Aro ya no quería saber cuanto tiempo llevaba allí. Solo quería que terminase.
Por los cambios de turnos y la frustración de los médicos, dedujo que llevaba horas atado a una cama y sufriendo torturas médicas para algo que era probable que terminase con él.
Al cabo de unas horas, Aro apenas tenía fuerzas para gritar. Seguía sufriendo y nada de lo que añadían a la fórmula conseguía disminuir el dolor.
–Deberíamos dejar descansar al chico.– Dijo una de las enfermeras enfocando los ojos de Aro con una pequeña linterna y viendo que apenas reaccionaba.
–El señor Uriel ha dicho que no nos detengamos.– Le recordó su compañero.
–Es el único familiar de Enis Harding con vida. Si lo perdemos a él también, nada de lo que hemos hecho hoy servirá para nada.– Hizo una pausa.– Le necesitamos con vida.
–No seré yo quien le lleve la contraria al se-...
Antes de que aquel hombre pudiera terminar de hablar, algo que Aro dedujo que había sido una bala impacto en su frente haciéndole caer al suelo. Los otros tres médicos que había en la sala corrieron la misma suerte, al igual que los agentes de seguridad que había fuera.
Aro intentó despejarse un poco para atender a lo que pasaba pero no empezó a reaccionar hasta ver a Keyer delante de él intentando espabilarle.
–¿...Ícaro? ¿Aro...? ¿Puedes... oírme?– Aro escuchaba la voz de Keyer como si estuviera entre algodones.– Hay que quitarle esa vía...
Aro sintió que le quitaban aquella vía del brazo y que poco a poco, el dolor en su cuerpo iba calmándose. Sus muñecas y tobillos dejaron de estar sujetos a la cama, y con la ayuda de Keyer, Aro pudo incorporarse.
–Eh... ¿Estás bien?– Le preguntó Keyer preocupado.
Aro le miró y vio a su amigo realmente preocupado por él. Y estaba allí. No era un sueño. Era real. Y lo único que pudo hacer Aro fue abrazarle.
–Lo siento.– Le dijo Aro al oído.– Por todo lo que te he hecho... Lo siento...
–No pasa nada.– Keyer se separó y le sonrió.– Qué ironía, ¿eh? Hace unos días me secuestraste, y ahora vengo yo a salvarte porque mi padre te ha secuestrado.– Se rieron.
–Es lo que hacen los mejores amigos.– Keyer le sonrió y después se fijó en sua muñecas llenas de heridas.
–Tus muñecas...
–Lo sé, lo sé.
–¿Ícaro?
Ambos miraron a la entrada de la sala y vieron como Noon se acercaba bajando su arma. Probablemente se habría quedado fuera vigilando. En cuanto Aro la vio, se levantó y fue hasta ella como pudo hasta casi dejarse caer en sus brazos y besarla.
–Acabó de perder una apuesta con Seven.– Escucharon decir a Keyer y ambos se separaron.
–¿Estás bien?– Le preguntó Noon.
–No... Pero ahora que estás aquí... Que estáis aquí...
–¿Hay un poco de ese amor tan inusual de Ícaro Harding para mi?– Dijo Athlas desde la puerta.– No quiero que me beses, pero un abrazo si.
Aro intentó ir hasta Athlas, pero a mitad del camino, todos tuvieron que ir a sujetarlo antes de que se cayera al suelo. Sus piernas habían perdido la capacidad que tenían de sostenerlo y estaba completamente mareado.
–Sigues muy drogado.– Advirtió Keyer.
–Dios, ¿que te han hecho...?– Dijo Noon.
–Tenemos que encontrar a las demás y salir de aquí ya.– Dijo Athlas mientras Keyer pasaba uno de los brazos de Aro por sus hombros y le sujetaba para ayudarle a mantenerse de pie.
ESTÁS LEYENDO
Blue
Fiksi IlmiahUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...