Por la mañana siguiente, Ícaro se despertó lo suficientemente temprano como para estar listo a las ocho y media para llevar a Seven al refugio. Aún no es creía que hubiera accedido a llevar a Seven allí, si se iba de la lengua con alguien todo se iría a la mierda. Pero sabía que no lo haría. Seven necesitaba saber que su hermano estaba bien al igual que Keyer necesitaba una garantía de que todo saldría bien si se prestaba a colaborar. Y sino, siempre podría usar el Gas con ella para que olvidase todo lo que había visto.
–Vaya, que madrugador.– Le dijo Noon. Ella se estaba preparando el desayuno cuando Ícaro salió de su cuarto ya preparado. La noche anterior se había ido pronto a la cama, estaba agotado, por eso cuando todo el mundo llegó anoche él llevaba ya un rato dormido.
–Si, hoy me espera un día duro.– Dijo serio.
–Y por tu cara veo que no pinta bien.– Noon dejó la cafetera a un lado.– ¿Que pasa?– Ícaro suspiró.
–Seven estuvo aquí anoche.
–¿Seven? ¿Y que quería?
–Desahogarse, creo. ¿Sabes que sus padres siguen pensando en celebrar su cumpleaños?
–Si, estamos invitados.
–Pues ella estaba histérica. No quiere celebrarlo hasta que aparezca Keyer.
–Es lógico que piense eso.– Noon bajó la voz.– Pero no vas a soltarle solo por eso, ¿verdad?
–No, pero creo que me he atado una soga al cuello.
–¿Que has..?
–Voy a llevarla al refugio.
–¿¡Qué!? Ícaro, eso es un suicidio. Si dice algo...
–Pero no lo hará.
–¿Cómo lo sabes?
–Porque tengo a su hermano atado a una silla y encerrado en un sótano.– Dijo y miró su reloj.– Tengo que irme. Me está esperando.– Dijo, pero antes de que pudiera alejarse, Noon le cogió de la mano.
–Ten cuidado.– Ícaro miró sus manos unidas y besó la de Noon.
–Siempre lo tengo.
Ícaro salió de casa y al llegar al vestíbulo del edificio, vió a Seven esperándole. Llevaba una simple camisa y unos vaqueros, se notaba que no venía de trabajar.
–¿Nos vamos?– Dijo Aro cuando ella le vió pero no se quedó a que respondiera. Simplemente siguió andando y ella le siguió.
–¿A donde vamos exactamente?
–Pronto lo sabrás. Y recuerda que allí yo estoy al mando, ¿entendido?
–¿Cómo puedes estar tú al mando de nada?
–Con años de practica.
Ambos siguieron caminando en silenció. Aro podía sentir como Seven estaba nerviosa y ansiosa a la vez, y por eso ahora él tenía que mantener la cabeza más fría que nunca. La hizo pasar por una entrada que se suponía era para el mantenimiento de los metros, pero que en realidad era una de las entradas al submundo que había debajo de Kownen. Caminaron un par de metros sin que Seven hiciese ninguna pregunta y después entraron al cuarto donde Aro se cambiaba de ropa.
–Tengo que cambiarme. Así que si no te importa...
–Arg, hombres.– Se quejó ella y se dió la vuelta.– Os creéis que lo tenéis todo tan grande como vuestro ego y luego es del tamaño de la uña del meñique.
–No me gusta que me vean desnudo.
–No seré yo quien te viole, créeme...
Aro suspiró y siguió cambiándose. Dejó su traje perfectamente colocado en una percha y después se giró hacia Seven para abrirle la puerta y salir.
–Vaya cambio.– Le dijo ella.
–De eso se trata.
–¿Dónde estamos?– Preguntó mientras seguían caminando.
–Estas en uno de los varios refugios que hay en Kownen para los hijos de Los Caídos.– Le explicó Aro.– Yo soy el líder del refugio del sur, así que déjame hablar a mi y no me lleves la contraria.
–Porque tú no eres un caído.– Dijo con una pequeña sonrisa.– Pero nadie lo sabe.
–Y así debe seguir.
–Joder, y yo que creía que eras idiota.– Ambos se rieron un poco.
Cuando salieron del pasillo que desembocaba en uno de los puntos principales de la base, Seven se quedó paralizada observándolo todo. Aro se dio la vuelta para mirar lo impresionada que estaba y pensó en que Enis habría tenido una reacción parecida, solo que Seven no tenía miedo. Cuando Aro miró a los lados, vio que Bri se aceraba leyendo unos papeles y decidió darle los buenos días.
–Buenos días, Bri.
–Hola Aro.
Bri habló apenas sin levantar la mirada, pero en cuanto lo hizo, vio a Seven, que a su vez bajaba la mirada para ver a quien le había hablado Aro. Los ojos de Seven se encontraron directamente con los de Bri provocandola que necesitase coger más aire que de normal.
–¿Qu-quién e-es esta?– Intentó decir Bri sin tartamudear y con una sonrisa.
–Es Seven Uriel, la hermana de Keyer.
–Hola Bri.– La saludó ella.
–¿La hermana de...?– Bri parpadeó un par de veces para volver a la realidad.– ¿Y que hace aquí?
–Quiere ver a su hermano.
–P-pero...
–Tranquila, todo está controlado. Avisa a los demás y nos vemos abajo.
–V-vale...
Bri miró una última vez a Seven antes de darse la vuelta e ir a buscar a los demás.
–Parece maja.– Dijo Seven.
–No están acostumbrados a Fortunos.
–Están acostumbrados a ti.
–¡Sshh!– La mandó callar muy serio.– Te recuerdo que con las mismas que te he traído aquí, puedo echarte. Y hacerte olvidar todo.
–Vale.– Dijo Seven seria.– Y ahora llévame con mi hermano.
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Blue
Fiksi IlmiahUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...