Los rumores en La Cantera corrían mucho más rápido que la pólvora.
En pocas horas, los rumores hacerca de que a alguien no le había afectado el Gas habían recorrido la mitad de La Cantera, y al final del día, había traspasado los muros hasta llegar a la magestruosa ciudad de Kownen.
Kownen era una de las ciudades más grandes y más avanzadas tecnológicamente de la época. Unas puertas enormes separaban Kownen de La Cantera que únicamente se abrían para los agentes que salían y entraban y para los transportadores, que llevaban a los trabajadores hasta las minas.
Ninguna persona no autorizada podía cruzar las puertas. Los Inferios no podían entrar en la ciudad de ninguna manera, pero los Fortunos si que podían acabar en La Cantera. Si un Fortuno perdía todo su patrimonio o perdía sus privilegios para vivir en la ciudad, el gobierno le echaba de ella y le enviaban a La Cantera. Los llamaban Los Caídos.
Y de la misma forma que existían Los Caídos, dentro de los muros existían grupos rebeldes, como los que ayudaban en La Brecha.
Ícaro, uno de los líderes de varios de aquellos grupos se dirigía a una de las bases que se habían construido bajo la ciudad aprovechando los túneles de alcantarillado vacíos.
La mayoría de su tiempo lo pasaba con el grupo del sur. Allí es donde estaban sus mejores amigos: Athlas, Airyn y Bri.
–Eh, el hijo prófugo vuelve a casa.– Le dijo Athlas a Ícaro.
–Solo me he ido un par de horas.
–Un par de horas en las que han pasado cosas.– Ícaro frunció el ceño.
–¿Qué clase de cosas pueden haber pasado en dos horas?– Ícaro se rió.
–He oído a agentes entrar de La Cantera hablando acerca de alguien a quien no le ha afectado el Gas.
–Eso no es posible. El Gas siempre funciona.– Dijo yendo hacia el que se suponía que era su cuarto, pero pocas veces se quedaba a dormir en aquella base.
–Eso cree todo el mundo, pero mira.
Athlas se puso junto a Ícaro y levantó su brazo derecho, ya que ahí tenía un brazalete informático que podría ser tranquilamente un ordenador de última generación, pero siempre a sus disposición. Movió un par de pantallas y proyectó una pantalla olografica delante de ellos en la que le enseñó a Ícaro imágenes de las cámaras que controlaban La Cantera. Athlas podía tener acceso a todas las cámaras que quisiera.
–Fíjate en eso.– Dijo ampliando la imagen y enseñándole a un chico arrodillado en el mercado junto a su amiga.– ¿Te parece esa la cara de alguien con quien ha funcionado el Gas? ¡Su amiga se ha caído de culo!
–¿Qué diablos ha pasado?
–No lo sé. Me ha costado conseguir las imagenes del mercado. Esas cámaras son complicadas y horriblemente malas. Solo tengo esa imagen y después ambos salen corriendo.– La pantalla desapareció y Athlas bajó el brazo.– Y las imágenes junto a los testimonios...
–No pinta bien.
–Nada bien.
–Si los laboratorios Uriel se enteran, ese chico tendrá problemas.
–Y tanto que los va a tener.– Dijo Bri y ella y Airyn apareció uniéndose a ellos.
–Cuando los agentes informen a Enzo Uriel de esto, lo traerán aquí y... Quien sabe lo que le harán.– Dijo Airyn.– Y me apuesto lo que queráis a que no tardarán.
–¿Podemos permitir eso?– Preguntó Athlas y los tres miraron a Ícaro.
–No. Bri, reúne a un equipo. Informales y prepararles para rescatar a ese chico en cuanto crucen las puertas. Athlas, entérate de cuando piensan traerle. Airyn, equipalos a todos. No quiero fallos, chicos. Esto parece serio.
–¿Y que hacemos con él cuando le tengamos?– Quiso saber Airyn.
–Le traeremos aquí. Si de verdad no le afecta el Gas, quiero saber porqué. Luego le ayudaremos a volver a casa.
Los tres asintieron y Athlas y Airyn se marcharon a trabajar, pero Bri se quedó un segundo para hablar con Ícaro.
–Un Inmune.– Dijo ella cruzandose de brazos.– ¿Qué crees que los Uriel le harán?
–Vete a saber.– Dijo y la miró.– Trabajarán con él como si fuera una rata de laboratorio hasta que... él no pueda soportarlo.
–Los Uriel no son unos asesinos.
–¿Acaso sabe solo qué pasa dentro de esos laboratorios?– Ícaro frunció el ceño.
–No.
–Entonces pongámonos a trabajar antes de que tengamos que lamentar nada.– Dijo él con una media sonrisa y Bri se puso a trabajar.

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Blue
Science FictionUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...