. Se había convertido en una mujer hermosa, lo cual le recordaba a la que había sido su mujer, y la que siempre sería el amor de su vida.
–¿Forza?
–Forza.
FIN
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Blue
Science FictionUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...