Capítulo 5

93 11 1
                                    

La expresión de Eurus no relajó a Enis. Sabía que algo no había funcionado bien cuando no sintió ningún efecto después de que el Gas desapareciese. Técnicamente debía de olvidar lo que le habían ordenado que olvidase, pero lo recordaba todo perfectamente.

–¿...Qué?– Susurró Eurus sin que casi se escuchase.

–Lo recuerdo todo, Eurus. Recuerdo qué es una manzana, que necesitaba manzanas, y recuerdo como se roba.– Eurus encogió el pecho.– El Gas no ha funcionado.

–El Gas siempre funciona.

–¿Y por qué no he olvidado nada?

Al ver que varias de esas personas que había allí habían escuchado lo que estaban hablando, Eurus entró un poco en pánico. Cogió a Enis de la mano y ambos salieron corriendo de allí. Llegaron a la moto, se pusieron los cascos en silencio y salieron de allí lo más rápido que pudieron.

Eurus sabía que no podía llevar a Enis a casa tan pronto. Si había agentes que habían escuchado que a Enis no le había hecho efecto el Gas, irían allí a buscarla, así que puso rumbo a la fábrica. Una vez allí, Enis saltó literalmente de la moto quitándose el casco y dio un par de pasos para intentar calmarse.

–Esto no está pasando. Esto no está pasando.– Repetía una y otra vez.

–Enis, calmante.– Le dijo Eurus quitándose el casco y bajando de la moto más despacio que ella.

–¿Cómo quieres que me calme? ¡Me han gaseado y no ha hecho efecto!

–No sabemos qué ha pasado.

–Yo sé que no ha pasado...

–Eh, tranquila. Aquí seguro tiene que haber alguien que haya probado el Gas alguna vez. ¡Vamos a intentar no perder la cabeza!

Eurus cogió a Enis de la mano y la subió hasta la primera planta. Reunió a todos las personas que había allí en aquel momento y preguntó quiénes había probado el Gas.

–Yo.– Dijo uno de los que tocaban la guitarra con Eurus y se acercó a ellos.

–¿Por qué no me extraña, Yiko?

–Porque me conoces.– Yiko asintió como si fuera obvio.– A ver, ¿qué habéis hecho?

–No, aquí no. Ven.

Eurus llevó a Enis y a Yiko a una sala vacía. Quería asegurarse de que solo las personas indispensables sabían lo que había pasado. Cuando se aseguraron de que estaban solos, Eurus y Enis le contaron a Yiko lo que había pasado en el mercado.

–Joder.– Exclamó mirando a Enis.– ¿Y lo recuerdas todo?

–Absolutamente.

–¿El Gas que inhalaste olía a algo?

–Si, a... galletas y a canela.

–¿Y la nube te pilló bien?

–Le echaron suficiente Gas como para domar a un león.– Dijo Eurus.

–¿Alguna vez habías probado el Gas?

–No. Nunca me habían pillado.

–Pues no lo entiendo.– Yiko miró asustado a Enis.– Es... muy extraño. Imposible, diría yo.

–¿Es posible que no lo haya olido bien?– Quiso saber Eurus.

–Solo con un segundo en Gas basta para olvidar diez minutos de tu vida.

–Eurus, me estoy empezando a asustar.

–Y no eres la única.– Dijo Yiko empezando a irse.

–¿A donde vas?– Le preguntó él.

–Os juro que no diré nada a nadie, pero no quiero tener nada que ver con esto.

Yiko salió de allí corriendo mientras Eurus intentaba detenerle, pero no pudo hacer nada. Enis se quedó en medio de la sala sintiéndose rara. Toda su vida había tenido miedo de que utilizarán el Gas con ella, pero ahora que lo habían hecho no había funcionado. No le había hecho efecto. Si aquello se llegaba filtrar a aquellos Fortunos que controlaban el Gas, solo Dios sabía que le harían.

Eurus volvió a la sala y vio a Enis muy quieta, abrazándose a su misma y sintiéndose más pequeña que nunca.

–No se va a acabar el mundo.– Le prometió él.

–El Gas no me afecta.– Dijo mirando al suelo.– Vamos a decir las cosas como son. Y cuando en Kownen se den cuenta vendrán a por mi.

–No dejaré que te hagan nada.– Dijo acercándose a ella.

–Los Fortunos odian lo que no pueden controlar. Y alguien a quien no le afecta el Gas es algo que no pueden controlar.– Le miró.– ¿Cuánto calculas que tardarán en venir a buscarme?

–¿Y si actúas como si te hubiera afectado? Es su palabra contra la tuya.

–Había gente esta mañana en el mercado que nos ha escuchado, Eurus. Y le tienen tanto miedo a los agentes que no les mentirían.

–¿Y si luego no pasa nada?– Dijo él de repente y Enis parpadeo perpleja.– Estamos dándole mucho bombo a todo esto. A lo mejor no eres la única a la que le ha pasado esto y es completamente normal.

–¿Tú crees?

–Agobiándonos no ganamos nada. Pasando miedo tampoco. Así que, ¿por qué pensar que esto es malo? En realidad es una buena noticia.

–Una noticia que no debería de ser así.– Eurus suspiró, le puso las manos en los hombros y la miró con sus imponentes ojos azules.

–No podemos hacer nada al respecto. Así que relájate. No pasa nada. Sigamos con nuestra vida. Seguro que todo esto es una tontería.

–Ojalá tengas razón...

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora