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Capítulo 20

Aro y Athlas fueron hasta el comedor donde Airyn y Bri desayunaba solas tranquilamente, hablando y riendo. A medida que avanzaban, Aro desvío la mirada hacia la mesa en la que solían sentarse Pouke y sus amigos y vio que Enis seguía con ellos.

La vio sonreír y pasárselo bien. Apartó la mirada justo en el momento en el que ella le miró a él para que no le pillase mirándola y siguió caminando con la cabeza alta hasta las chicas.

–Vaya, buenos días.– Dijo Bri.– ¿Dónde diablos estabais?

–Tenemos trabajo.– Dijo Athlas.– Bastante trabajo.

–¿De qué se trata?– Quiso saber Airyn.

–Cuéntaselo en privado.– Dijo Aro.– Yo tengo que hablar con alguien.

Al oír aquello, las chicas se pusieron serias, se levantaron y se fueron con Athlas mientras Aro se acercaba a la mesa de Pouke.

Fijó la mirada en él y como le hablaba a Enis con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando se dieron cuenta de que se acercaba, todos dejaron de hablar y le miraron, incluidos ellos dos.

–Lamento interrumpir... lo que sea que estuvierais hablando, pero necesito a Enis.

–Ahora si te interesa, ¿eh?– Dijo Pouke y los demás se rieron un poco. Aro intento mantener la calma centrándose solo en ella.

–¿Podemos hablar?

–Si, claro.

Enis se levantó y siguió a Aro hasta una sala vacía. Ella no preguntó qué era lo que quería hasta que estuvieron solos y él empezó a hablar.

Aro cerró la puerta, se sentó en una silla con el respaldo por delante para apoyar los brazos y le hizo un gesto a Enis para que se sentase delante de él. Aro le explicó todo lo que Athlas le había contado acerca del mitin y de cómo Uriel estaba usando todos los medios posibles para encontrarla, incluido el ofrecer una suma de dinero considerable.

–¿Lo entiendes?– Le preguntó Aro cuando terminó.

–Si...

–Ten cuidado con quien confías. Yo que tú no le contaría esto a nadie.

–¿No se supone que todos los que están aquí son de fiar?

–Eso es lo que quiero pensar. Pero de lo que yo crea a la realidad, hay un trecho bastante grande.

–¿Y me cuentas esto para que desconfíe de todos?

–Te cuento esto para demostrarte que te tengo en cuenta. Y espero que sepas apreciar esta información y no hagas nada que te perjudique.

–¿Y que vais a hacer vosotros?

–Mover ficha.– Aro se levantó.– Vamos a ir a por Keyer Uriel. El hijo mayor del clan Uriel.

–¿Le vais a secuestrar?

–Es el plan.

–¡No puedes hacer eso!– Enis se levantó asustada y Aro la miró.– ¡Estamos hablando de una persona!

–No lo voy a matar.

–¿Entonces por qué...?

–No te obligaré a mirar si no quieres. Tampoco te obligaré a venir. Pero quiero que estés a salvo, y este es el primer paso.

–Quieres que sea capaz de tomar decisiones que no me perjudiquen, ¿y esperas que me quede aquí sentada mientras tomas decisiones que te perjudican a ti?

–Sé lo que hago.

–Pero tiene que haber otra opción.– Dijo preocupada al ver que Aro no reculaba.

–No es la primera vez que pongo mi vida en peligro. Saldrá bien.– Dijo saliendo de aquella sala y Enis le siguió.

–Si quieres tenerme en cuenta, escúchame.– Dijo ella agarrandole del brazo y girándole para que le mirase.– No lo hagas.

–Lo siento, Enis. Pero aquí funcionamos así. Te prometo que todo saldrá bien, nadie morirá y tú estarás a salvo.

Aro se soltó de las manos de Enis sin que ella opusiera resistencia y se marchó dejándola en mitad del pasillo.

Aquella charla con ella había removido algo en le interior de Aro. En aquella vida se preocupaban los unos por los otros, pero la preocupación que le había mostrado Enis iba más allá de lo que jamás había vivido. Por eso quería que aquello saliese bien, para poder estar un paso más cerca de acabar y de ponerla a salvo.

Llegó a la sala donde Athlas y las chicas estaban hablando y esperó a que Athlas terminase de hablar para entrar.

–¿Qué opináis?– Les preguntó Aro.

–Que estas como una cabra.– Dijo Bri.– Pero... podría funcionar.

–Es un buen primer paso.

–¿Y cuando quieres hacer esto?

–Cuando lo sepamos todo sobre Keyer.– Miró a Athlas.– Quiero saber donde está, en que departamento trabaja, a que hora entra, a que hora sale, si sale solo o con alguien... Quiero saber hasta a qué hora va a al baño y cuanto tarda.

–Me pondré a ellos.

–Nos pondremos a ello.– Dijo Airyn.– Es temprano, si lo hacemos bien y rápido, puede que podamos hacerlo esta noche.– Aro dio una palmada y la señaló.

–Sería maravilloso.

–Pues venga, todo el mundo a trabajar.– Dijo Bri.