En cuanto Enis salió de peligro, decidieron llevarla a su cuarto para que pudiera descansar.
En cuanto a los hermanos Uriel, Keyer intentó recordarle a Seven lo que le había pasado en cuanto se llevaron a Enis. Que su hermana no se acordase de él le destrozaba el alma. Seven siempre había estado ahí para él pasase lo que pasase, pero ahora que él estaba ahí para ella, solo le veía como un extraño, así que decidió que le ayudaría a recordar. O por lo menos lo intentaría.
Los demás se reunieron al rededor de la mesa en la que habían operado a Enis y Aro puso el libro de Uriel encima de esta intentando que no tocase la sangre que aún había allí.
–Lo tenemos.– Dijo Aro.– Contra todo pronóstico, está aquí.
–Y ellos también.– Dijo Athlas mirando a Keyer y Seven, que estaban sentados al fondo.– ¿Qué hacemos con ellos?
–Son libres de irse, ¿verdad?– Dijo Bri mirando a Aro.
–Si, pero dudo que quieran volver a casa. Lo que su padre les ha hecho es inhumano.
–No me imagino por lo que deben estar pasando...– Dijo Airyn.
–¿Entonces que?– Athlas miró a Aro, que estaba apoyado en la mesa y no levantaba la mirada del libro.– ¿Se quedan aquí como si nada hubiera pasado y fueran unos Caídos?
–No lo sé.
–¿Qué no lo sabes?– Athlas parecía molesto.– Eres el puto jefe. Tienes que saber qué coño hacer.
–Athlas.– Airyn le llamó la atención.– Estamos todos agotados. Ha sido una noche larga. Es normal que no sepamos que hacer.
–Deberíamos dormir.– Propuso Bri.– O por lo menos intentarlo.
–Me parece bien.– Dijo Aro. Cogió el libro para guardarlo y después se acercó a los hermanos, que le miraron mientras se acercaba.– Preguntar que tal estáis ahora mismo no estaría bien, ¿no?
–Pues no.– Admitió Keyer.
–Vamos a... Nos vamos a dormir. Y vosotros deberíais hacer lo mismo. Creo que hay alguna habitación libre.
–¿Ahora nos invitas a quedarnos?
–¿Quieres que os eche a la calle?– Aro bajó la voz.– Somos amigos...
Keyer susurró un "gracias" que apenas se pudo escuchar, pero Aro asintió como si lo hubiera dicho en alto.
Aquella noche Airyn y Bri durmieron juntas. No querían separarse después de la noche que habían tenido. Athlas se fue a su cuarto sin decir mucho más, como si estuviera enfadado con el mundo. Aro dejó a Keyer y a Seven en una habitación cerca de la suya y después se fue a su cuarto.
Cuando cerró la puerta, se pasó las manos por el pelo y resopló. La peor noche de su vida ya tenía fecha. Miró a Enis dormir tranquilamente en su cama y pensó en que dentro de poco todo acabaría o eso esperaba.
Se quedó dormido en el pequeño sofá que tenía hasta que a la mañana siguiente despertó con unos quejidos. Levantó un poco la cabeza medio adormilado y vio a Enis intentando incorporarse.
–¿Qué... haces?– Dijo con la voz ronca de dormir.
–Intentaba levantarme.
–Te han disparado.– Dijo yendo hacia ella.– No esperes estar para mucha acción.
–De cintura para abajo estoy bien. Pero me duele la herida.– Aro se sentó junto a ella.
–¿Por qué lo hiciste?– Le preguntó mirándola a los ojos.– Eras la única que no podía que morir y recibiste un tiro por mi.
–Ibas más agachado, esa bala te habría dado en la cabeza. No podía permitir que te matasen por mi.– Aro abrió la boca para contestar, pero antes de eso alguien tocó la puerta fuertemente.
–Te lo agradezco profundamente, pero no intentes volver a salvarme la vida con la tuya, ¿vale?– Dijo mientras iba a la puerta
Enis contestó con una pequeña sonrisa y después Aro abrió la puerta para encontrarse con todos los demás, encabezados por un Athlas muy enfadado. Más que la noche anterior.
–Eh, hola.– Dijo un tanto confuso.
–Tenemos que hablar. Todos dentro.– Dijo Athlas.
–¿Qué bicho le ha picado?– Le preguntó a Bri.
–Ni idea. Nos ha despertado y nos ha traído aquí. Esto puede considerarse secuestro.
–¿Qué pasa?– Preguntó Enis.
–Que nos lo cuente nuestro líder.– Dijo mirando directamente a Aro.– El señorito Ícaro Elder.
De todo lo que Athlas podría decir, aquello era lo último que Aro esperaba que dijera.
–Qu-
Antes de que Aro pudiera defenderse, Athlas cogió un dispositivo de su brazalete y lo lanzó al centro de la habitación. En cuanto tocó el suelo, aparecieron imágenes holograficas al rededor de ellos con noticias y fotos de la familia Elder, de Ícaro, de lo que había pasado en el cumpleaños de Seven... Todo lo que Aro había construido durante años se empezaba a venir abajo.
–¿Eres un Elder?– Dijo Bri casi en un susurró mirándole. Aro no dijo nada.
–No sólo es un Elder. Es el mejor amigo de Keyer Uriel.– Dijo Athlas mirándole, Keyer tampoco dijo nada, pero él por lo menos miraba a la cara.
–¿Quiénes son los Elder?– Preguntó Enis algo asustada.
–Una de las familias más importantes del momento, junto con los Uriel.– Le explicó Airyn cruznadose de brazos.– Aún vigente.
–Eres un puto farsante.– Dijo Athlas acercándose a Aro.– Durante todos estos años, fingiste ser como nosotros, fingiste haber pasado lo mismo, ¡haber sufrido lo mismo! Pero nunca fue real. ¿Por qué lo hiciste?– Athlas gritó la última pregunta.
–Porque no podía...– Comenzó Aro mirándole.– No podía seguir viviendo en un mundo así de injusto. Necesitaba hacer algo por vosotros.
–No me vengas ahora con eso de que te preocupas por nosotros.
–¿¡Entonces por qué crees que lo he hecho!? ¡Eh!– Aro se fue acercando a él.– Cada vez eran más Los Caídos en Kownen y todo eso derivaba en vosotros. ¡Miles de niños, adolescentes y jóvenes tirando su vida a la mierda por un error que no cometieron! Y no podía seguir viendo como pasaba y no hacer nada.
–¿Y por qué nos mentiste?
–¿Habríais aceptado mi ayuda si os decía quien era de verdad?– Athlas no contestó y Aro se acercó mucho más a él.– Ya te contesto yo: no.
–¡No lo sabes!
–¿Entonces por qué te enfadas?
–¡Porque resulta que nunca tuve un mejor amigo!
Aro agarró a Athlas de la camisa y lo estampó contra la pared provocando un pequeño grito ahogado en todo el mundo.
–Puedo haber mentido en muchas cosas, pero no en eso.
–Viendo como tratas a tus amigos, casi lo hubiera preferido.– Dijo Athlas mirando a Keyer por encima del hombro de Aro.
Aro se dio cuenta de lo que estaba haciendo y soltó a Athlas. Se echó un par de pasos hacia atrás en todo el silencio y se dio media vuelta para mirar a los demás.
–Lo siento mucho.– Dijo al final.– Yo...
–¡Aro!– Escucharon a un chico gritar y llegó a la puerta.– Hay una chica en una de las entradas que pregunta por ti.

ESTÁS LEYENDO
Blue
Ciencia FicciónUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...