Capítulo 22

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Después de enterarse de que Aro tenía planeado secuestrar a un chico, Enis no pudo estar tranquila el resto del día. En cuanto le perdió de vista, intentó volver a encontrarle para hacerle entrar en razón, pero no hubo manera de encontrarle ni a él ni a los demás. 

A pesar de los esfuerzos de Pouke por mantenerla distraída, Enis seguía pensando en aquel chico. Por eso, a la mañana siguiente, cuando se despertó, rechazó a Pouke y su invitación de desayunar con él y fue directa a la mesa de Aro y los demás intentando estar enfadada, pero realmente estaba preocupada.

–¿Lo habéis hecho?– Dijo nada mas llegar y todos la miraron.

–Buenos días a ti también.– Le dijo Aro con una sonrisa irónica.

–N-no me cambies de tema. ¿Lo habéis hecho o no?

–¿Hacer el que?– Preguntó Airyn.

–Lo de ese chico... ¿cómo se llamaba?

–Oh, te refieres a lo de secuestrar a Keyer Uriel.

–Si.– Admitió Enis cerrando los ojos.

–Pues si.– Corroboró Athlas.– El chaval lleva aquí toda la noche portándose bastante bien, la verdad.

–¿Qué? ¿Le habéis traído aquí?

–¿Preferías que lo dejáramos en el maletero?– Dijo Bri tras beber de café y Enis se mareó un poco.

–¿Os ha visto alguien?– Todos negaron con la cabeza.– ¿Y... estáis todos bien? ¿Incluido Keyer?

–¿Por qué no se lo preguntas tú misma?– Aro se levantó.

–¿Qué...?– Susurró Enis.

–Si, vamos a hablar con él por primera vez. Querías ser parte del plan, ¿no? pues ven.

–No, yo no...

–Tranquila. Es inofensivo.– La tranquilizó Bri.– No te hará nada, y si lo hace, nosotros nos encargamos.

Los demás se levantaron y salieron del comedor llevándose a Enis con ellos, encabezados por Aro. Bajaron otro piso más, el cual Enis ni siquiera sabía que existía. Se preguntaba cuanto más habría bajo la ciudad de Kownen sin que nadie lo supera.

Por aquellos pasillos no había nadie, solo ellos cinco. Caminaron en silencio hasta que llegaron a una puerta de acero cerrada a cal y canto. Enis se quedó completamente de frente a ella sin dejar de pensar en que al otro lado de aquella puerta había un chico al que habían secuestrado por su culpa y le entró el pánico.

–Yo... yo no puedo ver esto.– Dijo e intentó irse, pero Aro la cogió de la mano.

–Te prometí que no te obligaría a quedarte, pero creo sinceramente que deberías.

Enis se quedó un par de segundos mirando a Aro a los ojos sin soltarle la mano hasta que al final decidió quedarse. Realmente no quería hacerlo, pero las palabras de Aro se clavaban en ella de tal manera que le era imposible hacer o decir lo contrario a lo que le decía.

Airyn abrió y dejó que los demás entrasen mientras ella se quedaba fuera a vigilar por si a alguien se le cruzaba el cable y decidía bajar. Una vez dentro, cerraron la puerta y encendieron la luz, cegando un poco a Keyer por el hecho de haber estado a oscuras tanto tiempo. Aquella parecía la celda de una cárcel antigua, pero a pesar de ello, habían mantenido a Keyer atado a una silla y con una mordaza que le impedía pedir ayuda. 

Aro sintió como el corazón de Enis se hacía pequeño con solo agarrarla de la mano. Así que le hizo un gesto a Bri para que se quedase con ella mientras él le soltaba la mano y se acercaba a Keyer. Él le miraba mientras se acercaba bastante serio, como alguien que no tuviese miedo. Aro esperó un par de segundos antes de empezar a hablar en los que mantuvo un intenso duelo de miradas con Keyer.

–No nos conoces.– Dijo al final.– Pero lo harás. Así que por el bien de tu preciosa cara te aconsejo que respondas a lo que te digamos sin trampas.– Dijo mientras le levantaba la cabeza y Keyer se soltó con un gesto de desprecio. Aro levantó la cabeza y después con un par de dedos le quitó la mordaza.

–¿Qué coño es esto?– Preguntó mirándole y después miró a los demás, que se habían quedado detrás de Aro.

–No los mires a ellos, mírame a mi.

–Es ella, ¿verdad?– Dijo mirando a Enis.– Ella es la Inmune, ¿verdad?

–He dicho que no la mires.

–¡Tienes que escucharme!– Dijo sin dejar de mirar Enis.– ¡Sea lo que sea lo que te hayan dicho de nosotros, es mentira!– Gritó en busca de algo de ayuda por parte de ella, pero antes de que pudiera decir nada más, Aro le hizo callar dándole un puñetazo en la cara.

La cabeza de Keyer salió disparada hacia la derecha escupiendo un poco de sangre, lo cual asustó a Enis y a los demás, pero a ella bastante más. Keyer se mantuvo quieto mientras le sangraba el labio y Aro le miraba muy serio, con el puño también algo manchado y preparado para otro golpe si fuera necesario.

–No le hables.– Le advirtió y después se giró hacia Bri, quien sujetaba a Enis.– Fuera. Ya.

Bri sacó a Enis de la celda y se la alejó un poco de allí sin que Airyn hiciera preguntas. Al ver la cara de horror de Enis se figuro que Aro se había puesto serio.

–¡No puede hacerle eso!– Dijo Enis a punto de llorar mirando a Bri con la esperanza de que la dejase ir a pararle.

–Claro que puede.

–¡Estaba sangrando! Solo quería hablar conmigo. Déjame que solo...

–Enis, si te convence para ir con él, las cosas se te complicarían mucho.

–Pero...

–Creo que Aro debería haberte advertido antes de dejarte ver esto. Será mejor que vuelvas arriba.– Dijo empujándola un poco.

–¿Va a seguir pegándole?

–Aro solo hará lo que sea necesario.– Le dijo Bri empezando a marcharse de nuevo con los demás.– Lo siento. Intentaré que no se pase pero... Lo siento.

Enis se dio media vuelta a la vez que Bri y salió corriendo intentando no llorar por el camino.

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