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Capítulo 23

Enis aguantó las lágrimas mientras volvía al refugio intentando aparentar que no había pasado nada, pero en su cabeza, no dejaba de ver la desesperación en los ojos de Keyer para pedirle ayuda y de como Aro le había golpeado con la suficiente fuerza como para romperle el cuello si hubiera querido. Pero Enis sabía que Keyer estaba vivo, le había visto escupir sangre antes de que Bri la sacase de allí, pero eso no le aliviaba. Si Aro había sido capaz de hacer algo así, no quería ni imaginarse que le haría a ella si le desobedecía. Keyer simplemente le había dicho un par de palabras para ganarse aquello.

Una vez arriba, Enis caminó todo lo que pudo hasta encontrar un lugar tranquilo donde se apoyó en la pared y se dejó caer hasta quedarse sentada. Se pasó las manos por el pelo y agachó la cabeza para intentar calmarse. El ajetreo se escuchaba a lo lejos, aquellos pasillos estaban prácticamente en silencio hasta que empezaron a escucharse unos pequeños saltitos acercarse. Enis tardó un poco en reaccionar a ellos, y cuando lo hizo, levantó la cabeza y vió a Luna sentada delante de ella.

–Hola, Luna.– Dijo intentando una sonrisa.

–¿Estabas llorando?

–No, no. Es solo que... no estaba llorando.

–Llorar es bueno. Ayuda a relajarnos. Y tú tienes pinta de necesitar relajarte.

–¿Por qué lo dices?

Luna, lejos de contestar, se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un papel bastante arrugado, algo roto y doblado un par de veces que ofreció a Enis. Ella lo cogió un poco desconfiada y lo desdobló. Su corazón dejó de latir por un segundo al ver que era uno de los carteles que habían puesto en la ciudad para buscarla.

–¿De donde lo has sacado?– Le preguntó Enis sin mirarla.

–Un chico de los que van a La Brecha lo trajo, pero se le perdió y yo lo encontré.

–Luna, ¿sabes de alguien más que sepa de esto?– Ahora si la miró.

–No.– Enis volvió a mirar el cartel.– Si yo fuera tú, lloraría para desahogarme.

–Luna, es muy importante que no le cuentes esto a nadie, ¿vale?

–¿Y a Pouke?– Dijo Luna mirando al final del pasillo y cuando Enis miró en aquella dirección, vio a Pouke acercarse.

–No, a él tampoco.– Enis volvió a doblar el cartel y se lo metió en el bolsillo de la sudadera.

–Hola.– Dijo Pouke al llegar y ambas se levantaron.– ¿Todo bien?

–Si.– Dijo Luna como si fuera obvio con una sonrisa y se marchó sin decir nada más.

–Lunática nunca dejará de sorprenderme.– Dijo Pouke mirando como Luna se marchaba.

–Ni a mi.– Pouke la miró.

–¿Estás bien? No tienes buena cara.– Dijo levantandole la barbilla con un par de dedos.

–Estoy bien.

–Puedes confiar en mi, lo sabes.

–En serio, Pouke. No ha pasado nada.

–Vale... Oye, ¿dónde has estado toda la mañana?

–Aro y los chicos me querían enseñar algo.

–¿Te han enseñado ya a defenderte?

–No, parece que eso se les resiste.

–Entonces puedo ser yo quien empiece. Vamos.– Dijo cogiendo a Enis de la mano y llevándola con él.

Lo de aprender defensa propia no era lo que más le apetecía a Enis en aquellos momentos, pero no podía rechazar la oferta de Pouke sin darle ninguna explicación, y sabía que tarde o temprano debería empezar, así que optó por callarse.

Pouke la llevó hasta el gimnasio donde le explicó un poco lo más básico que tenía que saber mientras ella se preparaba. Eurus había intentado enseñarle algo hace unos años, pero como ninguno sabía muy bien por donde iban los tiros, casi siempre acababan el uno encima del otro riéndose. Enis sonrió al recordar aquellos momentos.

–¿Estás preparada?– Escuchó y levantó la mirada con una pequeña intención de encontrar a Eurus, pero solo estaba Pouke.

–Si.– Dijo al final.

Pouke le dió varios consejos de como empezar si alguien la atacaba alguna vez y después le enseñó lo básico para saber pelear. Cada vez que ella esquivaba un puñetazo se acordaba de cuando Aro pegó a Keyer e intentaba apartarlo de su mente, pero muchas veces no podía y la imagen agresiva de Aro que Enis tenía en su mente iba aumentando hasta que intentó devolverle el puñetazo a Pouke, quien se agachó a tiempo ya que sino le habría dado directamente en el ojo.

–Wow, eso no ha estado nada mal.– Pouke sonrió.– Pero dime por favor que no querías dejarme sin ojo.

–No, lo siento. Solo...– Se secó el sudor de la frente.– Pensaba en algo que me enfadaba bastante.

–Está bien tener motivaciones.– Ambos se rieron un poco.– ¿Seguimos?– Enis sonrió indicando que estaba de acuerdo.